lunes, 28 de mayo de 2007

A proposito de las tetitas ( chiquitas) de la Bolocco.


징Vivan los paparazzi!
La Naci처n, Lunes 28 de Mayo de 2007

Freddy Stock

¡Qué vengan los paparazzi! Que se metan en nuestra sociedad y nos fotografíen hasta la médula con sus lentes intrusos, retratándonos tal como somos, en colores y en blanco y negro, sorprendidos, incautos ante su trabajo que escandaliza. Los paparazzi nos dicen lo que somos, cómo somos, no les permiten a los personajes públicos, a los famosos, a los que “la llevan”, vivir tranquilos en la hipocresía porque rompen caretas, tejados de vidrio, máscaras de vida sonriente, moral y millonaria.

¡Que nos llenemos de paparazzi! ¿Quién les teme? Escucho voces histéricas en el Congreso hablando de vida privada como si existiera la vida privada. Peor aún, como si un personaje público tuviera derecho a tener vida privada. Nada. La vida privada no tiene razón de existir en una sociedad democrática. El único derecho inviolable debiera ser el de la Intimidad, que es aquello que el personaje público no ha “vendido” para agarrar un asiento en el Parlamento, un contrato millonario en el canal de TV o como rostro de la multitienda.

La Intimidad es el último refugio del ser humano y es uno mismo quien determina la extensión de su diámetro: si es sólo del ancho de la conciencia, porque ya vendiste a tus guaguas, tu matrimonio o tu separación a las revistas; o si tiene el ancho de tu hogar, el que nunca has transado para ganar más plata mostrándote más “humano” frente a tu clientela.

Este l챠mite es como el himen. El derecho a la privacidad es como la virginidad (no me canso de decirles esto a los alumnos de periodismo): se pierde una vez y de puro gusto. Porque una vez abierta la compuerta no se cierra jam찼s, es la ley de la transparencia, de la libertad de expresi처n, del derecho irrestricto a la informaci처n. Es la esencia de la democracia y de la fiscalizaci처n que obliga.

El señor diputado tiene susto. Es natural. La estrella de TV tiene susto. Es natural. Sentirse observado nos da espanto, produce escalofríos. Hitchcock hizo un clásico con un par de ñatos mirando un crimen por una ventana. El peligro está en que este susto se traduzca en leyes que restrinjan libertades más vitales que estarle cuidando la “vida privada” a la autoridad. Esa se cuida sola, señor diputado. Basta con no vivir con virtudes públicas y vicios privados. Basta con ser consecuentes con lo que se vende. Así de simple. ¿Una fotito, por favor?


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