De mi Blog:
Las informaciones sobre violacion de los derechos humanos durante la dictadura pinochetista son comunes ahora en los medios, ya nadie se asombra. Sin embargo, ayer he leido una informacion en la prensa que ha traido a mi memoria hechos no olvidados, pero si callados por mucho tiempo, quizas por ser muy personales, hechos que me afectaron en su momento y que una innecesaria privacidad e impersonalismo me han hecho no mencionarlos.
La prensa informa que en Valparaiso, los Almirantes en retiro Sergio Barros. Guillermo Aldoney, Adolfo Walbaum , los oficiales Juan Mackay, Ricardo Riesco y el doctor Carlos Costa han sido encarcelados y declarados peligro para la sociedad, por su participacion en 1973 en el asesinato del sacerdote Miguel Wodward a bordo del Buque Escuela Esmeralda. La Corte ha denegado la libertad bajo fianza otorgada antes por un juez subrogante. Hasta ahi la informacion.
Tengo que tragar amargo antes de decirlo.
Estos individuos, marinos chilenos, oficiales de la armada chilena, son unos hijos de puta. Ellos, y otros muchos marinos de guerra sembraron el terror en Valparaiso en los dias posteriores al golpe. Yo estaba alli. Yo era funcionario de Aduanas y cometi la estupidez de pensar que debia mantenerme en mi puesto de trabajo. No me asile, como muchos compa챰eros me aconsejaron, pense con el corazon y no con la cabeza, no quise abandonar mi patria, mis padres y mi trabajo y mi estupidez de esos dias casi me cuesta la vida. Asi le costo la vida a varios de mis amigos y camaradas de la Aduana, en manos de estos asesinos. Los recuerdo muy bien, ellos se alzaron con toda la prepotencia y salvajismo que se pueda imaginar.
Ahora, ha pasado tanto tiempo ; pero los recuerdo y no puedo evitar escupir ante su nombre. Se paseaban estos pavos reales con sus galones de marinos de una tal autootorgada casta superior, por los pasillos y oficinas publicas de Valparaiso, cometiendo toda suerte de injusticias, recibiendo soplonajes y ejecutando ordenes de represion.
En la Aduana muchos caimos presos. Yo cai el 20 de septiembre. Me llevaron a la comisaria Puerto, de ahi a la primera Zona Naval a declarar ante un fiscal de apellido Gandara. Segun ellos me habian encontrado en posesion de muchas armas de mi propiedad en la bodega de Adquisiciones de la Superintendencia de Aduanas.
Las famosas armas, eran unas carabinas del tiempo de la Guerra del Pacifico que mi camarada y colega Luis Vasquez, Jefe de Aduanas de Fronteras, me habia enviado para su donacion al Museo Historico Nacional. Si no hubiera sido por la madre de mi novia, que llamo ese de dia al Jefe de la comisaria que era su conocido, me habrian llevado al Lebu. En cambio me llevaron a la Zona Naval. El tal fiscal Gandara, me exigio pruebas de que las armas eran fiscales. Le dije, “pero Señor Fiscal, las armas estan grabadas a fuego con el sello de la Republica de Chile”.
Bueno, me dijo, “vayase a su casa y mañana venga con su jefe a corroborar su version”.
Debo rendir homenaje a Jose Bouza, mi jefe de entonces, porque tuvo la valentia de ir al dia siguiente a la Primera Zona Naval a dar testimonio de mi declaracion. Eran dias en que todos se cagaban de miedo y nadie ayudaba a nadie. Jose Bouza lo hizo y al igual que el coronel Trobott de Carabineros, me salvaron la vida ese dia, como lo hizo mi suegra que se atrevio a pedir un favor por un comunista que pololeaba con su hija.
Mientras, mis amigos Claudio Gibbs, Samuel de la Fuente y otros fueron llevados al Lebu y luego a Pisagua. Alli perdio la vida mi camarada y colega Mario Morris y muchos mas.
En la Superintendencia de Aduanas fue nombrado Intendente un almirante en retiro, el almirante Jorge Balaresque Buchanan. Este viejo se dedico todo el tiempo a reprimir a los funcionarios de carrera, a crear una red de soplones y mantener al personal en el miedo y la incertidumbre.
Luis Vasquez, el mismo que me habia enviado las armas para ser entregadas al Museo Historico, murio en el Lebu, como murio alli Luis Sanguinetti, jefe de investigaciones aduaneras.
Muchos democratacristianos que habian sido jefes durante el gobierno del narigon Frei colaboraron activamente con Balaresque, se repartieron cargos y fueron de nuevo amos y se챰ores del servicio. El Superintendente de Aduanas durante el gobierno popular, el camarada Leoplodo Zuljevic, brillante funcionario de carrera, fue enviado a la Isla Dawson.
Leo ahora como estos almirantes y oficiales van a la carcel y son declarados un peligro publico y no puedo evitar pensar en esos dias. Vivimos esa pesadilla. Nadie me conto eso. Lo vivi yo mismo por dias, meses, a챰os. Cuando finalmente fui exonerado del servicio por decreto firmado por el entonces Superintendente de Aduanas subrogante, el ex diputado Udi Gonzalo Yussef, ex compa챰ero mio de mi misma generacion del Liceo Eduardo de la Barra, ante mi inocente consulta al Jefe Administrativo, el militante Udi Felix Antolin, me dijo con incomodidad que el informe de la Dina decia que yo era un elemento altamente peligroso y que yo habia sido ayudante personal de Fidel Castro en su visita a Valparaiso. Mi unico contacto con Fidel en esa visita habia sido como fotografo de la Escuela de Periodismo. Aun guardo los negativos, escondidos por 30 a챰os y quiero hacer una exposicion de esa tarde, Fidel y Allende en la Plaza Sotomayor, frente a la Primera Zona Naval donde dos a챰os mas tarde yo seria golpeado y humillado porque guardaba carabinas del tiempo de la Guerra del Pacifico. Debo decir que esa tarde del 20 de Septiembre, esas viejas carabinas fueron mostradas en Canal Cuatro de Valparaiso como pruebas del terrorismo marxista.
Siempre se habla con justicia de los atropellos de los militares. Pocas veces se menciona a los marinos. Pero estos en Valparaiso fueron unos desalmados, al menos muchos de ellos que reprimieron y abusaron al mando del curaguilla Jose Toribio Merino.
Ahora caen presos estos desalmados y yo rindo homenaje a Luis Vasquez, a Mario Morris, a Luis Sanguinetti, mis colegas muertos. Muchos mas murieron esos dias y hay que recordarlos porque ellos murieron para que estos crimenes no vuelvan a pasar en Chile.
No quiero caer en personalismos, pero falsas modestias solo crean ignorancia de los hechos ocurridos. Asi que rindo homenaje personal al coronel Trobot de Carabineros, a mi ex jefe Jose Bouza y a mi suegra Maria Teodora Soto, todos fallecidos, por haberme salvado la vida el 20 y 21 de septiembre de 1973 y a mi polola de entonces, madre de mis hijos despues, por haber llamado a su madre apenas supo que me habian sacado de la oficina.
Yo tuve suerte. Muchos no la tuvieron.
Celebro el encarcelamiento de estos Almirantes y Marinos que averguenzan el uniforme del Capitan Prat.
Ojala que los soplones y colaboracionistas tengan tambien su castigo.
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