martes, 21 de julio de 2009

La FECH de entonces. Enviado por Jorge Cabeza

Ellos tarde o temprano leerán estas líneas…por lo tanto no nieguen lo
que hacían, decían y pensaban en aquellos años, porque yo lo recuerdo
como si hubiese ocurrido esta mañana.

Arturo Alejandro Muñoz (Para Kaos en la Red) 2009-07-20 17:49:54

Dinosaurios de la política como José Miguel Insulza, Juan Carlos
Latorre, Alejandro Rojas, Antonio Cavalla y otros ex dirigentes de la
antigua y combativa FECH, tarde o temprano leerán estas líneas…por lo
tanto no nieguen lo que hacían, decían y pensaban en aquellos años,
porque yo lo recuerdo como si hubiese ocurrido esta mañana.

“Avanzar sin transar”, “A los momios, pala, a los fachos, bala”, “las
viejas pitucas se venden por diez lucas”, “la FECH firme junto al
pueblo vietnamita”, “la FECH contra el imperialismo yanqui”, “Fidel,
Fidel, ¿qué tiene Fidel que los imperialistas no pueden con él?”, “la
revolución se caga en los reformistas”, etc., etc., etc.

Imposible no recordar esas frases que forman parte del anecdotario
político chileno y marcaron con fuego toda una época, una romántica
época de sueños, de ideales y de lucha, en la que el estudiantado
estrechó filas junto a los pobladores, campesinos y obreros. A
comienzos de la década del ’70, una nueva era parecía abrir sus
pétalos sociales a millones de chilenos y chilenas que miraban
esperanzados un futuro más solidario y menos tormentoso, sabedores que
ello lo lograrían si y sólo si el gobierno llegaba a manos de
políticos decididos a realizar los profundos cambios que el país
requería.

En esa ínclita y dura labor la FECH (Federación de Estudiantes de
Chile) llevaba el pandero y encabezaba las columnas de marchantes.
Hacía sólo meses que la Reforma Universitariahabía concluido con éxito
en su primera etapa, y las casasde estudios superiores se ponían a
tono y nivel de sus mejores pares latinoamericanos. Hacía también
pocos meses que la dirección de la FECH –por la vía de una elección
democrática en el alumnado de la Universidad de Chile- estaba en manos
de la izquierda, específicamente, del Partido Comunista a través de
las JJCC (Juventudes Comunistas).

Quien presidía la Federación era Alejandro Rojas, estudiante de
Odontología que la derecha y la DC llamaban festivamente. “la
Pasionaria”, aunque también le motejaban con irónica burla como “el
estudiante eterno”. Hoy, Alej andro Rojas vive en Canadá, y desde ese
espléndido país nos relata lo acaecido la noche del 04 de septiembre
de 1970, cuando Chile entero se mordía las uñas esperando el resultado
final de la elección que determinaría el nombre del nuevo Presidente
de la República.

Inesperadamente,tomando por sorpresa no sólo a la prensa sino también
a sus propios asesores, Allende decidió que esa noche del triunfo
debía hablarle al país desde los balcones del viejo edificio de la
FECH, en aquella época ubicada en plena Alameda Bernardo O’Higgins, a
un costado del también desaparecido Cine Santa Lucía Cinerama.

Recuerda Alejandro Rojas: “El triunfo de Salvador Allende en las
elecciones presidenciales de Septiembre de 1970 fue por supuesto una
explosión de júbilo para los estudiantes de izquierda, así como para
tos los partidarios de la UP. Habíamos seguido los escrutinios en la
casa de la FECH. Había mucha ge nte y una excitación y un nerviosismo
difícil de describir. A eso de las 10 de la noche sonó el teléfono. A
gritos me llamaron: “Alejandro, el compañero Allende quiere hablar
contigo”. Efectivamente, Salvador Allende –a quien tuve la suerte de
conocer mucho—estaba en el teléfono y me dijo con voz emocionada y muy
formal: “compañero Alejandro, te llamo para comunicarte que hemos
ganado…Quiero hablar al pueblo de Chile desde los balcones de la FECH
y quiero saber si ustedes tendrían algún inconveniente.

“”Acuérdate que de joven fui Vice-Presidente de la FECH”. Le respondí
tiritando de emoción que por supuesto que nos encantaría quehablara
desde los balcones de nuestra Federación, que era un honor para
nosotros.

“”Salvador Allende, como Presidente electo habló e hizo r eferencia
especial al movimiento estudiantil: “He querido hablar al pueblo desde
los balcones de la FECH porque los estudiantes han sido vanguardia en
esta lucha”...Nosotros ya reventábamos de alegría y con los cientos de
miles de chilenos acogimos la invitación de Allende: “esta noche
tomaremos la patria por la cintura para bailar una cueca larga hasta
el amanecer”.

Pero eran tiempos de cóleras, furias y sectarismos…no bien asumió
Allende el gobierno de la república los bandos partidistas se
distanciaron insanablemente para comenzar una lucha sin cuartel. La
FECH no estuvo ajena a ello, y en su propio seno la vida política
combatiente tomó cuerpo y exhaló odios, tal como comenzaba a suceder
en el territorio nacional a todo nivel.

Con la premura que siempre chicotean los medios de prensa cuando están
comprometidos con una u otra línea polític a partidista, comenzaron a
surgir y publicitarse diversos nombres de diversos dirigentes de
diversas tiendas, y todos ellos, sin excepción, aseguraban luchar por
la auténtica democracia, aunque algunos agregaban a sus discursos
calificativos como “libre”, “independiente”, “patriotismo”, etcétera.

La FECH era entonces una institución de valía, respetada e importante
en el quehacer nacional, pues era sabido que muchos de sus dirigentes
y líderes ocuparían más temprano que tarde los sillones del Congreso
Nacional o las oficinas gerenciales de las más relevantes empresas del
estado.Por ello, lo que esos muchachos dijeran, callaran, agregaran u
omitieran, era destacado con letras de imprenta por muchos diarios y
revistas, con mayor razón y profusión en esos años de confrontación y
odios.

Durante el gobierno de la Unidad Popular la FECH se fracturó endos
bandos irreconciliables dispuestos a dirimir diferencia s incluso a
golpes,mentiras y actos ilícitos (e incluso inmorales, en algunas
ocasiones). Ninguno de quienes estaban en la Federación en ese
entonces podría asegurar encontrarse libre de culpa. Ninguno. Cual más
cual menos, todos aportaron un granito de insidia y unkilito de ira
para nutrir el motor de un país que se deslizaba por el tobogán de la
división y la violencia.

Algunos de esos nombres surgen como ramalazos en mi memoria, y sus
figuras juveniles toman cuerpo en mi mente cada vez que les observo
–ahora viejos y cazurros- en páginas de diarios o en pantallas de
televisión. ¿Cómo olvidar, por ejemplo, al entonces ‘capo’ del MAPU,
José Miguel Insulza, con tupida cabellera y gesto altivo, discutiendo
con Juan Casrlo Latorre? Este último, el eterno candidato de la
Democracia Cristiana, junto a Jaime Ravinet, para ocupar el cargo de
Presidente de la FECH. Sin embargo, había muchos contendores, y muy
buenos, por lo que a los DC les resu ltaba en extremo difícil acceder
a ese puesto. Uno de esos contendores –además del ya mencionado
Alejandro Rojas- fue alguna vez Antonio Cavalla ocupando también un
alto cargo en la JDC primero y en el MAPU después,estudiante de
medicina y hoy prestigiado doctor y cientista político. A Cavalla le
acompañaban Luis Maira y quien luego sería uno de los fundadores de la
Izquierda Cristiana, Luis Badilla.

Sin lugar a dudas, la Democracia Cristiana fue la tienda política que
en esos años sufrió mayores fracturas y desprendimientos, ya que de
sus filassurgió el MAPU, comandado en un principio por el joven
sociólogo Rodrigo Ambrosio, integrándose –como tienda partidista- al
conjunto de la Unidad Popular. Este movimiento experimentó una
dolorosa pérdida, ya que el 19 de Mayo de 1972, a la 1:30 de la
madrugada, Rodrigo Ambrosio, siendo Secretario General del MAPU,
falleció luego de que el Fiat 600 en que viajaba impactara contra un
camión cargado c on cemento, a la altura de Llay-Llay, cuando
regresaba de Valparaíso tras participar en actividades partidarias
relacionadas con la campaña del MAPU a la dirigencia de la CUT y de
asistir a un acto de solidaridad con Vietnam.

Más allá de las fronteras de la izquierda tradicional (PC, PS) alzaba
sus voces el MIR, y en la ‘U’ los muchachos que dirigían Luciano Cruz,
Miguel Enríquez y Bautista Von Schowen, tenían representantes del
mejor nivel político juvenil que yo recuerde. Allí estaban, entre
otros, “Curicó” Ubilla y el “Chico” Pérez, habitués de las
confrontaciones verbales con comunistas como Freddy Taverna, Jaime
Insunza, Gladys Marín y Oriel Viciani en cuanta asamblea estudiantil
se producía en el Pedagógico, en la Escuela de Ingeniería o en la de
Derecho. En Concepción, con luces propias brillaba Nelson Gutiérrez,
orador de fuste y dueño de ideas revolucionarias, ardorosas y
valientes.

¿Y la derec ha, dónde estaba, qué hacía? El cuartel general de la
oposición conservadora juvenil se encontraba en la Universidad
Católica; allí había también relevantes figuras -como Jaime Guzmán y
Miguel Kast- que debatían a tambor batiente sus ideas ultramontanas,
pero fuera de los claustros de la pontificia universidad el fascismo
golpista movía sus brazos orquestando la debacle. Para concretarla
sólo requeríase del concurso de un partido de centro, y la DC –o parte
de ella- se prestó para el asedio final al sistema democrático. En ese
contubernio estuvieron algunos de aquellos dirigentes juveniles
democristianos que ocupaban trincheras en la FECH, comoJuan Carlos
Latorre, Jorge Navarrete y Jaime Ravinet.

El primer síntoma de la decisión confrontacional y bélica que había
decidido tomar el PDC se dio el año 1971 en una elección FECH, en la
cual, una vez más, triunfó finalmente la izquierda que dirigía el
militante comunista Alejandro Rojas. Pero la noche del recuento final
de votos fue digna de una película de Sergio Leone, el director de
filmes como “El bueno, el malo y el feo”.En el segundo piso del viejo
edificio que servía de casa central a la asociación estudiantil se
abarrotó con gente venida de todas las facultades y escuelas. El
griterío era ensordecedor, pero entre las exclamaciones, órdenes y
quejas se escuchó claramente: “¡¡Los de la DC se robaron una urna!!”

Y el lío se armó. Volaron mesas, urnas, sillas, puntapiés, coscachos,
insultos, empujones…salieron a relucir algunos linchacos y en menos de
dos minutos la trifulca se había convertido en batalla. Juan Carlos
Latorre derribó a un socialista de la escuela de Periodismo con un
golpe en el pecho…pero fue echado al suelo por un mirista de
Ingeniería que le sacó ‘chocolate’ de las narices con un mamporro.La
Jenny, rubia famosa perteneciente a la DC, golpeó a destajo a cuanto
izquierdista se le cruzó, protegida en una déb il suposición: ser
mujer. Le duró poco, pues el ‘Negro’ Aspillaga, luego de haber
recibido un bofetón por parte de la dama,le embocó un zurdazo en plena
cara y la rubiecita salió volando hasta chocar con la muralla…allí
quedó tendida, groggy, con la nariz fracturada.

Nunca más la Jenny regresó a la FECH, pues entendió que ‘la valentía
de mujer’ no cuenta con miramientos especiales en los asuntos
políticos (ello sería ratificado sanguinaria y brutalmente por la
dictadura militar, que torturó y asesinó a decenas de mujeres,
especialmente jóvenes universitarias como Cecilia Labrín y Jacqueline
Drouilly, entre muchas otras).

El martes 11 de septiembre de 1973 la exacerbación de los ánimos se
transformó en golpe de estado, el golpe adquirió fisonomía de masacre
y estase acercó al genocidio. Diecisiete años más tarde, los antiguos
contrincantes PS-MAPU-DC-PR unieron intereses y formaron la
Concertación, bloq ue que aún gobierna Chile. Lamentablemente, quienes
en el pasado constituían la izquierda verdadera, hoy han olvidado
‘convenientemente’ su propia historia, así como también han renegado
de Allende, del pueblo y de las luchas sociales.

Sin embargo, como bien gritó el ‘morocho’ Manuel Rodríguez, “aún
tenemos patria, ciudadanos”, y la esperanza sigue enhiesta, firme,
pero hoy se encuentra casi exclusivamente en las huestes juveniles ya
que los adultos, sin importar condición ni clase, están subsumidos en
el consumismo, en el engendro neoliberal que les carcome conciencia y
alma. Es así que el recuerdo de Allende y el trazado de las
viejas-nuevas-eternas luchas por la democracia, la justicia y la
solidaridad, hacen nido en las almas jóvenes, tal como lo demostró
Nicolás Grau, actual Presidente de la FECH, en el ex Congreso Nacional
al celebrarse el natalicio de Salvador Allende el año 2009, y que en
parte de su alocución, dijo:

“”Por eso es que Allende es sinónimo de futuro; por su rectitud ética
y moral, por su apuesta por la masividad y la democracia radical, por
su compromiso con la superación de la pobreza de la humanidad, por su
capacidad de encarnar la apuesta del socialismo de su época. No en
vano fue el presidente de los jóvenes, porque dar su discurso de
triunfo desde el balcón de la FECH fue sólo la expresión de la
confianza que los jóvenes tenían en Allende y también de la confianza
que Allende tenía en los jóvenes.

“”Desde entonces han cambiado muchas cosas, al parecer, en la política
actual, ya no se disputa el sentido de la vida y los jóvenes no son
tan importantes como para que un presidente electo haga su discurso
desde una de sus organizaciones. Pero a partir de las últimas
movilizaciones ha quedado demostrado que justamente, por la poca
profundidad y la falta de lucha por el sentido que ha tomado la
política, es que los jóvenes parecen estar ausentes. Porque cuando
nosotros mismos somos capaces de levantar nuestras críticas
estructurales a las actuales formas de vida, cuando queda claro que
están en juego los valores de la sociedad, los jóvenes vuelven a hacer
actores relevantes en política y la política, también, vuelve a ser
relevante.

Y si ninguno de los últimos presidentes electos no han hablado desde
el balcón de la FECH, no es sólo porque la FECH importe menos que en
los 70, sino porque además aquellos presidentes no tienen ni tenían
nada que decir a los jóvenes. Allende tenía algo que proponer, un
mundo por el cual valía la pena luchar, su discurso era una apuesta de
días mejores, con ideales y expresión concreta de la posibilidad de
Chile distinto.

“”Salvador Allende era y es una apuesta de futuro, por eso fue y será
el Presidente de la juventud””.

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