lunes, 28 de septiembre de 2009

Algunas reflexiones.

Queridos Lumumberos !

                                         Leyendo algunos comentarios de viejos Lumumberos, me quedó el sabor que aún persiste la tentativa de amarrarnos a principios morales que deberían formar parte de nuestro metabolismo. Por ahí se expresa incluso la sospecha que esos principios estaban ausentes antes de viajar a estudiar a la Unión Soviética. Con mayor fuerza, sin embargo, se expresa la acusación de que esos compañeros se pasaron a la trinchera “enemiga”, que han echo suyos los postulados neoliberales, traicionando al Marxismo Leninismo y la cacha de la espada. Eso que se le tire basura a Chávez o a otro caudillo latinoamericano se dice al margen, pero con bastante respeto y sin entrar en polémica. Se trata aquí de compañeros bien intencionado y con ánimo de cooperación en lo que respecta a la discusión de los desarrollos que tienen lugar en nuestra América latina. Pero al mismo tiempo, existe un grupo en algún lugar de la Europa occidental, que maldice todo aquello que suene a crítica o reaccionario en sus cabezas. En este grupo no es posible salirse de los márgenes establecidos en partidos políticos que conformaban el área de los denominados “cabezas de piedra” ni mucho menos decir en serio que la Unión Soviética ya no existe. “Disciplina compañero !”, era la frase que te obligaba a cerrar el tarro o a correr el riesgo de pasar a control y cuadros para refrescarte la ideología y la conciencia. Es innegable que en Europa occidental tienen todo el derecho de pensar o actuar así. Los verdaderos culpables son aquellos que agachan el moño y aceptan las vejaciones de otros tiempos, en circunstancias que podrían hacer uso de esa democracia que gozan hoy para mandar a la cresta a estos falsos profetas. No existe, en mi opinión,  nadie que crea tener derecho a subyugar opiniones o posturas luego del desarrollo histórico de finales del siglo XX. Para muchos de estos profetas es un poco la tableta que les ayuda a disminuir el derrotismo de haber tenido que vivir el desplome de la ex Unión Soviética y el desastre económico de otros países del socialismo real, aún existentes. Pero vamos por parte, para no pasarme de la raya.

Cuando llegamos a la Unión Soviética u a otro país del socialismo real europeo, muchos de nosotros no tenía conciencia cabal a donde carajo llegábamos. Sabíamos que era la oportunidad de nuestras vidas el seguir estudios superiores, sin tener que vivir las pellejerías en nuestras realidades nacionales. Sobre el particular estaré eternamente agradecido del pueblo Soviético por esa ayuda. Si alguien no estaba enterado de como se forjó esa “democracia” en los países del socialismo real, eran sus propios habitantes. En su mayoría la gente joven de esos países. Los viejos que habían sufrido la represión, los GULAG y el aplaste cerraron el tarro, porque nadie podía seguir “ñipeando” con la amenaza de caer de vuelta en el molino del atropello de los derechos humanos. 17 millones de Soviéticos jamás volvieron a sus familias, por decir una cifra quedándome corto, como se ha visto más tarde. Ni hablar de la historia que se contaba. Resultó que era más falsa que sostén de maricón. El desplome y el caos de hoy en día, producto del mismo, dejó en sus casas a los “patriotas” cuando llegó la hora de defender las “realizaciones”. Los saqueadores no tuvieron contrincantes a la hora de la apropiación. No existía conciencia, en consecuencia, de salir a defender los las migas del esfuerzo de décadas. Durante muchos años defendimos los Lumumberos lo indefendible. Hasta que llegó la hora amarga de establecer las realidades y la causalidad de la hecatombe. Fenómenos similares tienen hoy lugar en los países que sustentan regímenes denominados socialistas, pero que se encuentran al borde del abismo económico y social. Otros países, sobre todo de nuestra América, soslayan desarrollos parecidos, sin haber establecido a ciencia cierta los errores que hicieron posible la derrota de estos regímenes. Se cierran los ojos ante los atropellos de los derechos elementales, se trata de traidores a gente desconocida que, en su mayoría, solo tienen aspiraciones de vivir con una dignidad mínima. Se aplauden “conquistas” que solo existen en los panfletos propagandísticos de la Elite administrativa de algunos de esos países, pero solo en el extranjero. Los ciudadanos reales que allí viven, tienen que cerrar el tarro y soportar las humillaciones que les impone el régimen, so pena de ser acusados de “terroristas” a sueldo del imperialismo norteamericano. Indudablemente que ha cambiado nuestra postura en lo que respecta a partidos gobernados por algunas familias, pero que hacen gárgaras con el marxismo leninismo y con el progreso que dicen representar. Los regímenes del socialismo real Europeo se fueron a las pailas por su propio peso. No creo que millones de personas digan haberse sacudido el yugo de las autocracias y no sepan de lo que están hablando. Muchos de nosotros estamos ponerle coto al capitalismo rapiña corrompido de nuestros países, pero en ningún caso caer en la desdicha de ser objeto de cadenas o de ser presa de los que sueñan tomar el sartén por el mango y disponer de la vida humana como les parezca. El tema da para largo. Lo único, a lo mejor, es que en ningún caso aceptaremos mordazas de una manga de fanáticos que solo sueñan con arreglarse particularmente la corbata, en desmedro de las libertades individuales del resto. Agradecido del pueblo Soviético, siempre. Pero jamás esclavo de lo que le pueda parecer a un par de Talibanes que nos acusan de haber entregado nuestras convicciones de libertad y democracia, por vivir a pata ancha en el capitalismo del primer mundo. Nuestro sustento lo hemos ganado con mucho trabajo y pasando las de kilo y kako. Nadie nos ha regalado nada ni vivimos a expensas de las organizaciones sociales de los países en que vivimos. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 28.09.2009.-    

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