sábado, 11 de julio de 2009

Mi punto de vista sobre la visita de Barack Obama a Rusia.

 

Queridos Lumumberos !

                                         El „Obaísmo“ no es solo una corriente en los Estados Unidos de América, sino que también, muy marcada, en Europa oriental, incluída la Federación Rusa.. Cuando se habla de lo gélido que fue el recibimiento en Rusia del presidente Barack Obama, creo que no corresponde totalmente en sus detalles a la verdad. Es innegable que existen resquemores y desconfianza con Estados Unidos de América, pero al mismo tiempo creo que se trata de una admiración no articulada que circula por todos los rincones de Rusia. No podemos olvidarnos que durante más de 70 años se bombardearon las cabezas del pueblo soviético, en el sentido de que el imperialismo norteamericano estaba en descomposición y su agresividad aumentaba en la medida que los problemas empezaban a sobrepasarlo. Me pasé varias horas frente al televisor por la visita del presidente a Rusia.  En la mayoría de los escenarios había gente especialmente invitada de los partidos que sostienen al gobierno de Dimitri Miedviedev (y del pelao Putin ).. El perro pueblo quedó, como era de esperar, afuera. Los jóvenes eran en su aplastante mayoría jóvenes del movimiento “Nachi” (los nuestros), que apoyaron y apoyan incondicionalmente al pelao Putin y a su dependiente, Medviedev. Para el común de los observadores se trató de un recibimiento relativamente frío y bien calculado, por la sencilla razón que no tenía otra alternativa que comentar los actos oficiales. Los canales de TV, todos verticales con el gobierno, dijeron lo que tenían que decir, pero en ningún caso lo hicieron “en vivo y en directo”, como diría Julio Martínez. Periodistas alternativos de Alemania se dieron maña para recorrer las calles de Moscú y recoger las voces de los que no la tienen. Algunos hilvanaban esperanzas de que la visita en algo influyera en sus destinos. Al fin y al cabo, Obama estiraba su mano al pueblo que siempre estuvo en la mira de Estados Unidos por ser el “eje del mal”, como lo denominara el tristemente célebre presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.  Barack Obama obtuvo lo que quiso, dentro de lo que estimó posible. Primero que la Federación le diera la autorización de sobrevolar su territorio para abastecer de pertrechos a sus tropas en Afganistán y a las de sus aliados. Luego se dedicó a soslayar el sueño de un mundo sin armas nucleares, armamento que llenaba de orgullo a los viejos estandartes de la ex Unión Soviética.  A los Rusos es lo único que les queda, pero era imposible decirle a Obama que no estaban de acuerdo con la disminución. Un tercio debería ser la rebaja de las ojivas nucleares en los próximos siete años, entendiendo que las que quedan, pueden destruir el planeta todavía 100 veces.  Un sueño que Barack Obama ya había planteado en sus tiempos de estudiante y como senador del país. El poderío convencional de la Federación se vino al suelo hace ya muchos años. Deficiente incluso hasta para resguardar sus propias fronteras. Sin la cohetería nuclear, Rusia quedaría en pelotas. Considerando el lugar específico de Estados Unidos de América en el mundo, no cabe duda que Barack Obama es un revolucionario en el “imperio”. Solo basta comparar su política con la de los mandatarios anteriores de USA, a lo mejor con algunas leves “insinuaciones“ de Clinton y Carter, todos actuaban con el mismo garrote para el sometimiento de sus cercanos. En el encuentro de Italia reciente se incorporaron algunas potencias que no son miembros de los siete grandes, más Rusia. Tampoco habrían sido posible los 20 mil millones de dólares de ayuda para Africa ni la reducción del anhídrido carbónico, sin Barack Obama. Son pequeños avances, pero avances al fin de cuentas. Si alguien espera, sin embargo, que Estados Unidos de América se convierta en una institución de caridad en el mundo, está cagando (perdón) fuera del tiesto. En primer lugar defenderá el negrito los intereses vitales de su país y su hegemonía mundial. No podrá darle el gusto ni a Chávez, a Morales, a Ortega ni a Correa. Tampoco a Manuel Zelaya ni a ninguno que esté en las cercanías de la camarilla Castro de Cuba. Aquí predomina la lógica política elemental. Aunque hubiese sido cierto que el recibimiento en Rusia hubiese sido algo frío y pragmático, lo cierto es que la espera se comentó activamente entre su población y en algunos circulos críticos al régimen. Anterior a su llegada a Rusia, Obama comentó : “Vladimir Putin es un líder que se mueve entre el pasado y el presente. Con un pié en el pasado y con el otro en el presente. Nosotros queremos diseñar el futuro”. Imagínense uds. que les habrá dicho sin las cámaras de TV. Fue como ponerle un ají cacho e” cabra en el culo al Pelao. No nos olvidemos que hoy en Rusia ya no existe el gobierno de la Unión Soviética, como desgraciadamente aún no se han enterado algunos compañeros de la ex Lumumba, sino una camarilla de gansters que le temen al pueblo y que lucha para mantener sus privilegios y seguir arreglándose la corbata con las riquezas del subsuelo de la nación. Un fuerte abrazo.

René

Alemania, 11.07.2009.-                                       

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