miércoles, 17 de diciembre de 2008

Otra cumbre más.

Queridos Lumumberos !

                                          Muchas veces nos hemos referido a las conferencias, a las cumbres, a los encuentros de mandatarios de Latinoamérica en foros, donde todos se ponen de acuerdo en principio, pero que al final cada cual sigue por el sendero trazado por sus gobiernos, sin importarle un pito lo estipulado en los documentos que no siempre han sido firmados por todos los concurrentes. Es interesante, sin embargo, el encuentro del grupo de Rio. No solo estuvieron las delegaciones del caribe, incluyendo a Cuba, sino que también la mayoría del resto de países latinoamericanos, excluyendo a Estados Unidos de América y a los representantes de la Unión Europea. No olvidarse que existen, entre otros, el MERCOSUR,  ALBA, CALC, UNASUR y la OEA, por nombrar algunas de las agrupaciones más señaladas. Los epítetos y las arengas fueron casi siempre las mismas. Me imagino que los resultados lo serán también. Si bien es legítimo tratar de unir a los países latinoamericanos en una organización de intereses similares y regionales, no menos cierto es que no es fácil dejar afuera a Estados Unidos de América y a la Unión Europea. La dependencia actual de nuestras economías de los mercados externos, no es fácil de superar con arengas ni con bravuconadas. Es lógico y natural que el peso de Latinoamérica debe hacerse notar frente a nuestros socios centenarios, pero debe hacerse con habilidad y con la clara certeza que no nos va a salir el tiro por la culata. Existen ahora nuevos mercados en Asia y en Europa del Este, con los que todavía existen posibilidades de dialogar sobre aranceles y precios justos para sus y nuestros productos. Lamentablemente nos encontramos al otro lado del mango del sartén, lo que nos obliga a avanzar con cautela. Los errores y las entregas ocurrieron ya hace varias décadas, fundamentalmente por la presión que se ejerció sobre políticos corruptos, que terminaron arruinando nuestras economías nacionales y perpetuando la dependencia. Nuestra primera labor debería ser poner orden en nuestros países individualmente, pero al mismo tiempo haciendo esfuerzos para levantar entidades regionales, como ser el banco de desarrollo del cual se ha hablado en cada foro, pero que poco avanza. Fue suficiente el conflicto entre Uruguay y Argentina para dejar de lado la reunión de UNASUR que terminó en menos de una hora. La posible postulación de Nestor Kirchner a la secretaría general, fue razón suficiente para que Uruguay amenazara con retirarse definitivamente de la organización. La papelera es un conflicto real entre ambos países, pero muestra la incapacidad de los caudillos para hacer una pausa en las pellejerías individuales, y dedicarse a los que se ha venido en llamar obras trascendentales. La famosa hermandad de la que hablaba Daniel Ortega en su discurso de apertura del grupo de Rio, es panfleteo y nada más. Otros han presentado dudas sobre la hegemonía de Brasil en el conglomerado latinoamericano, aún con un presidente que realmente quiere cambiar las cosas en las relaciones interamericanas. La tribuna es ideal para lucirse, pero luego de la verborrea queda el vacío gigante de como parar la olla. Y no se trata de bajarse los pantalones frente a la omnipotencia de los países industriales, cuando hablo de cautela. Se trata de exigencias justas y que también se discuten en el mismo sentido en Europa. La postura del burro cachero no es bien considerada en Europa. Piensan, con razón, que el día menos pensado pueden encontrarse ellos mismos en dependencias. Comercio justo con los países en desarrollo es mucho más que mandar unos cuantos millones de Euros de limosnas. Honestamente quedo a veces en duda si nuestros representantes se han dedicado a examinar la historia para no cometer los mismos errores. Escuchando los discursos por la cadena de TV Venezolana “Telesur”, se multiplican mis dudas. El discurso de Raúl Castro fue mesurado, pero siempre cargándole el bulto a terceros de la miserable gestión económica de la isla y de las relaciones sociales que allí imperan. Total, el imperio es siempre el culpable. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 17.12.2008.-    

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