martes, 4 de agosto de 2009

Cuba discute su futuro

Cuba - Estados Unidos: hacia una nueva relación histórica
Elizabeth Burgos

Martes, 4 de agosto de 2009

Entre los días 20 y 21 de julio se realizó en La Habana el evento, Cuba-Estados Unidos: hacia una nueva relación histórica: oportunidades y desafíos, organizado por el “Grupo Mediático Opositor “Consenso”, relacionado al movimiento “Arco Progresista” de tendencia social-demócrata ilegal pero tolerado, como muchos de los grupos opositores internos que sobreviven en Cuba de manera precaria, y sus líderes son constantemente sometidos al rigor represivo del régimen.

El propósito del foro fue “el de poner en perspectiva las posibilidades que, desde la sociedad, se pueden activar para recrear una relación racional y mutuamente provechosa ente ambas naciones.”, reza la convocatoria. El que un grupo como “Consenso”, uno de los grupos opositores cubanos que ha tenido el tino de mantenerse alejado de la Oficina de Intereses de Estados-Unidos para no dar pie a ser acusado de “agente del imperialismo”, por una parte, y por la otra, porque precisamente aboga por el establecimiento de relaciones con Estados-Unidos desde una perspectiva autónoma, haya tomado esa iniciativa, significa un hecho altamente significativo.

El planteamiento del “Foro de Consenso”, demuestra de hecho, el abandono del discurso obsoleto del castrismo que tilda de agente del imperialismo cualquier opositor, y a gran parte de la oposición cubana, sobre todo, la primera oposición porque debemos decirlo, no le quedaba otra opción. Creo que es una relación de dependencia con Washington que todavía pervive en ciertos sectores, hecho que Fidel Castro ha explotado hasta la saciedad. Mantener una postura que no de pie a que se le identifique en alguno de esos dos parámetros, le otorga al Grupo Mediático una legitimidad innegable a los ojos del pueblo cubano sometido al chantaje del nacionalismo antiamericano desde hace medio siglo.

El “Foro de Consenso” apunta la necesidad de plantear varios imperativos si se pretende establecer relaciones exentas de los prejuicios y malentendidos que han caracterizado las relaciones Cuba -Estados-Unidos.

El primer imperativo es “la necesidad de destrabar un conflicto visceral” que ha determinado la suerte de millones de cubanos por el “tipo de respuesta articulada entre la clase política estadounidense y el gobierno cubano”.

El segundo imperativo es la incapacidad de ambas clases políticas para encontrar soluciones racionales a unos “vínculos que son inevitables” por la cercanía geográfica, razones de expansión geopolítica y geoestratégica. Si estos vínculos son inevitables, la cuestión radica en “cómo convertir en respetuosas, y mutuamente ventajosas”, unas malas relaciones que se reproducen de esa forma debido a “incapacidad de los actores estatales de imprimirles “un sentido creativo”.

El tercer imperativo le compete a la “diplomacia ciudadana”, pues la proliferación de actores no estatales, el dinamismo de la sociedad civil le han dado a las relaciones entre naciones una manera inédita de relacionarse, y si existe un vínculo entre países que necesita de la cooperación de la creatividad de la sociedad civil es el de Cuba-Estados-Unidos.

La propuesta del Foro de Consenso, constata que las opciones están abiertas “a partir del nuevo gobierno de Estados Unidos” que ofrece “condiciones inmejorables para “pensar las relaciones entre ambos países” y para abandonar la “perspectiva excluyente de una visión estrecha y superada”.

La respuesta contundente

Tras la celebración del Foro, tiene lugar la celebración del 26 de julio, fecha que conmemora el intento de la toma del Cuartel Moncada, inusitado y sangriento acto de violencia contra las instituciones. Raúl Castro pronunció el clásico discurso que hasta hace tres años era prerrogativa de Fidel Castro, en donde ya no mencionó reformas, ni perspectivas futuras menos sombrías, sino que le exigió a los cubanos más sacrificios. Difícil imaginar que otros sacrificios que los que ya sufren los cubano, podrán aportar para hacerle frente a la debacle económica de la isla.

La reacción no se hizo esperar. Al día siguiente mismo, con fecha 27 de julio, el partido Arco Progresista y el Partido Solidaridad Democrática, emitieron un Mensaje a la Nación, patrocinado por 72 organizaciones civiles de una contundencia y clarividencia pasmosa, del terrible y trágico cuadro en el que está sumergida la sociedad cubana hoy. El documento expresa que “Cuba está en una hora límite”, que “Cuba es un país fallido; los cubanos unos súbditos agotados y la burocracia una máquina de incompetencias.” “Nada nuevo: sólo que la nación ya no aguanta más.” El documento menciona la “magnitud del desastre” que “sobrepasa” el esfuerzo de imaginación de la propaganda cubana, avalada (…) por gobiernos, personalidades, y organismos internacionales “algo irresponsables”.

Los límites de la hora confusa que vive la isla, dejan “ver con claridad el error básico”: “la identidad, altamente peligrosa, entre la nación, la llamada revolución y un Estado patrimonial que ha colocado a los cubanos frente a un problema de seguridad nacional que “es necesario desactivar con dedicación, cautela y responsabilidad”.

Las consecuencias de esa configuración “peligrosa han cristalizado una matriz imposible para desarrollar cualquier proyecto de nación, desembocando en una crisis estructural que atrapa a todos los sectores de la sociedad”.

¿Qué tenemos? , se preguntan los autores del documento.

Las respuestas que proponen acerca de la situación actual de Cuba, delinean de manera tan verídica, tan profundamente dramática el contexto de la debacle, que merece ser citadas integralmente debido al paralelismo que e percibe nítidamente con respecto al sendero tomado por Venezuela en donde ya se perciben signos de lo que denuncian los cubanos, sólo que Venezuela ha llegado casi a lo mismo en diez años, mientras que en Cuba ha sido la obra de varios decenios: “Un país sin economía que, sin conexiones con la economía global, no está preparado para enfrentar las consecuencias de su crisis; un país sin visión, porque no busca horizontes; un país sin estrategia, que reproduce en círculo todas las políticas posibles del error; un país autofágico, que destruye sus legados; un país de ciudades y entornos deprimentes por los que no es recomendable transitar; un país anclado a las economías externas, que se supedita a la artificialidad de un proyecto como el chavismo, con su peligrosísimo tono imperial; un país que pervierte el sentido de la solidaridad cuando relega a los nacionales; un país que se niega a sus propias convenciones morales y legales, y a cumplir sus compromisos, y en el que se nos vende la picardía social y de Estado como regla suprema de convivencia y supervivencia; un país sin compasión, donde la crueldad se legitima al servicio supuesto del bien; un país improvisado en el que la seriedad es una excepción burocrática; un país que pierde la ética del respeto sobre el que erigir los valores necesarios; un país grosero donde la decencia del lenguaje y de los comportamientos se pulverizan de arriba hacia abajo; un país que convive sin sonrojo con la institucionalización constitucional del racismo, y que debe admitir un estilo y modelo de gobierno que está por debajo de la cultura, la diversidad, la experiencia e inteligencia de su sociedad. Un país en fin que, a pesar de los medios de comunicación oficiales y de los artistas e intelectuales del poder, se encamina a una desintegración segura y ordenada.”

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