viernes, 23 de mayo de 2008

Visitando Chillán con el pensamiento.

Queridos Lumumberos !

                                         Una madrugada, a comienzos de los años sesenta en la plaza Almagro de Chillán, cambió mi vida frente a la pena de muerte. El entonces imponente edificio de la penitenciaría de la ciudad se encontraba en penumbras. Apenas un par de luces del interior revelaban la intensa actividad que tenía lugar antes de le ejecución de José del Carmen Valenzuela, alias el Chacal de Nahueltoro. Periodistas y corresponsales de todo el país cubrían la noticia. En la plaza se encontraban casi la totalidad del estudiantado de mi liceo, esperando el indulto presidencial de último minuto. Hacía un frío que calaba hasta los huesos, aumentado por los escalofríos de que un hombre sería ajusticiado por los crímenes que cometió en la localidad de Nahueltoro, en las cercanías de Chillán. Primero se le buscó con el odio ciudadano por lo escalofriante de su crimen, pero más tarde, una vez que durante años se le encausó por la senda del bien, se ratificó su pena de muerte y se ordenó su ejecución. El Chacal era un hombre que se ganaba su exigua existencia con trabajos sesiónales. Pobre y marginado, alcoholizado y desprovisto de cualquier conciencia, decidió poner término a la vida de horrores de su compañera ocasional y de todas las hijas de esta, una vez que fuera expulsada de su choza por los dueños. Al comienzo solo era una conversa de cómo debía ser ejecutado para igualar los sufrimientos de las víctimas con los propios. Pero poco a poco la conciencia de la opinión pública fue cambiando. Se conocieron sus pellejerías, su escaso desarrollo mental, sus angustias y la inconciencia social de las estructuras del estado con la miseria galopante en las regiones rurales del país. Fue un proceso largo y angustioso, pero que culminó con el perdón ciudadano para el preso. Los diarios de la época escribieron largos comentarios sobre su redención. Sobre los pasos que fueron necesarios para su integración en la vida. Se hizo católico, empezó a trabajar en la imprenta del recinto carcelario e incluso llegó a ser el presidente del club deportivo “Redención”.  Habían algunos invitados a presenciar la ejecución. Desde la intendencia llegaron varios automóviles negros transportando a los “testigos y copuchentos”.  No he visto la pel챠cula de Miguel Littin sobre el tema, dicho sea de paso. Pero los comentarios que he le챠do reflejan que se trata de una pel챠cula bien echa, a excepci처n del proceso de la ejecuci처n, pero que en mayor medida busca culpar a la sociedad de aquel entonces y a todas las sociedades que aceptan a ojos cerrados la marginaci처n y la miseria, como parte integrante e ineludible de la vida. No quisiera comentar esto 첬ltimo, aunque me atrevo a estar de acuerdo con el mensaje de una cinta que no he visto. La pena de muerte misma pas처 a ser un castigo que denigra al hombre en t챕rminos gen챕ricos. La pena de muerte en los pa챠ses socialistas de entonces y en los actuales, nunca habr챠an sido tema para los cineastas como Miguel Lettin, por ejemplo. Son muchos los cineastas que cerraron  y cierran el tarro ante las ejecuciones en las autocracias restantes. Ah챠 se trata de criminales al servicio del imperialismo Yankke, al parecer. Hay ocasiones donde la pena capital ser챠a menester, m찼s las sociedades modernas han hecho esfuerzos para que las penas  estén de acuerdo a los desarrollos y sean transformadas en penas de escarmiento y en beneficio social. No siempre se alcanza este objetivo. La pena de muerte es principalmente peligrosa en las dictaduras. Donde se utiliza y se utilizó para la liquidación física de adversarios. Los sucesos relativamente recientes en mi patria chilena lo han confirmado con soltura. Lo que me llena de indignación, sin embargo, es el silencio de algunos próceres políticos que aplaudieron las ejecuciones de los “enemigos del pueblo y de la clase obrera”, en sociedades que se fueron a pique de la noche a la mañana. En Rusia existe la pena de muerte, más quedó fuera de práctica por las razones económicas y políticas que le impuso la Unión Europea para aceptarla en una serie de organizaciones. En Chechenia y Dagistán, por otra parte, se dice que los muertos que allí se cuentan murieron durante los enfrentamientos con las fuerzas del orden. Esta última frase me suena familiar.  En alg첬n lugar debo haberla escuchado. Por alguna raz처n, recordando mi ni챰ez, me di unas vueltas por mi vieja ciudad sure챰a y me encontr챕 con la plaza de muchos encuentros juveniles, pero tambi챕n de los sucesos  que de vez en cuando me despiertan con sudor fr챠o Cuando encend챠amos el mar de velas solicitando clemencia para el preso, lleg처 la r찼faga como si cerraran cien cortinas met찼licas de un golpe y al mismo tiempo. Ah챠 se le fue la vida al chacal. Tambi챕n parte de mi humanidad de ni챰o. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.

Ren챕

Alemania, 23.05.2008.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.