miércoles, 30 de noviembre de 2005

El metro de Moscù.

Queridos Lumumberos !
                                       He recibido un mapa cibernètico del metro de Moscù, que muestra la maravilla arquitectònica de sus estaciones, los monumentos, frescos y mosaicos que las adornan y los nuevos nombres que reemplazan los apellidos de comisarios y otros revolucionarios de la epopeya de Octubre. Todo ese romanticismo se quedò en las memorias de muchos Lumumberos que no han tenido la oportunidad de visitar Moscù de nuevo, pero que traen al umbral de sus conciencias los dias cuando llegaban a encontrarse con alguna Rusita (o Rusito, para nuestras muchachas latinas), en algun rincòn de alguna estaciòn del metro Moscovita. No quiero arruinarles las reminiscencias, pero no puedo no advertirles que todo està como entonces. Con la diferencia, quizàs, de las nuevas estaciones : màs sobrias, màs pobres, màs severas, dirìa yo. Lo concreto que no ha cambiado nada, o muy poco. Todo en orden !-  dirìan los compañeros que dejaron Moscù hace màs de 30 años. Eso es justamente lo que querìamos saber !- Todo sigue en su lugar, como entonces !-. -Pero, permìtanme disculparme de antemano !-. No les he explicado aùn eso de las advertencias : primero les advierto algo y luego digo que no ha pasado nada. Que todo sigue igual. Cuando digo esto ùltimo, quiero empezar a explicarles calladamente que todo està como entonces, los mismos carros, las mismas baldòsas en los "pirizatki", los mismos rieles, las mismas escaleras, las làmparas que iluminan las escaleras mecànicas son las mismas.  Subes al metro y empieza el forcegeo para mantenerse en su lugar, sea sentado o de piè, agarrado de las barras de metal, que , entre parèntesis, son las mismas de antes. Los carros se mueven de un lado a otro como que si ya hubiese tenido lugar el descarrilamiento, los golpes de las ruedas con los viejos rieles desparraman un ruido descomunal y pavoroso, los antiguos lectores de libros y de  diarios arriesgan solo un vistazo a los carteles de propaganda adheridos a sus murallas, nadie intercambia una sìlaba con nadie. Serìa absurdo, ademàs. No tendrìa sentido. Serìa necesario un megàfono para hacerse oir. Sales de una estaciòn y te encaminas por el pirizatki correspondiente, faltan muchas baldosas de los años sesenta y setenta y no han sido reemplazadas. En sus lugares se han eternizado hoyos o salpicaduras, probablemente con el taconear de las doncellas o de alguen que aùn no recibe su pierna ortopèdica y tiene que continuar con su "pata e" palo". A Ambos lados de los "pirizatki", un sinnùmero de mesillas, repletas de chucherìas. Cremas contra las arrugas, cigarrillos, "pirachkìes", peinetas, condones,cuchillas de afeitar, jabones y perfumes baratos. Las mercaderìas se ofrecen a grito pelado y no es extraño que alguno de los comerciantes te agarre de la maga para frenar un poco tu velocidad a la pròxima estaciòn. En los pasillos, un basural. Los embases de gaseosas son pateados por los escolares o por los jovenes que sacan la vuelta en el metro.Subes por las escaleras mecànicas y ves reflejado tus miedos en los rostros de otros usuarios del legendario Metro. Màs tarde me entero que han tenido lugar varios accidentes con muchos muertos, pero que la gente olvida porque no tiene otra alternativa. Subes las escaleras y reconoces las làmparas, apostadas en las separaciones entre las escaleras que bajan y suben. Debo decir que esos lugares estaban muy limpios, pero totalmente desgastados. Las murallas fueron pintadas hace algunos años, pero son notorios los lugares "oxidados" en donde la pintura dejò el lugar al resultado de las humedades. Las escaleras generan un rechinar de cadenas y engranajes, aparte que tus pies reciben el impacto de irregularidades entre esas cadenas y engranajes. Con Tania podìamos conversar a pesar del ruido, resolviendo que en caso de detenerse la escalera o comenzara a "recular", la alternativa era agarrarse de una de esas làmparas. Los carros de los trenes tienen la misma "buena presencia" de antaño. Bien pintados por fuera, incluso sin mucho deterioro por dentro, pero debajo del carcàz, donde se encuentra el material realmente rodante, ahì està la bomba de tiempo. Segun mi cuñado, que trabaja en el ministerio de interior, no siempre han sido atentados terroristas las calamidades que se han vivido en el metro.    Salgo del metro y juro nunca màs volver a utilizarlo. Las estaciones abarrotadas de gente que espera, que vende algo, de jovenes rapados, de militares de franco, de gente que distribuye volantes con ofertas del dia o que te ofrece un servicio de masajes a cargo de doncellas del oriente. Los olores de fritangas son caracteristicos solo en la Beloruski Bakzal, donde la gente espera el enlace de algun tren para un viaje eterno. En el resto de las estaciones, segun me contaron, no estaban permitidas. Las puertas y la iluminaciòn externa son las mismas de antes. Una "M" en neòn azul marca la entrada para los afuerinos que visitan Moscù. Las muchachas de la capital son las mismas casi de antes. Ahora con la nueva dieta (diversa o ninguna), me parecen aùn màs hermosas. Coquetean como entonces, pero igualmente te puedes ir de cahuchazo, en el caso que se te pase la mano con eso de manosearlas con la mirada. La mujer humilde es la misma. Con su bolsas de compra a ambos lados y con extraordinaria vitalidad para alcanzar las alturas de algun trolebus casi en pleno vuelo. El trolebus es el medio de transporte con las tarifas màs bajas y, apesar de las incomodidades, la gente los prefiere. A la salida del metro tomo un taxi y me las emplumo a casa de mis familiares en las cercanìas de la "Biskafki datirrenia norodnova josiaitsva". Llego como jote apaleado, pero màs que cansado llego triste. Se iluminan las carreteras de los barrios de los nuevos ricos, se le agregan màs pistas a los caminos vecinales donde contruyen sus "Dachas", pero no se invierte un centavo en los medios de transporte donde està obligado a viajar el puto pueblo. Las calles de los barrios llenas de hoyos, las veredas llenas de escombros o de basuras que no han sido recogidas durante semanas. A la pròxima les cuento sobre la "bistafka dastirrenia norodnova josiatsva", utilizada como bodega de algunos comerciantes mayoristas. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.
Ren챔
Alemania, 30.11.2005.-

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