sábado, 3 de junio de 2006

Una cabeza de cobre adorable.

                La esperé en la parada del trolebus durante dos horas enteras y gélidas. El frio de la tarde y la persistente nevazón de la mañana, me obligaron a pensar que había cambiado de parecer. La conocí a comienzos de un verano en la estación del metro "Maiakovskaia", cuando regresaba del centro de la ciudad, sumergida en su uniforme escolar marrón y en una blusilla de blanco inmaculado. Y juro no haber andado a la caza del sexo opuesto en esos dias. Me llamó la atención su lectura, sentada frente a mi, con las rodillas muy juntas y con un libro de nuestro poeta insigne en las manos : 20 poemas de amor y una canción deseperada. 
- Lo conoce ?- alcanz처 a decir, mientras quer챠a explicarme la procedencia y la profundidad po챕tica de Pablo Neruda.
- Es el poeta de mi patria ! -dije con el pecho como un zorzal.
Su pelo aprisionado en una cinta blanca, parecía llamarada contrastando con su piel de porcelana, muy blanca y joven. Eran los tiempos de maxima tolerancia en el pais de los Soviets. Cuando incluso llegó a ser un lujo ser estudiante extranjero y poder narrar sobre la vida cotidiana en otras latitudes. La acompañé casi sin palabras hasta su estación de tranvías. Durante la marcha solo intercambiamos miradas y sonrrisas, hasta que llegó el momento de preguntarle si sería posible verla nuevamente. La puesta en marcha desde el terminal del vehículo que la llevaría a algun rincón de la gigantezca ciudad, me obligaba a la premura.
 
-Tiene sentido ?- pregunt처 casi en un susurro.
-Siento que s챠 !- contest챕 con un nudo en la garganta y con la mano en el pecho.
-Me llamo Liuba y estar챕 ma챰ana en el metro nuevamente !-
- A la misma hora ! -dijo desde la pisadera.
 
Desde la ventanilla agit처 su mano y desapareci처 con el rechinar de los metales del destartalado veh챠culo. Lleg처 la penumbra y no sab챠a realmente donde me encontraba. Anot챕 en mi libreta los n첬meros de tranv챠as y trolebuses del entorno, el metro m찼s pr처ximo y volv챠 a la "Kolcebaia" para orientarme y continuar mi regreso a la 42 Bkartal.
-Llegó finalmente !- Recogía su pelo rojizo bajo una gorra de piel blanca y sus manos en guantes de lana del mismo color. Parecía princesa de cuentos infantiles !.  Dijo haber estado a punto de tomar el metro de vuelta, al comprobar la fuerte presencia de gente de raza negra en el trolebus y en el metro. Arrastraba los prejuicios de los Moscovitas, que ponían siempre en primer plano los desaciertos de los estudiantes de Africa en sus relaciones con la ciudadanía soviética. El comandante del bloque la examinó con dureza extrema, mientras le revisaba el pasaporte, como si se tratara de un turista con documento falso. Luego le extendió un papel de comprobante del retiro del documento, junto a la advertencia que tenía que abandonar el edificio a mas tardar, a las 24 horas en punto. Si bien me dolió el trato, ya empezaba a acostumbrarme a la rudeza conque algunos intentaban entregarle alguna autoridad a puestos subalternos. Fué una tarde hermosa e inolvidable. Me acostumbré rapidamente a su inosencia y al sabor de durazno maduro de su boca. A los relatos de la escuela que acababa de terminar y a los proyectos de iniciar el estudio de diseño de escenarios y trajes para el teatro menor, frente al teatro Bolschoi. El cascabel de su risa se quedó para siempre en mi alma, a pesar que a la vuelta del verano siguente, se fué de mi vida sin aviso previo. Más tarde recibí una postal con sus disculpas y explicaciones, pero no pude aceptar recibirla nuevamente en la residencia. Mi vida había iniciado otros rumbos en lo sentimental, aunque ganas no me faltaron de adueñarme de nuevo de sus delicias. Puta suerte compadre !.
Ren챕
Alemania, 03.06.2006.-

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