jueves, 12 de mayo de 2016

Las nietas de los heroes.

Jose Ignacio Pino desde Venezuela

Amigos, hoy que se conmemora el 71° Aniversario de la Victoria de las fuerzas del bién sobre el mal, quisiera rendir un sentido homenaje al más modesto soldado soviético, mi tutor académico en la facultad de FIZMAT de la UDN, el profesor Vasili Mijailovich Akimov. Para él la segunda guerra mundial comenzó el mismo día 22 de junio de 1941, lo sorprendió prestando su servicio militar en Brest, ciudad fronteriza con Polonia, probablemente no contaba con más de 20 años de edad, fue hecho prisionero por los nazis y llevado a un campo de concentración polaco, de allí se fugó y se incorporó a las guerrillas antifascistas, hasta que a fines de 1943 fue nuevamente capturado en Ucrania desde allí fue enviado a un campo de exterminio, no recuerdo si en Checoslovaquia o en Alemania ( si recuerdo haberle oído mencionar Teresen, Belsen). En este último campo permaneció hasta que fue liberado por las tropas soviéticas en 1945, eso sí, tuvo que luchar con sus otros compañeros de cautiverio contra los esbirros que querían eliminarlos a todos antes de abandonar el campo de exterminio, ante la inminente cercanía de las tropas soviéticas. Al término de la guerra V.M. Akimov regresó a su país después de haberle ganado la pelea a la muerte y de haber luchado honestamente durante 5 años por su patria de la manera más heroica de la yo tenga conocimiento. De regreso a Moscú su tren no paró en la estación Bielorruskaia, Akimov no pudo bajarse de su vagón porque el tren siguió rumbo a Siberia, fue acusado de traidor a la patria, el delito por el que se le condenó, sin juicio alguno, fue por haber tenido la valentía de fugarse de un campo de concentración nazi y de haber luchado en una guerrilla no controlada por el poder reinante. Esa era la concepción estalinista ¨el que se fuga de un campo nazi es traidor¨. Allí permaneció cautivo hasta después de la muerte del tirano, en 1955 fue liberado y rehabilitado como persona y como militante del Partido Comunista. Fue condecorado con los máximos honores destinados solo para los héroes de la Gran Guerra Patria. La guerra para Akimov duró 15 años y sus efectos toda la vida. Su vida universitaria, como estudiante, comenzó después de los 35 años de edad, se graduó en Química en la MGU. El fue un hombre modesto, sencillo, con un sentido de afecto inigualable, el día 11 de septiembre de 1973, uno de los días más tristes de mi vida, me estaba esperando en el laboratorio que compartíamos en Danskoi, ubicado en el primer piso y muy cerca del guardarropa de la entrada, en la misma dirección de la puerta que daba acceso a la plazoleta previa a la entrada del stalovaia y que al cerrarse daba un portazo inolvidable, me abrazó y con lágrimas en los ojos me dijo, ¨se vienen días muy tristes para su país y para usted, cuente conmigo para lo que sea¨. Recuerdo que él nunca participó de los homenajes oficiales que se realizaban los días 9 de Mayo de cada año, me atreví a preguntarle la razón de su actitud y me contestó que él jamás aceptaría homenajes de los burócratas que durante la guerra permanecieron ocultos para no combatir al enemigo. Eso sí, el 9 de Mayo de cada año lucía en su pecho una estrella dorada de la misma forma de aquellas que adornan las torres del Kremlin. Pocas personas disfrutaban de la vida como lo sabía hacer Vasili Mijáilovich, desde beber una copa de vodca, piropear a una mujer, jugar tenis y hacer sentir bien a la gente que le rodeaba. El fue mi amigo y cómplice de algunas de mis aventuras juveniles y si suponía que yo estaba en buena compañía dentro del laboratorio él se abstenía de entrar y restringía el ingreso, para hacerlo llamaba por teléfono previamente. No fue un académico de los más brillantes de nuestra Universidad, pero si fue el mejor ser humano que me ha tocado conocer en la vida, fue el mejor padre ruso que pude tener. Mi cariño y eterno respeto por Usted Vasili Mijailovich, esté donde esté, aunque estoy seguro que debe estar en un lugar de privilegio en el cielo de los seres humanos exepcionales. Jose Ignacio Pino Arancibia desde Venezuela