lunes, 18 de mayo de 2009

Ya me lo imaginaba, Marcos Enrique Ominami, hombriiii !!

Queridos Lumumberos !

                                         Una de las armas más eficaces en la política contingente de los estados, sigue siendo la demagogia. En pedir no hay engaño, reza uno de los proverbios más antiguos de Chile. De acuerdo a las circunstancias nacionales, es fácil inclinarse por una política diferente, sobre todo haciendo hincapié en los errores cometidos por las administraciones actuales de nuestro país. Los chilenos tenemos la costumbre y la tendencia de ser olvidadizos. La derecha chilena tuvo prácticamente todos los instrumentos para resolverlo todo durante la dictadura, abocándose, sin embargo, a restituir los privilegios económicos y políticos de las clases que empobrecieron al país durante décadas.. En términos macro económicos Chile irrumpió en las estadísticas de los países de gran desarrollo, pero hablar que se solucionaron los problemas básicos de nuestro país, sería absurdo y fuera de contexto. Muy por el contrario, me atrevería a decir. La desnacionalización de las riquezas fundamentales, la privatización de muchas áreas, tradicionalmente a cargo de la subsidiaridad del estado, pasaron a manos privadas, dejando fuera de atención y supervivencia a vastos sectores de la población chilena. La educación y la salud, los sistemas de pensiones, los bancos y el desmantelamiento de empresas del estado, que entregaban pan y salario a millares de familias, etc. Hoy Chile, en un período eleccionario, aparecen los grupos políticos con programas de soluciones que suenan muy bonitos y eficaces, pero que en ningún caso proponen soluciones financiables para un país en desarrollo como el nuestro. Al parecer, Marco Enriquez Ominami es uno de los “cauritos” moda en Chile. El que propone enfrentar los desequilibrios en forma audaz, pero que realidad le hace el juego a la derecha y al capital de las transnacionales. No se trata entonces de sentarse y esperar que alguien obtenga la victoria en las urnas para iniciar la oposición a las estructuras que ganen el evento eleccionario, sino que es procedente entregar los argumentos ahora, antes que ocurra un resultado desfavorable para las mayorías nacionales. Julián Alcayaga nunca ha tenido pelos en la lengua y aprecio el que destape la olla con argumentos sólidos. Las propuestas es una cosa, la realidad de poder implementarlas, es otra. A veces la simpatía personal de uno u otro candidato hacen olvidar las realidades que se conjugan. Lo importante es no perder la objetividad : de acuerdo al estrato social a que pertenecen los grupos políticos triunfantes, se inclinará la balanza de la gestión. Es una verdad que no admite discusión. Los exiliados que aún permanecemos en el extranjero estamos al margen de la contienda. Algunos dudaron y dudan del aporte que podríamos estar en condiciones de hacer. Primero por que no estamos totalmente enterados de los que se ventila en Chile y segundo, por que se tiene absolutamente concebido que los exiliados solo votarían por la izquierda chilena. Esto último indica que los que predican este corolario, no tienen simplemente idea de como han cambiado los tiempos. De una cosa, sin embargo, estamos seguros : algo se ha aprendido en este largo viaje que aún, lamentablemente, no termina. Los chilenos de Chile tendrán, en consecuencia, que decidir. Los chilenos del exilio pasamos a ser chilenos de segunda clase. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 18.05.2009.-

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