El que a hierro mata…
Paulina Gamus
Viernes, 1 de junio de 2007
El arma imprescindible de todo aut처crata que pretende perpetuarse en el poder es el terror. Cada persona sometida a ese r챕gimen, consciente de que disentir, manifestar y hasta hablar puede acarrearle c찼rcel, torturas o la muerte; se va encerrando en s챠 misma y comienza a mirar hacia los lados antes de proferir una palabra que pueda parecer cr챠tica a los gobernantes.
Ya no se conf챠a en el vecino, en el compa챰ero de trabajo ni siquiera en la propia familia: cualquiera puede ser un delator obligado a ello por el mismo terror que infunde la dictadura. En la medida en que ese miedo colectivo aumenta, crecen tambi챕n la crueldad y la arrogancia del aut처crata; se sabe todopoderoso, una se챰a, cualquier gesto hasta una mirada suya bastan para que sus esbirros entiendan la orden de reprimir, golpear, encarcelar o asesinar.
Lo 첬nico que sirve de consuelo al pueblo aplastado por estos d챕spotas es saber que el miedo que ellos padecen es quiz찼 peor que el que infunden a sus gobernados. Mientras mayor es su poder, mientras m찼s arbitrarias son sus acciones, mientras m찼s individuos, grupos o sectores son atropellados, mayor es el temor a la reacci처n en forma de rabia revanchista. Entonces se rodean de guardaespaldas, usan chalecos antibalas, ya no se atreven a comer un bocado de nada sin que alguien pruebe antes esa comida, ya no se dejan tocar o manosear por ese pueblo al que dec챠an amar, ya no duermen tranquilos. El fantasma del magnicidio los persigue y el espanto por la posible venganza popular los consume.
Nuestro aprendiz de aut처crata embriagado de poder, se crey처 hasta ahora capaz de pasarle un tractor por encima todos los derechos ciudadanos para aplastarlos y convertirlos en papelillo. Los atropellos que durante sus primeros siete a챰os de gobierno fue practicando de manera lenta y calculada para no alarmar demasiado sobre su oculto proyecto pol챠tico; se transformaron a partir de las elecciones del 3 de diciembre de 2006, en una ametralladora disparando amenazas que al poco tiempo se hac챠an realidad. Fue con un fusil kalachnikov reci챕n adquirido al imperio ruso de Vladimir Putin y apuntando a una c찼mara de televisi처n, que el a챰o pasado lanz처 su primer edicto contra las televisoras privadas en general y Radio Caracas Televisi처n en particular. Y fue ante sus inferiores militares reunidos en Fuerte Tiuna, en diciembre, cuando sentenci처 la muerte definitiva de ese canal. Quienes creyeron que el Tribunal Supremo de Justicia se atrever챠a a desafiar al amo, pecaron m찼s que de ingenuos y aquellos que pensaron que Ch찼vez retroceder챠a ante las reacciones internacionales, no conocen la psiquis del personaje. La caracter챠stica predominante del narcisismo y de la megaloman챠a es la creencia de que no existe poder alguno por encima de quien los padece.
Caramba, pero 쩔qui챕n iba a decirle a nuestro teniente coronel, comandante en jefe, l챠der m찼ximo de la revoluci처n y presidente, que el tiro le iba a salir por la culata justamente en su patio, ese que 챕l cre챠a tener bajo absoluto control? La salida del aire de RCTV no solo produjo la indignaci처n de esa mitad de la poblaci처n a la que 챕l desprecia, sino tambi챕n la de esos cerros y barrios que cree incondicionales para la eternidad. Pero es que adem찼s despert처 a esa masa dormida o indiferente o poco participativa que son los j처venes estudiantes de todo el pa챠s. El terror se empez처 a sentir entre los diputados de la Asamblea Nacional, sobre todo en ese par de fugados de un psiqui찼trico que forman la liga Tasc처n-Varela. Llamaban a los seguidores del jefe a invadir las urbanizaciones donde viven los ricos, los oligarcas pues.
El ministro Willian Lara, con su hablar arrastradito en af찼n de aparecer culto y diferenciarse de la chabacaner챠a de sus compa챰eros de ruta, y Pedro Carre챰o, quien confirma que el cuociente intelectual no importa para ser ministro de polic챠a; ya no encontraban a quien culpar de las protestas estudiantiles: a Marcel Granier, presidente de la clausurada RCTV, al Imperio, a los agentes de Bush, a la oligarqu챠a, a la conspiraci처n medi찼tica a la oposici처n golpista. El hecho de que -por suerte- no apareciera una sola de las caras harto conocidas de la dirigencia opositora en las manifestaciones, no los desanim처 en su af찼n de justificar la explosi처n juvenil.
Cuando aparecieron en la pantalla de Globovisi처n los estudiantes de la Universidad de las Fuerzas Armadas, la ni챰a mimada del gobierno militar de Ch찼vez, sumados a la protesta; el miedo debe haber provocado c처licos con sus desagradables consecuencias, a los oficialistas. Fue entonces cuando Ch찼vez apareci처 en cadena nacional, vestido de rojo y sudoroso, e inst처 tambi챕n a sus revolucionarios de los cerros a bajarse de all챠 para defender la revoluci처n. El llamado a una segura masacre, como lo calific처 un diputado chavista con alguna sensatez, por suerte no tuvo eco. Salvo los matones tarifados de siempre, sembrando el p찼nico en la Avenida Francisco de Miranda de Caracas, no hubo una sola persona del electorado chavista que saliera a enfrentarse a los j처venes manifestantes. La represi처n brutal qued처 para las bombas lacrim처genas y perdigonazos de la polic챠a del alcalde Juan Barreto.
Debe ser terrible, deprimente, desestabilizador para alguien que sufre de 쨈 narcisismo y megaloman챠a (que no s챕 si son siempre coincidentes) encontrarse, no solo con el alzamiento de sus aplastados, sino adem찼s con la tormenta internacional que su acto arbitrario ha desatado. Ni L처pez Obrador en M챕xico ni el parlamento nicarag체ense ni los amigos del alma Lula Da Silva, Evo Morales y N챕stor Kirchner han respaldado la guillotina chavista aplicada a la televisora m찼s antigua de Venezuela. Eso para no hablar de los editoriales, art챠culos de opini처n y fotograf챠as de las marchas y de la represi처n policial que han aparecido en diarios y televisoras del mundo entero.
El rey qued처 m찼s que desnudo, sin careta. Y lo que se ve en su expresi처n al caer la m찼scara, es miedo. Como miedo tienen todos quienes son c처mplices de sus abusos, atropellos y vandalismo institucionalizado. Y eso es suficiente para levantar el 찼nimo, por ahora.
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