martes, 12 de abril de 2005

En homenaje a ZIBA ZAHRA KAZEMI

La muerte acecha tras el obturador

Si me permiten los lectores de El Purgante, deseo escribir unas palabras sobre un hecho antiguo, algo que para los periodicos paso de moda y de momento, pero para los hombres y mujeres que quieren vivir con dignidad, es un hecho que esta siempre presente, un crimen no castigado, un grito en medio del silencio, una voz digna y una vida honrada en un mundo marcado por la injusticia, el horror, las ocupaciones militares, la discriminacion racial y sexual, el abandono de los valores y el privilegio del dinero y la ganancia, sobre la solidaridad y la compasion por el ser humano.

Muchos se refieren a las injusticias y la discriminacion que la mujer enfrenta en el mundo de hoy, en el mundo del ayer y en el mundo de siempre. Pero pocos se챰alan ejemplos que sirvan de inspiracion en la lucha por lograr que la mujer alcance, incluso en algunos paises de injusticia extrema, el status de ser humano.

En uno de esos paises, donde la mujer ni siquiera es libre de mostrar su rostro, ya no digamos expresar sus opiniones y aspiraciones, nacio una mujer en 1948, en Shiraz, Iran. Nacio el primer dia del oto챰o y fue llamada Ziba. Una ni챰a mas entre millones, destinada al silencio, la opresion, el ocultamiento, la discriminacion y el abuso.

Por esos a챰os nacimos tambien nosotros, somos contemporaneos de esta Ziba, que, quizas era nuestra compa챰era lumumbera sin serlo. Si lo hubiese sido, en verdad, nos sentiriamos hoy orgullosos de ella, como me siento igualmente hoy porque esta mujer haya vivido. Curiosamente me siento un poco ligado a esta notable mujer solo porque cuado yo estudiaba periodismo en Chile, ella estudiaba en la escuela de Cine de Teheran, entre 1969 y 1972.

En 1974, Ziba trabaja en Francia en la television irani. Hasta 1988 trabaja en la ejecucion de peliculas en ese pais y en 1985 recibe el doctorado en Artes y Literatura. Hasta ahi, una vida absolutamente mas alla de lo que se podia esperar de una ni챰a nacida bajo la discriminacion y aislamiento social que la mujer sufre en Iran.

En 1993, ZIBA ZAHRA KAZEMI emigra a Canada y al cabo de un tiempo se hace canadiense, se dedica por completo a la Fotografia y se convierte en periodista grafica, reportera de la camara y desarrolla su pasion por esta actividad.

No son simples fotos las que saca Zahra Kazemi. Su sensibilidad de mujer comprometida con los dolores y sufrimientos de la gente de todos lados, se capta al mirar sus fotos. Hay algo escondido, algo oculto, un don que no es de la academia, en esta clase de personas que ,al apretar el obturador no estan captando una imagen, sino un sentimiento, atrapando una personalidad, el interior de un ser humano. Ese es el don de pocos fotografos y era el don de Zahra Kazemi. Su afan de captar a los que sufren la lleva a Costa de Marfil, a Costa Rica, Mexico, Jerusalen, el medio oriente, Afganistan, Irak, y finalmente su patria nativa, Iran.

Pero en el Iran de los Ayatollahs no aprecian el arte fotografico de Zahra Kazemi. Por las fotos que han sobrevivido su tragedia, se capta que Zahra sabia muy bien llegar con la camara a la imagen profunda de su gente, de sus dolores y sufrimientos.

Tratando de fotografiar una prision irani, ZIBA ZAHRA KAZEMI es apresada, llevada a ocultas celdas de la represion de los Mullahs y durante dias es torturada, golpeada, violada. Ya en coma, es llevada a un hospital militar donde es atendida de suma urgencia pero fallece victima de los golpes, con huesos quebrados, rasgu챰os, lesiones por todo el cuerpo y los indicios de violaciones masivas.

Sacar fotos suele ser una aficion de millones de personas. Es muy lindo fotografiar a la familia, a los ni챰os, a las parejas besandose, a los viejos con las palomas, los paisajes exoticos, las fiestas, los aniversarios, fotografiar una bella mujer en la playa, una foto a los recien nacidos. Quien puede pensar en morir por sacar una foto? Los unicos que mueren por sacar una foto son quienes desean mostrar al mundo el dolor y la injusticia, los crimenes de las dictaduras, de todas las dictaduras, las de un lado y del otro de la injusticia. Sus fotos no son fotos, son legado y testimonio de una epoca y esas fotos no se colocan en albums familiares sino que entran directo a las enciclopedias de las verdades descubiertas. Sus fotos estan en la categoria de documento grafico que cambian la historia del mundo, como aquella ni챰a vietnamita que huye desnuda, totalmente quemada por las bombas de napalm americano; o las fotos de los milicianos espa챰oles en el momento que reciben la descarga; o la foto primera vista en Chile de Carmen Gloria Quintana con el rostro quemado, junto al Papa Woitylia en el Hogar de Cristo, o la Bandera roja en lo alto de la cancilleria alemana, o la foto del monumento a Dzerzhinsky arrancado de su pedestal. Asi son las fotos que entran a la historia de cada pais.

Seguramente asi seran exhibidas muchas de las fotos que capto Ziba Zahra Kazemi en su vida, que termino tragicamente en manos de unos torturadores que fueron iranies, pero bien pudieron ser chilenos, rusos, argentinos o alemanes.

Mas alla de todos los tramites y escandalos judiciales posteriores, donde la justicia irani libero de culpa a los asesinos y Canada exhibio su tibia defensa de retirar al embajador por un tiempo y despues hacerse los lesos con tama챰o crimen, mas alla de todo eso, queda lo mas importante y que fue la existencia de esta mujer ejemplar, esta mujer que al igual que sus torturadores y asesinos, tambien podria ser chilena, argentina, afgana, pero que a diferencia, no es la verguenza lo que deja tras de si sino un gran ejemplo, un ejemplo de valentia, de honestidad y de dignidad. A su edad, que es nuestra edad, no andaba sacando fotos a las palomas ni a las tortas de cumplea챰os, sino esta mujer recorria los paises para captar para todos nosotros el dolor, la injusticia, la verguenza de todos los paises.

Me voy a permitir mostrar a ustedes algunas fotos de Zahra Kazemi que he rescatado de algun sitio. Lo mismo entregare a ustedes una pobre traduccion mia de un poema del hijo de Zahra Kazemi.

No he dicho casi nada de lo que fue en verdad la vida de esta mujer, pero al menos me ha parecido justo usar nuestra pagina para decir algo sobre una mujer que la sentimos "compa챰era".

Haciendo un modesto homenaje a Ziba Zahra Kazemi, quiero saludar a mis amigos iranies de Toronto en el exilio, su sufrimiento sordo y familiar para nosotros, de vivir lejos de la patria, lejos de su idioma y que ven la vida de Zahra como paloma peregrina entre dos mundos, entre dos patrias lejanas pero cercanas por la nostalgia, los recuerdos y el dolor.

Marcos Medalla-Toronto –Abril 2005

 

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