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EDITORIAL
Ch찼vez es la ley

25/05/2007

Al igual que lo viene haciendo con Estados Unidos durante a챰os, el presidente venezolano ha multiplicado deliberadamente en los meses recientes su papel de provocador continental, encadenando decisiones que no pueden pasar inadvertidas. Hace semanas era su anuncio de abandonar el Banco Mundial, el FMI e incluso la Organizaci처n de Estados Americanos. O la nacionalizaci처n de las explotaciones petrol챠feras del Orinoco. O la propuesta de un denominado Banco del Sur, que har챠a pr챕stamos a gobiernos latinoamericanos sin el yugo "neoliberal". Le llega el turno ahora a la cadena Radio Caracas Televisi처n, abiertamente hostil a Hugo Ch찼vez, que dejar찼 de emitir a medianoche de este domingo porque el Gobierno venezolano ha decidido no renovar su licencia.

La medida de Ch찼vez anunciada ya a sus conmilitones en diciembre, al calor de su incontestable nuevo triunfo electoral, es una grave muestra m찼s de la imparable deriva del r챕gimen hacia el caudillismo unipersonal, libre de contrapesos. Que la emisora televisiva m찼s influyente del pa챠s pierda la licencia despu챕s de 53 a챰os por su decidida enemiga hacia el presidente de la Rep첬blica -fue una de las cuatro que apoyaron el golpe contra Ch찼vez de 2002- y su voluntad de no plegarse a las directrices del poder muestra el autoritarismo a ultranza y el car찼cter arbitrario del l챠der venezolano. Pero refleja tambi챕n la inoperancia de los mecanismos de control que en los sistemas democr찼ticos reequilibran y rectifican en su caso los abusos del Ejecutivo. En una Venezuela ayuna de instituciones realmente independientes, los deseos del jefe del Estado se convierten en ley, al margen de que, en este caso, un 70% de los ciudadanos, seg첬n una encuesta del mes pasado, est챕n contra el cierre de RCTV

En ning첬n pa챠s respetuoso con las libertades se silencian los medios cr챠ticos -aunque sean muy cr챠ticos, como es el caso- a golpe de bolet챠n oficial del Estado y con el pretexto de que expira una licencia, hecho 챕ste incluso sometido a controversia. Los jueces suelen estar ah챠 para impedirlo. As챠 lo han visto desde la OEA hasta el Senado de EE UU, que condena la medida en una declaraci처n conjunta de los dos grandes partidos. Resulta desalentador en este sentido el tibio y rutinario rechazo ayer de la decisi처n de Ch찼vez por el Parlamento Europeo, adalid de las libertades, en una C찼mara vac챠a, pr처logo del fin de semana. Y m찼s desalentador a첬n por el hecho de que s처lo tres diputados espa챰oles se pronunciaran sobre la resoluci처n. Un absentismo masivo que convierte en ret처rica la supuesta prioridad de lo hispanoamericano.