martes, 22 de abril de 2008

Otra vez los juegos olímpicos en China.

Queridos Lumumberos !

                                          Una encuesta del semanario Alemán , Der Spiegel (El espejo) de mayor circulación en el país, dio por resultado de que los ciudadanos de Alemania estaban hasta la coronilla con las noticias del Tibet y de las actividades de los monjes del Himalaya. El diario “Bild”, por su parte, presentó fotos de personas (Tibetanos) que aparecían  prácticamente en todos los países por donde pasaba la antorcha olímpica, protestando contra el gobierno Chino y la ocupación del Tibet. En la mayoría de la población existe el consenso de que los problemas de derechos humanos en China no tienen nada de nuevo. Existen desde hace más de 300 años, pero justo ahora, cuando China recibió de los comités olímpicos de todas las naciones el derecho a realizarlas, se levanta con ímpetu el reclamo de que allí se vulneran los derechos elementales. Según mi parecer, el reclamo es legítimo, pero que las protestas ahora sean coordinadas por la prensa sensacionalista y por los grupos de derechos humanos, parece una casualidad no muy “casual” que digamos. El mismo Dalai Lama pide la autonomía cultural del Tibet, más en ningún caso la independencia territorial y política. Como lo dijéramos en publicaciones anteriores, el hombre explicaba que el Tibet ha recibido el progreso y la modernidad del impetuoso avance de la Republica Popular China, del cual no quisiera prescindir. Esto le ha valido al Dalai Lama enormes problemas en el mundo entero. Los integristas del problema quisieran escuchar del hombre una clara postura independentista para obtener más aguas para sus molinos. Ahora el Dalai Lama es ciudadano ilustre de la ciudad de Paris. El gobierno socialista de Paris, de Bertrand Delanoe  (junto a los verdes), resolvió entregarle esta distinción motivando las iras del presidente de la gran nación, Nicolás Sarkozi. Este último recién estaba tratando de arreglar el deterioro de las relaciones entre ambas naciones cuando llegó la noticia. Por la postura inicial de Sarkzí, en China se empezaron a boicotear los productos franceses, causando cuantiosas pérdidas para las empresas del país Galo allí representadas. Es claro que los intereses económicos no deberían estar por sobre los derechos humanos, pero esa es la realidad del mundo en que vivimos. Los gobiernos han tenido tiempo suficiente para hacerle llegar a la administración China sus reclamos por los abusos contra las personas que piensan en forma diferente. Pero justamente ahí está el problema. La potencia económica y financiera de la Republica Popular China, a sometido a los gobiernos de las “naciones libres” a cerrar el tarro y a otorgarle a China la distinción de ser anfitriones de la fiesta mundial del deporte y del negocio. Los comités olímpicos tienen que ceñirse a lo establecido en la carta fundamental de los juegos olímpicos. Allí se establece que las demostraciones raciales, religiosas, políticas o de cualquiera otra índole, ajena a las lides deportivas, deben evitarse. Los deportistas negros de Estados Unidos de América que levantaron el puño enguantado en el podio de la entrega de medallas en Atlanta, fueron finalmente privadas de ellas. Era el símbolo de los panteras negras, que protestaban por la discriminación racial en el país. Esto puede ocurrir también en Pekín, para el caso que algún atleta salga con la bandera del Tibet, por ejemplo. Hasta el momento los atletas tienen la posibilidad de renunciar a su participación en los juegos, como protesta. De viajar a Pekín, sin embargo, tienen dos opciones : participar y cerrar el tarro o protestar en el terreno, lo que equivale a decir que tienen que despedirse del deporte con el cual se ganan el billete gordo. Las olimpiadas son un negocio muy grande, como para prescindir de el. Los estados que protestan son muy pocos. Aquí se trata de organizaciones civiles las que llevan la voz cantante, lo que reconforta, dicho sea de paso. Hasta el momento el presidente Polaco es el único que no participará en la fiesta de apertura de los juegos. A otros tantos no le faltan ganas, pero la presión de las empresas de muchos países es superior a cualquier solidaridad con monjes que atropellaron durante décadas los derechos elementales de los campesinos del Tibet. China hace esfuerzos extraordinarios para reglamentar la vida ciudadana y terminar con uno de los más crueles atropellos a los derechos humanos : el hambre. El resto llegará algún día. Mientras la sociedad China más avanza, mayor es la certeza que los gobiernos que lleguen, tienen que considerar el aspecto que sus ciudadanos no son animales ni esclavos. Ahora me voy a hacer un poco de deporte (Tenis). En una de esas los Chinos me invitan a participar en los juegos olímpicos de verano, para aumentar la escuálida delegación chilena. Un abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.

Ren챕

Alemania, 22.04.2008.-

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