lunes, 11 de febrero de 2019

La Tabla de los Elementos. M.O. Medalla

En mi Liceo catalogabamos a los profesores en dos categorias: los que clasificaban y los que no clasificaban. Los primeros establecian grandes tablas donde ponian los elementos de su especialidad de acuerdo al tamaño, al numero, a las cantidades de atomos libres, al numero de versos, al narrador y a los narrados. Las sinfonias perfectas y las inconclusas ,las guerras punicas, los ordenes corintios y los doricos. Todo se clasificaba y todo tenia que entrar ajustado y perfectamente limitado a las normas establecidas.
Los otros profesores no clasificaban y usaban su tiempo en tratar de explicar a su manera los fenomenos y nos advertian que todo dependia de la duda, del pensamiento de cada cual, de las circunstancias en que uno se encontrara para juzgar el arte  la politica, el universo y las emociones.
A poco andar nos dimos cuenta en la vida que casi todo estaba clasificado: uno era de izquierda o derecha, ateo o religioso,  blanco o negro, tolerante o fanatico ; habia gente buena y gente mala, los muertos iban al cielo o al infierno, civiles y militares, fieles y musulmanes.
No paso mucho tiempo para darnos  cuenta que debiamos recordar a los profesores que no clasificaban y comenzar a tomar nuestras propias decisiones basadas en la experiencia y en la conducta de los sujetos. Ahi comenzo nuestra liberacion.
Comprendimos que no siempre quienes se decian de izquierda favorecian a los pobres y no dañaban a las mayorias. Las clasificaciones en politica solo servian para confundir a la gente y los de izquierda eran tan dañinos como los de derecha.Si los de derecha asesinaban a un millon de personas  eso era genocidio. Si los de izquierda exterminaban un millon eran enemigos del pueblo. Todo clasificado.
Los fieles y sacerdotes eran pedofilos y degenerados contra la clasificacion que nos habian enseñado. Lo blanco no siempre era puro y lo negro no siempre perverso, habia siempre un termino medio.
Y asi comenzamos a ser mas libres. A medida que nos deshaciamos de los dogmas y estrictas leyes de la etica y moral y comenzabamos a aplicar el sentido comun y el razonamiento propio, descubrimos que esos profes no habian sembrado en vano y nosotros, sin saberlo ni sospecharlo, habiamos recibido la mas util de las herramientas.
Veo a esa gente que sigue repitiendo de memoria las largas y permanentes leyes de sus clasificaciones y cuanto me alegro de haber aprendido a ser infiel, ni de izquierda ni de derecha, ni ateo ni pechoño, ni chicha ni limonada. Eso me ha permitido denunciar al fascismo y al estalinismo sin mirar la tabla de los elementos.

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