jueves, 19 de febrero de 2009

"La sombra de lo que fuimos" Luis Sepulveda

El escritor chileno Luis Sepúlveda ha resultado este jueves el ganador del Premio Primavera de Novela, con una obra (La sombra de lo que fuimos) que reivindica a los perdedores, a los humillados y ofendidos por la dictadura chilena.

Sabe manejar los elementos narrativos con la sutileza  de quien lo ha hecho muchas veces

En esta edición del galardón, la XIII, la sorpresa la ha dado el español José María Beneyto, que ha quedado finalista con su primera novela, Los elementos del mundo, una crónica novelada de la Alemania de entreguerras que contiene en sus páginas una gran reflexión sobre los orígenes del nazismo y sobre el sentimiento de culpa.

Convocado por la editorial Espasa Calpe y Ámbito Cultural de El Corte Inglés, este premio, uno de los de mayor repercusión entre los países hispanohablantes, está dotado con 200.000 euros para la obra ganadora y con 30.000 para la finalista.

El saber de la contención

Con más de veinte millones de libros vendidos en el mundo, Luis Sepúlveda reside en Gijón (Asturias) desde hace años, pero  la noticia del premio le ha sorprendido en Santiago de Chile, y ha sido Ángel Basanta, miembro del jurado, el que ha explicado las claves de La sombra de lo que fuimos, una obra en la que "se ve la maestría de un autor que sabe contenerse y manejar los elementos narrativos con la sutileza propia de quien lo ha hecho muchas veces antes".

No en vano, Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949) tiene su obra traducida a sesenta idiomas -en concreto, su famoso libro Un viejo que leía novelas de amor- y ha merecido premios como el Rómulo Gallegos, el Gabriela Mistral, el Tigre Juan o el Superflainao.

Con humor e ironía, casi en tono de parodia, Sepúlveda ha ganado el Primavera con una novela de "exilio y desexilios".

Sepúlveda ha hecho una parodia de la que no se salva casi nadie

En La sombra de lo que fuimos, el autor refleja el desengaño de tres chilenos sexagenarios, quienes, desde "su presente de frustración y fracaso", evocan su juventud en los años sesenta y setenta, su relación con células comunistas y socialistas, y con el Gobierno de Salvador Allende, para recordar después el golpe de Estado de Pinochet, el exilio en distintos países de Europa y el regreso a un Chile en democracia, "un país que ya sólo existía en sus memorias", explicaba Basanta.

Basanta destacó "la gracia y comicidad" con que está escrita la novela de Sepúlveda, quien, "de vuelta ya un poco de todo, hace una parodia de la que no se salva casi nadie: ni la Rumanía de Ceaucescu, ni su juventud revolucionaria, ni el Gobierno de Allende".

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