sábado, 15 de julio de 2006

Marcos saca nuevamente trago señores !

Queridos Lumumberos !
                                             Los contrastes, lo nuevo y lo viejo, llegan en la pluma de Marcos como narración de Macondo de Gabriel Garcia Marquez. Brillante !.  Es distinta la observación despues de tantos años, a la que podría hacer alguno de nosotros que viaja a la patria grande con frecuencia.  El cafecito le costó a Marcos algo así como ocho dólares, el equivalente en Alemania a tres capuchinos y 6 cervezas de medio litro cada una. Pero esa es la realidad en los locales céntricos de Moscú. Si alguen viaja a Moscú y se le ocurre a invitar a un Restaurant céntrico  a toda la familia, tiene que calcular entre 1.000 y 1.500 dólares. Lo mejor es un Restaurant de barrio, en donde almuerzas o cenas tranquilo, abundante y barato, sin tener a tus espaldas a un mozo que, una vez terminado un sorbo de agua mineral en tu vaso, llega como si le pusieran un petardo en el culo para rellenarte el vaso. Eso del mozo es por persona, dicho sea de paso. Al abandonar el local, cada "guarango" le dá una propina a su "guardaespaldas". Pobre de aquel que se le olvide, como a este pecho. Quedas como chaleco de mono. Menos mal que el anfitrión, el director de una empresa del metal, explicó que se trataba de un extranjero que no conocía las costumbres de la Rusia oligarca. Dió 20 dólares de propina en mi nombre y el muchachón llegó hasta la calle, donde esperaba el Mercedes Benz 600 del director, para habrirme la puerta y hacer una reverencia hasta el mismísimo suelo.   En esos locales no es tan importante la wodka inmaculada, los platos de caviar hasta el tope, las niñas en minifaldas extremas, pero agradables, sino que la presencia en ellos. Los oligarcas y los que quieren serlo, no escatiman en gastos representativos, más aún si el pago impositivo es más o menos voluntario en ciertas alturas. Moscú llegó a los niveles de Tokio de los años ochenta en cuanto al nivel del costo de la vida. El grueso de la población compra mayoritariamente en los mercados populares, en las ferias al por mayor y en los discount. El pueblo, y en esto tiene mucha razón nuestro querido amigo, sigue siendo el pueblo que nosotros queremos y respetamos. Humildes y amistosos. Con mujeres bellas y extraordinariamente laboriosas. La mujer de Rusia se forjó no solo en los años angustiosos de la revolusión y de la guerra, sino que tambien en el alcohlismo consuetudinario de una buena parte de la población masculina. Lo digo de paso y casi fuera de contexto, pero lo digo, en el entendido que nuestros Lumumberos pueden pensar que en este sentido ha cambiado algo. Lo dice muy bien Marcos cuando habla de los olores etílicos al pasar frente a un grupo de jovenes que a las 9 0 10 de la mañana y están como pañuelo. A veces se chupan el presupuesto familiar y es la mujer la que defiende la familia. Saca a los hijos adelante y, más de alguna, y no es de extrañarse, busca consuelo en otra parte, antes de compartir la cama con un guachaca con olor a tinto de cuarto enjuague. Gracias Marcos por tus relatos. Espero que lleguen muchos más. Creo que los Lumumberos tendríamos que enviarte por un par de semanas a Moscú y Leningrado, con todos los gastos pagados, para que nos cuentes tus experiencias. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.
Ren챕
Alemania, 15.07.2006.-

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