sábado, 7 de febrero de 2004

Chile y Bolivia, destino común

Chile y Bolivia, destino com첬n

 

Fecha edici처n: 07-02-2004
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Quienes estamos vinculados a la Primera Región sabemos lo importantes que son el entendimiento y la integración entre Chile y Bolivia.  Juntos tenemos una gran oportunidad para generar un poderoso nuevo polo de desarrollo para nuestros pueblos. Por ello es preocupante cómo los aspectos geopolíticos históricos, que tienen poco o nada que ver con el desarrollo económico común, enturbian los espíritus y perturban las voluntades necesarias para dar un puntapié a este proceso de desarrollo y creación de riqueza común.
Tres son las voluntades que deben conjugarse. La de un nuevo liderazgo pol챠tico en la hermana rep첬blica de Bolivia que sea capaz de cohesionar a su pueblo en torno a los verdaderos elementos econ처micos y de desarrollo que est찼n en juego y dejar de utilizar el sentimiento antichileno para ese prop처sito. La voluntad de las autoridades nacionales para definir una potente pol챠tica de integraci처n hacia Bolivia, que implica dejar atr찼s viejos esquemas de "neutralidad y transversalidad" en la forma de hacer pol챠tica econ처mica, entendiendo que enfrentamos una situaci처n especial de un pa챠s hermano que requiere ayuda y que amerita decisiones especiales. Y, en tercer lugar, la voluntad de una nueva generaci처n empresarial en el Norte Grande que comprenda las claves del futuro, abandone la funci처n de proveer comercio "informal" a Bolivia y se suba al carro de la modernidad y formalizaci처n del comercio internacional de Bolivia. A continuaci처n se profundiza en los dos primeros puntos.
Es comprensible que los aspectos geopolíticos y la histórica demanda por mar sean un instrumento recurrente de cohesión social en Bolivia. Sin embargo, no es correcto pensar que una salida al mar resuelva los verdaderos problemas económicos de Bolivia, que tiene que ver con la falta de inversión para la explotación de los cuantiosos recursos primarios que tiene el país, la falta de infraestructura vial para abaratar los costos de transporte del comercio internacional y la necesidad de fuerte inversión en educación. Condición necesaria para este tercer problema es generar la riqueza y desarrollo económico que viene con los otros dos.  Hacemos votos para que las conocidas ofertas chilenas de un eventual corredor en el límite norte de Chile junto a un enclave con autonomía tributaria en la bahía de Patillos puedan satisfacer al pueblo boliviano, de modo que Bolivia pueda abocarse a los verdaderos desafíos económicos que tiene por delante: la explotación de los recursos del subsuelo, agrícolas y agroindustriales en su país, junto al mejoramiento de la infraestructura vial y de su capital humano.
En cualquier escenario de soluci처n geopol챠tica, los bienes y productos transitar찼n por caminos chilenos y se transferir찼n en puertos chilenos. Nuestro sector privado puede aportar con capital a las inversiones requeridas, pero tambi챕n es imperativo que el Estado chileno consolide una nueva pol챠tica de apoyo a Bolivia. A la muy buena oferta chilena en las entrampadas negociaciones del TLC y a las importantes inversiones privadas asociadas a las concesiones de los puertos del Norte Grande, se requiere una nueva y decidida pol챠tica de inversiones viales del Estado y un apoyo bilateral para las inversiones viales en Bolivia.
En Chile hemos resuelto maravillosamente las necesarias inversiones viales urbanas e interurbanas en las grandes urbes del centro, pero seguimos con serias insuficiencias en las zonas extremas y regiones de menor densidad. Es absurdo que la soya boliviana viaje por el oc챕ano Atl찼ntico hasta el Estrecho de Magallanes, para luego subir por el oc챕ano Pac챠fico hasta Colombia y Venezuela, en un periplo de 60 d챠as, s처lo porque los caminos y las inversiones portuarias no son aptas para hacer el mismo recorrido en 15 d챠as por lo puertos chilenos.
Es absurdo que la carga se mueva en camiones desde Iquique al resto de Chile, s처lo porque la Ley no permite utilizar los buques que pasan hacia la Quinta Regi처n hagan cabotaje de carga. Los nuevos productos bolivianos pueden llegar con un ahorro de 30% en el transporte entre Iquique-Santiago si se levanta este anacr처nico obst찼culo.
Una decidida nueva pol챠tica hacia Bolivia debe contemplar, identificar estos problemas y resolverlos. Por ejemplo, se pueden escalar las prometidas inversiones en el corredor Huara-Colchane, que une Iquique con Oruro, Cochabamba y Santa Cruz. Se puede permitir el cabotaje de carga entre Iquique y el resto de Chile (que ya est찼 autorizado desde Arica). Finalmente se puede definir un programa de pr챕stamos bilaterales para la inversi처n en los corredores de integraci처n del lado boliviano.
Con US$ 22 millones que se requieren para el tramo Huachacalla-Pisiga, Bolivia tendr챠a un nuevo corredor comercial y Chile adicionar챠a a su prestigio internacional una nueva faceta de ayuda y apoyo a su vecino de menores recursos.

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