viernes, 16 de junio de 2023

Fuego amigo.

 En el transcurso de la historia y los gobiernos ha sucedido en múltiples ocasiones que los mejor intencionados líderes y coaliciones han fallado, no tanto por la feroz acción de los opositores y la opinión pública sino por la inacción, la incompetencia o incluso, la mala intención del propio círculo interno del gobierno y de los partidos que lo sustentan.

Es el precio de los gobiernos democráticos, los que respetan la independencia de poderes, aquellos que permiten la diversidad de opiniones y no poseen maquiavélicos círculos para perseguir y acallar a sus propios partidarios. Me refiero específicamente a los chupamedias que aplauden al presidente pero hacen otra cosa. Cada día vemos errores infantiles cometidos por funcionarios de alto nivel que se supone que lo deberían saber mejor. 

Y así los vamos cambiando por otros con más experiencia histórica pero que no conforman ni la idea ni el programa original por el que votamos.

Los gobiernos para ser exitosos no deben parecerse a otros gobiernos del pasado que no fueron tan exitosos pero dejaron una buena fama de gloriosos. 

Tampoco eso es lo que prevalecerá en la historia. Los actos gloriosos son para los escudos y billetes de cambio. El pueblo lo que recuerda es el mejor bienestar, el mejor nivel de vida, mejores pensiones, mejores viviendas, mas educación y salud.

Aquellos colaboradores que se atropellan por dejar una huella histórica, aferrados a consignas y lemas no le hacen ningun favor a los gobiernos. Más bien los hacen fracasar.

Basta ver a las conocidas dictaduras, plagadas de letreros, recetas invariables, fracasos en todos los aspectos y grandilocuentes para descalificar e insultar a quienes no siguen sus caminos al fracaso.

Despacito por las piedras y ojo al charqui. Esa sola recomendación habria que darle a los funcionarios que se atragantan, se pisan los cordones y no dan pié con bola.

Chile y el presidente merecen algo mejor.

No hacerle tantos regalos a esa malévola oposición.

Marcos O. Medalla