martes, 6 de mayo de 2008

Cosas que no se olvidan.

Queridos Lumumberos !

                                         Me impactó el testimonio de Marcos Medalla en su mensaje de hace un par de días. “Cosas que no se olvidan” es justamente romper con la angustia y la impotencia de tiempos pasados para el ajuste de cuentas con los matarifes de la asonada fascista de 1973. A veces la justicia tarda, pero llega, según el decir popular. Pero la justicia tardó demasiado y aún no llega aún para miles de nuestros conciudadanos. Los que quedaron en el camino exigen estas denuncias. Es la deuda que tenemos con ellos. Para pacificar la nación, dice la derecha y los inocentes, es necesario olvidar las “posturas irreconciliables” de adversarios políticos de ayer, para proyectar el futuro una vez aprendidas las lecciones. En otras palabras, Marcos medalla debería  cerrar el tarro, olvidarse de todos los apremios y torturas que estuvo obligado a vivir y desentenderse de la generosidad de aquellos que pusieron el cogote para lograr su liberación. Marcos Medalla es un mal chileno entonces. Se le ocurrió nombrar a sus verdugos y llamar por su nombre a los bellacos que andan con el culo a dos manos ahora. Cuando la justicia tardía los lleva a los tribunales y los protege, como es normal en cualquier estado de derecho, para el caso que a los mejor, “legítimamente”, algún familiar de un asesinado o desaparecido, se le ocurra hacer justicia por su propia mano. Estos canallas no le dieron chance alguna a sus víctimas. Tampoco a Marcos Medalla. De no haber tenido a estos ángeles de la guarda, ante los que me saco humildemente el sombrero por su coraje civil, lo más seguro que no habríamos tenido la oportunidad de expresarnos en este, nuestro Purgante . En aquellos tiempos, cuando la violencia represiva del régimen fascista no tenía fronteras, había que sacar coraje de alguna parte para interceder por alguien, tachado de artífice del terror y del desorden. Reconozco hidalgamente que también anduve cagado de miedo por un buen tiempo, ambulando entre los “enlaces” de puntos de encuentro, para iniciar “la reconquista antifascista” que habían declarado algunos de nuestros próceres. Quizás no tanto por el propio pellejo, sino más bien por la compañera y por mi hija pequeña que me acompañaban  en la aventura. Fueron muchos los muertos, pero muchos m찼s los humillados. Creo que los humillados somos la mayor챠a de los chilenos. Sobre todo porque la justicia del pa챠s al cual pertenecemos, anda con gafas muy oscuras y no ve ni cresta o no quiere ver un palote. Me alegro que Marcos Medalla no adorne la camiseta de Luis Soto donde la pregunta a첬n no tiene respuesta. Donde est찼n los bravos compa챰eros, seguir찼 preguntando. Estos son los asesinos, dice Marcos. Estos los conchesumas, cobardes y arteros, que se aprovechaban de las tinieblas para irrumpir en las casas, asesinar y mutilar pobladores, violar mujeres y correrse m찼s tarde por la tangente. Estoy contento que a estos hijos de putas les tiriten los calzoncillos frente a los tribunales de justicia. Debe ser un anticipo para la masa de cobardes que orquestaron la tragedia de Chile. Ah챠 est찼n sus nombres !!!, pero tambi챕n los nombres de chilenos corajudos que convirtieron sus miedos en coraje. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.    

Ren챕

Alemania, 06.05.2008.-

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