sábado, 1 de mayo de 2010

El celibato culpable de la perversión ?. Disculpa deshonesta.

Queridos Lumumberos !

                                          Leo la confusión que existe en Chile, cuando se trata el tema de los abusos sexuales de los curas de la iglesia católica en contra de la infancia. Hay muchos interesados en mostrar esta aberración como una “falla” de la superestructura Vaticana, luego de haber aprobado el siglo V de nuestra era, el celibato. Para muchos no es ningún secreto que el celibato nació como una forma de detener las herencias de los curas, en el caso de parar las ojotas, y tener que dejarle el patrimonio a la esposa y a los hijos. La iglesia, en este caso la católica, era el lugar preciso para las familias acomodadas para ocultar a sus primogénitos homosexuales dentro de sus murallas. Con ello obtenían una doble ganancia. Los hijos eran respetados y santificados, mientras que al mismo tiempo eran de una utilidad extrema para defender los intereses de los poderosos de todas las épocas. Mucho más tarde empezaron a llegar “sacerdotes” pobres a estas instituciones, aceptados, más que nada, por el precario interés de los heterosexuales a integrase a una comunidad llena de misterios y prohibiciones. No es un problema del celibato, en mi opinión. Los abusos registrados (una parte ínfima de ellos) fueron y son en casi un 99% en contra de la infancia masculina. Son muy pocos los casos de los pedófilos que abusan de las niñas. En Alemania se detectó un convento en el sur del país, donde las monjas lesbianas hacían y deshacían con las internas, fundamentalmente niñas de la calle, producto de las guerras, de las catástrofes naturales o simplemente por pobreza extrema. La perversión llegó a su punto máximo, cuando se detectaron violaciones reiteradas a niños con deficiencias mentales o corporales. La ira de la población de Alemania se desató cuando quedó al descubierto un convento de niños ciegos, que fueron durante años presa de estos depravados. Y no estamos hablando de hace diez años o menos. Estamos hablando de 150 años atrás hasta nuestros días. De repente aparece un cura que tiene a su secretaria como amante. A esos curas deberían entregarle una medalla por ser curas y, para más remate, honrados y machos recios. Son, sin embargo, las excepciones. Estos compadres son víctimas del celibato, sin lugar a dudas. Pero que el diario electrónico “EL  Mostrador” publique un artículo de Raffaella Di Girolamo, me lleva a escribir este mensaje. Allí culpa al celibato de todos los males, en total contradicción con lo ya publicado en todo el mundo. Lo cierto que se trata de homosexuales pedófilos, pero no simplemente homosexuales normales, sino de pedfófilos perversos. Existe la diversidad del sexo, como suele llamarse ahora. Existen homosexuales que tienen otra orientación, pero que no abusan de la infancia. En el caso de miles de curas de ayer y de hoy, son perversos que se ocultan en la iglesia para cometer sus fechorías. Ciertamente que también los hay fuera de todas las iglesias, pero repito, la iglesia resultó ser el refugio ideal para estos perversos. La iglesia los acomoda, la iglesia los oculta, los traslada cuando quedan en evidencia sus fechorías, la iglesia les aplica el derecho canónico que simplemente consiste en decirle “ya pus guevón, córtala, de lo contrario tendremos a los tribunales civiles encima y, según el Papa, “hay que hacer todo lo que sea menester para defender a la iglesia”.El jueguito lleva decenas de años y recién, recién ahora las víctimas tienen la opción de contar sus martirios. El tema me “encajona” cada vez que lo toco y es la razón por la cual termino. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 01.05.2010.-

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