sábado, 23 de mayo de 2009

Las glorias navales de Chile.

Queridos Lumumberos !

                                         Los pueblos a veces aprenden las lecciones del pasado remoto y reciente. Las guerras y los conflictos entre pueblos hermanos debería ser, con mayor razón, un pretexto para dejarlos de lado y dedicarse a los desarrollos que incorporen a los marginados al pan y al trabajo de sus pueblos. Leo la prensa chilena y me entero de los actos recordatorios de las famosas “glorias navales” de Chile. Si, las mismas donde el Huascar Peruano mandó a pique a la Esmeralda. Un barcucho de madera del cual se cuentan las historias más increíbles. El sacrificio de Arturo Prat, de Aldea y de Riquelme, por nombrar a algunos. Recuerdo mis días escolares, en donde todo el mundo inventaba alguna barbaridad para demostrar la valentía de este marino, en broma, naturalmente. Ya en cubierta del Huascar, Arturo Prat habría dicho “quien fue el hijo de puta que me empujó”. Pero no. Se recuerdan sus palabras de “al abordaje muchachos”, el último cañonazo de Aldea o de Riquelme y unas cuantas historias más. Se trata realmente de las glorias navales de nuestro país ?. Es como para morirse de la risa. Si ni los Peruanos ni los Chilenos tenían nada que decir en cuanto al origen del conflicto. Ahí había intereses foráneos y la carne de cañón fueron los ciudadanos de ambos países. Los europeos pocas veces recuerdan batallas, chopazos, escupos o borrada de raya. Muy por el contrario. Se han suspendido las marchas militares, las imputaciones a terceros y se han dedicado a escudriñar la historia para conocer los verdaderos antecedentes que motivaron las reyertas. A objeto de evitarlas en el futuro. Aquí no hago mención a Aldolfo Hitler. Ese fue un mentecato que se volvió loco e hizo volverse loco a todo su pueblo. No quiero recordarles la segunda guerra mundial en este modesto mensaje. Lo único que me preocupa, es que nosotros los chilenos, 130 años más tarde, recordemos una guerra o una batalla que nada tenía que ver con los pueblos en cuestión. Visitando Talcahuano, me encontré con una botecito de hierro cautivo, que fue nada menos el vapor que tenía aterrorizado a los mandamases de Chile de aquel entonces : el huascar. Cuando el senador Tomás Pablo propuso entregárselo a los Peruanos como un gesto de hermandad, lo acusaron de traidor, de vende patrias, de conchesuma, hijo de puta y maricón. Necesitamos realmente estas efemérides que solo producen escozor en los pueblos con los cuales tenemos que vivir en vecindad toda la vida ?.  No sería prudente recordar que en el bergatin chileno “la esmeralda”, se tuvo prisioneros a cientos de chilenos inocentes, en manos de estos héroes de Chile ?. Las paradas militares solo se celebran en autocracias o en países que fueron grandes potencias, pero que ahora solo quieren disfrazar los complejos de inferioridad. La ex URSS se daba ese lujo. Lo mismo ahora Rusia, que aparte de sus guatapiques nucleares, tienen menos fuerza militar y económica que muchos enanos de otros tiempos. A la mierda las festividades rascas de epopeyas que nunca fueron ¡!. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 23.05.2009.-

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