Domingo 09 de Marzo de 2008
Zald챠var y la soledad
Carlos Pe챰a
Hay gente que se junta entre s챠 no porque se atraiga, coincida, tenga afinidades en los ratos libres, imagine proyectos en com첬n, se guste o necesite conversar. A veces la gente se junta simplemente porque est찼 sola. El fr챠o de la soledad les hace acercarse.
Eso, que ocurre a veces en la vida, es frecuente en pol챠tica.
Es cosa de fijarse en Flores, Bianchi, Cantero y Zald챠var. Entre ellos no hay nada, o casi nada. Zald챠var descree del mercado, Flores es un entusiasta de 챕l; Zald챠var cita a Maritain, Flores prefiere a Rorty; uno se obsesiona con las Pymes, el otro con las nuevas tecnolog챠as; uno gusta aparentar severidad, el otro displicencia. Entre Flores y Cantero, salvo cierto parecido en la envergadura si se los mira a lo lejos, tampoco hay nada. De no ser por los avatares de la pol챠tica, Flores no habr챠a reparado en Cantero. Y entre Bianchi y el resto pudiera haber algo; pero mientras la modestia le impida al senador dar a conocer sus ideas no podremos saberlo.
As챠 entonces no hay nada entre ellos. Salvo, claro, la soledad.
La versi처n pol챠tica de la soledad queda bien reflejada en la m찼xima: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. O en su equivalente: si no tengo amigos, tengo a los enemigos de mis enemigos.
El resultado de todo eso es lo que se conoce como Comit챕 de Senadores Independientes.
La inmediata consecuencia de ese Comit챕 ser찼 la designaci처n de Adolfo Zald챠var como Presidente del Senado por un a챰o con el apoyo de la Alianza. A cambio, ese mismo Comit챕 apoyar찼 a la Alianza para que presida el Senado el a챰o que viene.
Y ese es el problema.
Porque nada justifica que cuatro senadores independientes -los que, salvo Bianchi, son lo que t챕cnicamente se llama tr찼nsfugas- accedan a ese cargo. Es posible entender que sea la Alianza la que presida el Senado. Despu챕s de todo es casi el cincuenta por ciento. Lo que es dif챠cil de entender es que un pu챰ado de personas que hicieron abandono de las tiendas a cuyo amparo fueron elegidos -en una palabra, una minor챠a 챠nfima- pueda poner a all챠 uno de los suyos. Y no es cosa de talentos personales -puesto que Zald챠var los tiene- sino de representaci처n que es, como sabemos, uno de los principios b찼sicos del r챕gimen democr찼tico.
El caso no tiene nada que ver con la elecci처n de Gabriel Vald챕s a inicios de los noventa. Vald챕s fue elegido con los votos de la UDI no porque Vald챕s se acercara a ella, sino porque Jaime Guzm찼n, dando la und챕cima muestra de cu찼n fr챠a era su cabeza, entendi처 que la mayor챠a ten챠a derecho a ese cargo.
Ninguna de esas consideraciones ha inspirado a la Alianza para la probable elecci처n de Zald챠var.
Aqu챠 s처lo hay una mezcla de soledad y matem찼tica. La soledad la pone Zald챠var. La matem찼tica la Alianza. No es m찼s que eso.
Porque tampoco hay v챠nculos entre la Alianza y Zald챠var; salvo el encono con la Concertaci처n y los lazos familiares. Pero no hay ideas en com첬n, a menos, claro, que la derecha se hubiera puesto al챕rgica a eso que su candidato de hoy llama "el modelo".
El asunto, sin embargo, no tendr찼 grandes repercusiones. La presidencia del Senado es una de esas posiciones que el psicoan찼lisis (una de las actividades que compite de igual a igual con la pol챠tica en esto del poder y del conflicto) llamar챠a "ed챠picamente significativa". Se trata de esos cargos que la gente se disputa no por el poder real que conceden, sino porque, en su inconsciente, representan al padre. Eso explica que al luchar por ellos la gente se comporte como los ni챰os: se comprometan con intensidad afectiva, hagan declaraciones 챕picas, imaginen estratagemas, hagan peque챰as trampas y, por un momento, tengan la fantas챠a de grandes cosas.
Pero no. S처lo es la imaginaci처n. La realidad es m찼s pobre.
La verdad es que el cargo no concede demasiado poder. Y la soledad sigue all챠. Y los amigos -Flores, Cantero, Bianchi, la Alianza- no son amigos.
Apenas son los enemigos de los enemigos
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