Bachelet cerr처 su campa챰a en el ex Congreso Nacional Con el impacto de la tragedia sobre los hombros, la candidata de la Concertaci처n fue la 첬nica oradora en un breve acto el jueves en el ex Congreso Nacional. Rodeada de pol챠ticos, artistas y amigos, se mostr처 distendida y convincente como nunca antes en la campa챰a.
Michelle entre los suyos
La Naci처n |
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Betzie Jaramillo
El jueves, el centro de Santiago parec챠a una ciudad de provincia con familias y seres solitarios vagando por la Plaza de Armas y mirando las vitrinas de las tiendas cerradas. No hab챠a rastros de campa챰a electoral. S처lo un grupo de hare-krishnas hac챠an su propia campa챰a cantando en el paseo Ahumada y unas gitanas le챠an la suerte en las manos de unos paseantes preocupados con su destino. Muy cerca, en el ex Congreso Nacional, todo se organizaba deprisa y corriendo para el 첬ltimo acto de Michelle Bachelet.
No era lo previsto. Su cierre de campa챰a en la Alameda, rodeada de multitudes, hab챠a sido suspendido por decisi처n de la candidata tras la tragedia que dej처 cinco muertos en el accidente del bus en el que viajaban algunos de sus brigadistas m찼s j처venes y los grupos musicales que la acompa챰aban en su gira. Pero algo hab챠a que hacer, y por eso se eligi처 un escenario solemne y con medio millar de invitados. La hora: las 19:30.
Antes de esa hora, Bachelet hab챠a recorrido casi muda tres cementerios. El d챠a anterior hab챠a visitado heridos, entre ellos su sobrino, y acompa챰ado a las familias en los velatorios, todos en casas humildes de la poblaci처n Jos챕 Mar챠a Caro, La Pintana y Pedro Aguirre Cerda. El martes por la tarde, la noticia del accidente le hab챠a borrado de golpe la sonrisa electoral. Y el macabro recorrido por el lugar del accidente, con los cuerpos de los j처venes muertos a첬n en el lugar, hizo que la candidata llorara en silencio. No era f찼cil celebrar una fiesta en esas circunstancias, pero hab챠a que rematar de alguna manera la campa챰a para ponerse a esperar el veredicto de las urnas.
AVALANCHA DE INVITADOS
A puerta cerrada, el salón principal del ex Congreso fue el escenario escogido. Difícil para todos. ¿Quiénes serían los invitados en este aforo tan limitado? ¿Cuál era el criterio de la lista de los elegidos para escoltarla en su discurso final? ¿Y dónde se colocaría la prensa? Una hora antes, reporteros de todos los medios y corresponsales extranjeros se agolpaban en una puerta lateral intentando entrar. La organización permitió que los fotógrafos y cámaras estuvieran en el salón, y el resto de los periodistas, a la galería. Órdenes son órdenes.
Pero el orden estuvo a punto de colapsar ante la avalancha de invitados y autoinvitados que alegaban su derecho a estar all챠. Y las encargadas de protocolo apenas pod챠an contener la avalancha de ministros, pol챠ticos, artistas, amigos, brigadistas y militantes de todos los partidos de la Concertaci처n. Todos con razones poderosas para estar en el sal처n, pero el sal처n no atiende a razones, sino a n첬mero de asientos. Controlado el caos, los invitados en sus sitios y la puerta cerrada, ya s처lo faltaba la candidata.
Y llegó acompañada, cosa nada habitual, por sus hijos –Sebastián (27), Francisca (21) y Sofía (12), que casi queda atrapada en el tumulto– y su madre, Ángela Jeria. Entró en medio de una ovación y su primer abrazo fue para Denisse Malebrán, cantante del grupo Saiko que iba en el bus accidentado. Al lado de su sillón la esperaba el ex Presidente Patricio Aylwin, que selló con efusión su apoyo y el de los suyos.
Un vistazo a quienes la arropaban. Sentado al lado de Aylwin, el Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana. El biólogo dudaba si quedarse al acto porque su esposa estaba enferma, pero un organizador le dijo “será muy corto y ella quiere que usted esté cerca”. También estaban cerca la primera dama, Luisa Durán, los escritores Antonio Skármeta e Isabel Allende. Y más cultura: los actores Pancho Reyes, Malucha Pinto, Delfina Guzmán, Claudia di Girólamo y su marido, Vicente Sabatini, los músicos Ángel y Javiera Parra, además de escultores, pintores e intelectuales.
Entre ellos estaban los ministros Nicolás Eyzaguirre, Yasna Provoste, Sergio Bitar y Osvaldo Puccio, y políticos como Soledad Alvear, Adolfo Zaldívar, Víctor Barrueto, Ricardo Núñez, Isabel Allende, Carolina Tohá, Juan Pablo Letelier. Todos cantaron la canción nacional con el Quinteto de Cuerdas de Santiago y Bachelet se dispuso a pronunciar su discurso de cierre. Comenzó con los nombres de los cinco fallecidos: Luis Muñoz, Juan Esteban Lira, Ricardo Burgos, Jean David Vega y Mario Pino. “No pido un minuto de silencio, pido un aplauso”. Y tras los aplausos, su declaración de intenciones si es elegida Presidenta de Chile.
PARIDAD EN TODO
Buenas intenciones en la salud, educaci처n, seguridad, trabajo, pensiones, sueldos iguales para hombres y mujeres en un discurso sin estridencias pero con intensidad. Los aplausos la interrumpieron cuando habl처 de paridad de g챕nero entre sus futuros ministros. Eso le gust처 y aprovech처 para recordar de nuevo lo del salario de las mujeres. M찼s aplausos. Porque la igualdad de sexos es uno de los acentos que enfatizan sus propuestas.
“Por fin”, dice una invitada con camiseta del comando. “Ya era hora”, dice otra mientras aplaude a rabiar. Se nota que el “factor género” es parte del entusiasmo que provoca. Entre ellas, claro. Porque las encuestas señalan que la fuga de votos de la Concertación es sobre todo de hombres. ¿Desconfianza en la Concertación o simple prejuicio sobre la capacidad de una mujer en La Moneda?
Como le prometieron a Maturana, el discurso fue breve. Y en 15 minutos hizo todos los guiños necesarios. Al Gobierno de Ricardo Lagos, a la Democracia Cristiana, a la continuidad, al cambio, y terminó pidiendo el voto para ganar en primera vuelta, esa primera vuelta que no le conceden las encuestas. No es lo que piensa la escritora Isabel Allende: “Será a la primera. A pesar del plan de la derecha de establecer la duda. Ella es todo un símbolo y la ha pedido el pueblo. Eso es muy valioso. Y hemos tardado mucho en conseguirlo, pero ya es hora que este país tenga cara de mujer”.
Y Malucha Pinto, en el desorden de la salida del acto –“no empujen, eso es parte de este nuevo trato entre hombres y mujeres”– está de acuerdo. “Lo que dicen los escritores siempre se transforma en realidad. Y aquí hay una deuda con nosotras”.
Mientras, Bachelet intentaba avanzar hacia la salida en medio de los abrazos, algunos empapados de lágrimas, de sus invitados. También, Adolfo Zaldívar insistía en el pasillo: “Claro que es posible en primera vuelta”. En la calle, todavía quedaban algunos seguidores y ya cerca de la Plaza de Armas, una peruana avisaba que Bachelet no será la única “En Perú vamos a elegir a Lourdes Flores”.
CAMPAÑA DESCALIFICADORA
Para Bachelet, la jornada no terminó en el ex Congreso. A medianoche acudió a “Última mirada”, de Chilevisión. Fernando Paulsen ya había entrevistado a los otros tres y sólo faltaba ella. Como en su discurso de cierre, Bachelet se mostró más clara y tranquila que nunca. No dudó ante ninguna pregunta y habló de las caras nuevas, de la píldora del día después, de los problemas de la vivienda social. Mantuvo la sonrisa y habló con seguridad pero sin atisbos de populismo ni de falsas fortalezas.
Sobre si prefería batirse con Lavín o con Piñera en segunda vuelta, dijo que le daba lo mismo porque ambos son la derecha. Un militante socialista opinaba mientras la escuchaba: “Así me gusta verla. Ojalá le hubieran permitido ser ella misma desde el principio y no dos días antes de las elecciones”.
Al día siguiente, en Radio Cooperativa, la candidata se defendió de las descalificaciones diciendo que “hay una campaña orquestada desde un comienzo” en la que nada fue dejado al azar por parte de sus opositores. “Esto partió siendo que yo era nada más que simpática, una gordita simpática. Y ahora ni siquiera soy simpática. Y después, que no tengo preparación, ni experiencia. Esto ha sido hecho claramente por estrategas publicitarios, muy bien hecho; con muchos medios, por lo demás”.
Y por si no le bastara un triunfo, promete tres: ganarles a los dem찼s en primera vuelta, ganar las parlamentarias y ganar definitivamente en enero. O sea, que m찼s tarde o temprano, Chile tendr찼 por primera vez una mujer al mando, una Presidenta.
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