Queridos Lumumberos !
Hay cosas que siempre nos parecieron que deberìan ser eternas. Las tradiciones, las costumbres, las confesiones, el pololeo largo y seguro, etc. Pero con la "modernidad", nos han arrebato algunos de estos valores de un paraguazo. Primero se empezò con los hospitales privados, las carreteras privadas (concesionadas), los puentes concesionados (Francia, Dinamarca) y ahora le toca el turno a las cà rceles. Si bien no es un fenòmeno nuevo en el mundo (USA), los chilenos nos estamos sacando la cabeza e" chancho, al intruducir cambios que nos zamarrèan un tanto. Por lo menos en lo que respecta a amèrica latina. Creo que no es desatinado concesionar cà rceles. Si lo miramos con cierto optimismo, veremos que estas cà rceles nuevas superan con creces a las estatales. Algunas tendrà n tantas facilidades para los internos, que llegarà a dar gusto caer presos. Una dieta balanceada, talleres, unidades de atenciòn mèdica y Psicològica, atenciòn intensiva a los internos jòvenes, etc. Y darà gusto caer preso en las manos de unas paquitas que llegan a dar miedo. Buenas mozas, cultas, finas y que digan hasta en Francès "queda detenido". Perdonen que les revuelva el gallinero recordà ndoles las "capachas" de Rusia. Primero te llevan en vehìculos con carrocerìas de un metro de alto, que te obliga a viajar casi de "guata". Luego te bajan a chuleta limpia, te interrogan de tal forma que, por alguna razòn, quedas màs molido que membrillo de colegial. Cuando te presentan a la prensa, por alguna razòn ya apareces con gafas oscuras y a veces, con un turbante blanco en la cabeza. Sin tener idea de lo que significa el islà m. Cada vez que te bajan del vehìculo penitenciario, caminas con la cabeza a raz del suelo, como si quisieras encontrar las 50 lucas que se te perdieron la semana pasada. Al final, te meten en la celda de una barraca de 15 metros cuadrados, para "departir" con los otros 30 "internos" que te esperan y saludan con devociòn. Si tienes suerte, no te pasan por las herramientas en el primer dia. Si echas la choreà por algun mal trato que pueda existir, te acusan de terrorista, te meten un Corà n debajo del brazo, te agregan en una lista y en una foto con algun terrorista conocido Checheno y que te salve Cristo. Ahì cagastes pistola. Lo mejor es cerrar el tarro y orar para que ninguno de tus compañeros de celda tenga sida. El agua y la sal, con alguna peluza flotando, tienes que encontrarla buena de partida. Lo mismo el pan, mezclado con corontas de choclos de la cosecha de Nikita Chruchov. Ni se te ocurra pedir que llamen al cònsul de tu pais. Ahì te cuelgan un maletìn al cogote con explosivos plà sticos y te juiste jote pa" los pinos. Esa experiencia la viviò un Argentino hace recièn un par de años. Las cà rceles concesionadas, en consecuencia, no son mala cosa. Primero el estado puede exigir de ellas lo que prometen, partiendo de la base que el estado nunca ha estado en condiciones de incorporar a los reclusos a la vida civil ni de ofrecer la infraestructura que deben tener las concesionadas. Normalmente uno salìa màs pato malo que antes y con la cuchilla detràs de la oreja. En cuanto a las actividades laborales dentro de los penales, solo te puedo contar el trabajo de canteras en Moldavia. Allì hasta Espartaco habrìa tirado la toalla. Cuando abandonabas la capacha, era solo para ponerte dentro del cajòn con tiras muortorias rojas, màs desabridas que chupar un là piz. Acostumbrèmonos entonces mis queridos amigos a la modernidad de los recintos penitenciarios. Un abrazo de OSO para todos, con la fraternidad de costumbre.
Ren챔
Alemania, 25.07.2005.-
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