jueves, 18 de junio de 2009

De que elecciones me habla, compadre!

 

Queridos Lumumberos !

                                          Es poco lo que se puede opinar sin estar en el terreno chilensis, más creo que habrán compañeros que podrían contar algo del despelote electoral que se avecina. El fenómeno parece seguir siendo Marco Enrique-Ominami y lo descolorido del candidato de la concertación Eduardo Frei. Enrique Omonami, ahora fuera del partido socialista, puede postular para las próximas presidenciales, siempre y cuando cumpla con las 32 mil firmas que hasta el momento no logra conseguir, pero alimenta esperanzas por las 12 mil ya obtenidas, aunque falte el visto bueno de los organismos del estado que no están muy seguros que se trata de firmas reales, de votantes reales.. La concertación hace tiempo que tiene problemas por las promesas del pasado que no ha logrado poner en práctica por razones obvias : iría en contra de su naturaleza neoliberal, apuntalada por los éxitos de un pasado de vacas gordas con un precio del oro rojo que no conocía la historia minera de Chile. Creo, sin embargo, que los problemas son de todos los partidos que presentan candidatos a la presidencia del país. La estructura productiva de Chile no ha cambiado considerablemente. Los rostros de los políticos tampoco. Algo más viejos, se las arreglan para transformar programas caducos con caras nuevas de demagogos que entregan las mismas promesas del pasado en envoltorio más atractivo.  Un retroceso sería el triunfo de la derecha, si lo miramos desde el ángulo tradicional de la izquierda, aunque muchos políticos chilenos piensan que sería la oportunidad de agudizar la situación y sacar más tarde las banderas y los estandartes con otras “promesas” que pudieran movilizar a la ciudadanía. Si analizamos con honradez ese Chile nuestro, con todas las medallas y condecoraciones de la comunidad internacional por sus “avances” en lo económico, no podemos dejar de lado las advertencias de naciones industriales, con un mercado interno mucho más reducido que el nuestro, en los desaciertos. La educación, el perfeccionamiento técnico, la ausencia de reformas estructurales en las regiones donde la explotación de los recursos del subsuelo la hacen dificultosa y deficitaria, son parte de la crítica de expertos de naciones que ya pasaron por esos trotes. Los Chilenos estamos acostumbrados a que los proyectos de desarrollo sean considerados de acuerdo al tiempo en que sería menester terminarlos, pero que se enmarcas, casi siempre, en los intervalos legislativos y presidenciales. No hay buen proyecto que no sirva para obtener puntos en las elecciones si se extiende sobre estos períodos. Leía hace unas horas en el Mercurio electrónico, que las osamentas de las víctimas de la represión fascista en Paine de 1973, fueron enviados a Innsbruck (Austria), para los exámenes de ADN. Chile se jacta de tener un buen nivel académico y ser un ejemplo  en América latina, pero que se hace en los pantalones cuando se trata de realizar un experticia de ADN, rutinaria para muchos de nuestros compañeros profesionales Lumumberos, que tiran el bofe en el extranjero. En Chile “los intocables” no les dieron cobertura. Ni en las universidades ni en los organismos (CONYSIT) encargados para impulsar el avance científico técnico en el país. La euforia por las manzanas verdes, las peras, los porotos y el cochayuyo dejará algún día de tener relevancia económica y deberíamos estar preparados para enfrentar otros desafíos. El cobre mismo es finito, aunque hemos tenido suerte que no sea fácilmente sustituido. Las elecciones y los candidatos, es una cosa. Otra es que a través del poder político, el país insista  en seguir “ratoneando” con las riquezas básicas, mayoritariamente en manos de empresas multinacionales, que les interesa honestamente un CULO si el país avanza o no. Veo que el interés primordial de los candidatos, es seguir chupando la teta, para los tradicionalistas, mientras que otros prueban suerte en obtener la teta una vez, para no soltarla en lo que sea posible, por mucho tiempo. No tengo derecho a voto aunque soy chileno, pero por lo menos me queda el derecho a abrir el tarro. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 18.06.2009.-

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