sábado, 31 de agosto de 2019

La Revolucion. M. Medalla

Leo atentamente el pensamiento expresado por el maestro Thich Nhat Hanh y me alarmo muchisimo. No porque el maestro diga algo nuevo y revelador sino por la dificil tarea que encomienda: Ser tolerantes y aceptar y abrir la puerta al pensamiento opuesto al nuestro.
En el mundo de hoy, estamos al alcance de todas las informaciones y con ellas en nuestro cerebro nos podemos considerar absolutamente dueños de la verdad; al menos la verdad que satisface nuestro raciocinio y nuestra comprension. Es absolutamente inaceptable para nosotros aceptar la mas minima posibilidad  de que la opinion de nuestros contrarios pueda ser razonable. Partiendo desde ahi, nos movemos en un mundo completamente intolerante, antagonico, hostil y agresivo entre unos y otros. Eso sucede dentro de nuestra familia directa, entre nuestros mejores amigos y amigas, con nuestros conyuges e hijos e hijas. Mas alla,  el abismo de las opiniones divergentes abarca el resto de la sociedad, a los gobernantes y opositores de nuestro pais y luego de otros paises y continentes. Nuestra opinion se ha blindado y fortalecido de tal forma, que resulta absurdo e innecesario ni siquiera escuchar o leer la opinion de los contrarios. Incluso quienes se consideran muy respetuosos de la opinion ajena, no estan dispuestos a ceder ni un milimetro en sus posiciones.
Por ello, leyendo al maestro Thich Nhat Hanh, hombre que ha dedicado su larga vida a enseñar el camino budista, nos alarmamos ante la tarea poco menos que imposible que nos aconseja. Para lograrlo, se necesita una gran revolucion. Una revolucion mucho mas costosa y dificil que las revoluciones francesa, rusa, china, cubana; incluso mas costosa que la revolucion industrial o la revolucion del internet. Para lograr el entendimiento y tolerancia que aspira el maestro Thich Nhat Hahn se precisa una profunda revolucion de las ideas, de la educacion, de las opiniones en orden a lograr que la especie humana logre comprender que el entendimiento mutuo es el unico camino del progreso. Notese que esta revolucion, a diferencia de las anteriormente nombradas no debe perseguir la uniformidad de las ideas. La variedad de las ideas es imprescindible para el exito de la tarea. La ulterior conclusion de esta casi imposible revolucion es el respeto mutuo, la tolerancia, la renuncia a imponer un modelo o una idea sobre las otras. Casi imposible de lograr de tan solo pensarlo. Sin embargo, no hay otro camino y de no conseguirlo, nuestro planeta seguira dominado por una especie que hace las guerras,   destruye el medio ambiente, emplea el trabajo esclavo y el trabajo infantil, permite la mas obscena diferencia en los niveles de vida, practica la discriminacion racial y los odios religiosos.
Con pavor, vemos que hay gobernantes que no dudan en mantener a sus pueblos en el hambre y las enfermedades con tal de no ceder en sus posiciones politicas y hegemonicas. Potencias
lejanas usan los recursos de sus paises para bombardear, bloquear, asesinar por encargo en lugares lejos de sus fronteras. 
Para quienes, como el maestro Thich Nhat Hahn, nos aprontamos para abandonar esta vida, nos queda solo expresar la esperanza de que las nuevas generaciones de jovenes tengan mas exito que nosotros. La verdad sea dicha, nuestra generacion lo hizo muy bien en la tarea de la intolerancia y la division. Fuimos maestros.

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