sábado, 2 de febrero de 2008

La muerte de Volodia.

Queridos Lumumberos !

                                         La muerte de Volodia Teitelboim es indudablemente una pérdida para Chile, pero también para las letras latinoamericanas. No cualquiera alcanza los 91 años de Volodia, y son muy pocos los que pueden mostrar una trayectoria tan multifacético. Hubo de todo en su vida. Éxitos, frustraciones, persecuciones, exilios, triunfos, las alegrías normales de la vida, su absoluta convicción de los cambios que eran necesarios para transformar Chile y el mundo y su entrega a la lucha de los trabajadores. Recibió el reconocimiento de sus amigos, camaradas y de sus adversarios más obsecados. Lo que no es frecuente, dicho sea de paso. Porque Volodia nunca ocultó su postura política y siempre martilló sus convicciones abiertamente. Sin temerle a nadie ni a nada. Lamentablemente, después de tantos años de pelea, vivió el calvario de tener que aceptar que el reino del socialismo se le vino al suelo. Personificó la derrota. Le puso nombre y siguió aferrado a la magna tarea de convencer a sus partidarios que el socialismo a la Soviética , era el único camino de liberar al hombre de la explotación. Recuerdo sus discursos e intervenciones últimas. Allí analizaba los acontecimientos, con el absoluto convencimiento de que fueron personas individuales los que fraguaron la derrota del socialismo real. Los que “empapelaron el camino de los reaccionarios, para torcerle la mano al socialismo y al progreso”. En parte a lo mejor tenía razón, más nunca admitió que las estructuras de poder en el socialismo real fueron la piedra angular de la hecatombe. El socialismo sin democracia, no es la alternativa de los pueblos. Lo hemos aprendido en estos angustiosos años de un mundo unipolar y confuso. Desgraciadamente no es una lección que todos han tomado con la seriedad que se merece, ni han sabido proyectar su trascendencia. En algunas latitudes se mantienen aún regímenes represivos, que aseguran estar salvando “la libertad, el progreso y el socialismo”, con los mismos métodos del otrora socialismo, a espaldas de sus propios pueblos. Los administradores del poder difícilmente pueden ser incluidos en el conglomerado de los gobernados, que están obligados a sufrir las rigurosidades . Desde las cúpulas administrativas de los partidos comunistas y de los gobiernos que comandaron por décadas los estados, no se escuchaba el clamor de las masas. No se vieron los errores, se minimizaron las dificultades y se le dijo a los pueblos que todo marchaba viento en popa. Es un privilegio de los grandes ahora decir cuales fueron las falencias. Sin aceptar que justamente estos grandes fueron los que soltaron el poder y provocaron el zafarrancho. Nunca en la historia de la humanidad hubo tanto poder político y militar concentrado en tan pocas manos. El derroche también tiene nombre, pero no corresponde en este momento decirlo como lo hemos dicho ya en un sinnúmero de oportunidades. Claro que lamento su muerte, así como lamenté la muerte de Gladys Marín. Reconozco sus lealtades con los trabajadores de Chile y del mundo. Más faltó la consecuencia para admitir que la farra no fue obra y gracia del imperialismo, sino el producto de lo que se mantuvo en la caja de Pandora de los comités centrales por tantos años. Recuerdo a Volodia desde niño. En mi pueblo se decía que tanto él, como Luis Corvalán, tenían pacto con el diablo. Ni hablar lo que se decía de Salvador Allende. La muerte de Volodia coincide con el día de la muerte de Marcial Maciel. El creador del movimiento católico “los legionarios de Cristo”.    De Volodia no he encontrado ni una sílaba en los diarios europeos. De Maciel, un traficante de drogas y reconocido abusador sexual de menores, cualquier cantidad. El obispo Mexicano nunca recibió castigo alguno por sus fechorías, entreverado en las estructuras de la dictadura Vaticana. Es solo una coincidencia lamentable. Recuerdo a Volodia porque formé parte de un “tongo” partidario llamado “frente independiente de apoyo a Volodia Teitelboim”, en Marzo de 1973. Todo esto por una orden de la verticalidad del mando político de los colorados, naturalmente. El hombre, de exquisita cultura y en posición de una extraordinaria oratoria, explicaba con elegancia los procesos, las contradicciones de la sociedad chilena y los intereses de los adversarios en mantener viejas estructuras. La lógica era elemental de entender. El apoyo a Volodia, gratificante. No había problema que fuera comunista para muchos electores. Todo el mundo conocía su honestidad y su entrega a la lucha del pueblo chileno. Hubo oportunidad de escuchar al hombre Volodia Teitelboim también. Al ciudadano, a la persona, con las mismas obligaciones y necesidades del perraje que lo acompañábamos a los encuentros con los electores normales y silvestres de nuestro pueblo. Creo que su vida fue hermosa y digna. Su legado literario y político, digno de destacar. Sin embargo, en lo político, juré nunca ser como Volodia Teitelboim : CANUTO. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.   

Ren챕

Alemania, 02.02.2008.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.