sábado, 24 de enero de 2009

Rusia, multinacional.

Queridos Lumumberos !

                                          Rusia siempre ha estado orgullosa de ser una nación multinacional. Se dice que en su territorio viven 103 nacionalidades, en paz y armonía. Pero cuando vives en Rusia o trabajas allí, te das cuenta que se trata de una armonía relativa, llena de incertidumbres y de temores extranjerizantes, por un lado, y de temores de marginación institucional, por el otro. Con los años se llegó a denominarse en forma diferente a los ciudadanos a como se autodenominaban durante la Unión Soviética. Antes todo el mundo era soviético de ciudadanía, pero su nacionalidad, plasmada en el pasaporte de uso interno, se leía claramente : Chechenio, Hebreo, Chuvache, Moldavo, Dagistano, etc. Juan Cañazo (Yelsin), optó por cambiar la denominación de soviético a “Rasianie”, para todos aquellos que habitaban el territorio de la Federación Rusa y tras el desparramo de la URSS. Una denominación que debería esconder el racismo intrínsico de los Rusos en contra de las otras nacionalidades. A los caucasianos les llaman “Chornie”, a los asiáticos “Tataren”, a los judíos “hebrei” y son gente muy mal considerada en la Federación. Los grupos nacionalistas y fascistas Rusos se han multiplicado como callampas en el país, en donde encuentran acogida la mayoría de los jóvenes cesantes, los miembros de las instituciones de represión del estado y los racistas sanguíneos del país. Existen, paralelamente, ciudadanos que encuentran inadmisible el estado de cosas y tratan de organizarse en grupos que, a través de la legalidad existente, pretenden ponerle atajo a un desarrollo que podría resultar fatal para el país. Un poco recordando la historia reciente en la Alemania Nazi, donde al final las minorías étnicas resultaron ser las víctimas de un régimen carcelario y represivo. El asesinato de el abogado Stanislav Markelov y de la periodista Anastasia Baburova, ocurrido recientemente en Moscú, apenas apareció en los informativos de la TV vertical del régimen. Más que nada para que la prensa Europea y mundial no se hiciera eco de la demanda silenciosa de grupos de derechos humanos de Rusia.  Pero quien piense que se trata de un echo aislado, peca de inocencia consuetudinaria. Los asesinatos por encargo son un echo corriente en la Rusia de hoy. Los asesinatos por odios raciales, son el fenómeno más reciente y más silenciado por las estructuras del poder en cuestión. Cada día se reportan apaleos, encerronas, expulsiones de “Rasianies” en Moscú y Leningrado, prohibición de practicar una profesión si no tienes prapiska en la ciudad, etc. Si eres algo importante, ya sea se trate de un científico o de alguien que tenga mucho billete, las consideraciones tienen sus límites. La mafia y sus sabuesos, entregan órdenes específicas a quienes se deben y no se deben tocar. Pero el desprecio por ser diferente, lo recibes igualmente. El asesinato de Markelov y de Baburova fue a plena luz el día y en la inmediata cercanía con la palanca de poder del Kremlin. Donde cada tercer parroquiano es un policía. Solo que a Markelov se le ocurrió intervenir en contra de la puesta en libertad anticipada de un coronel  que secuestró, violó y asesinó a una joven Chechena de 18 años, hace tres años. El hombre fue condenado a diez años de cárcel, bajo las protestas de la soldadesca Rusa en Chechenia, que consideraban una condena abusiva. Se trataba solo de una Chechena, equivalente a maltratar a un perro, para lo cual con una amonestación habría sido más que suficiente. Hasta el presidente de Chechenia “Kadirov” estaba indignado por la liberación del bellaco. Un conocido títere del pelao Putin en el cáucaso, lo que obligará al pelao a regalarle un par de automóviles Mercedes Benz nuevos para que termine cerrando el tarro. No hay democracia en la nueva Rusia. Las libertades están más que restringidas y solo existen un par de diarios que se atreven a interrumpir la quietud de los mafiosos que realmente gobiernan ese gran país. Alexander Lievedev, un multimillonario que llegó a ser tal sin robarle al patrimonio del estado Soviético, es uno de los dueños de el diario “Novaia gazeta”, junto a Michael Gorbachov, le hacen la pelea a Putin y a Medviedev. Gorbachov es señalado como enterrador del poder soviético, pero arrepentido, según cuentan en Moscú. Levedev fue compañero de armas con el pelao Putin en la KGB. De ahí que lo consideran, por el momento, casi de intocable. Pero todo puede cambiar. Si no, pregúntenle a Jadarkosvki, condenado en Siberia por abrir el tarro contra el pelao. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 24.01.2009.-                         

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