Querida Quenita de Suiza !
Queridos Lumumberos !
Fué un respiro del alma haber ocacionado un aliento de rebeldÃa por mis dichos sobre la revolución Cubana. Yo sé que la revolución Cubana significa para la aplastante mayorÃa de los Lumumberos (para mi tambien), algo sagrado. Algo que no se puede lastimar ni siquera con el pensamiento. Porque fueron muchos los años de lucha de los trabajadores de nuestra américa Latina y la revolución Cubana fué el final felÃz de una parte de esta lucha. Sin la Unión Soviética, no habrÃa sido posible el triunfo de la revolución en aquellos años de guerra fria. Y aunque parezca paradójico, sin la Unión Soviética o un pais equivalente a ella, no ha sido posible triunfar o avanzar en forma importante en su consolidación. Ni en lo polÃtico, ni en lo económico. Considerando que aqui se trata de los ejes fundamentales de cualquier desarrollo revolucionario, no se han detectado grandes cambios, salvo la denominación interina de Raul Castro al mando del pais a propósito de la enfermedad del máximo lider. Desde los años noventa sabemos del fracazo rotundo del denominado socialismo real, de su extrema burocratización, de la parcelación severa del poder en los organismos de represión del estado, en la marginación calculada de la opinión ciudadana, en la anulación paulatina de las organizaciones sociales, en la extrema exacerbación del culto a lÃderes con ceguera consuetudinaria, en el gigantismo del aparato del estado y la sordera brutal de la nomenclatura de escuchar los problemas agobiantes de las masas. Nuestra observación empÃrica de los procesos aún dejaban margen para entender que se trataban de pasos tácticos en el avance, que no era posible el paso del poder al enemigo sin alglutinar a los pueblos involucrados. Del poder polÃtico, DE TODO EL PODER !!!. Algunos estados del socialismo real tuvieron la capacidad de reordenarse, como es el caso de China Popular. Haciendo uso del poder omnipotente para corregir las deficiencias en la conducción económica. Como me habrÃa gustado Cuba, pregunta nuestra querida Quenita. Exáctamente como a ti te habrÃa gustado querida amiga. Un proceso con deficiencias, pero corregibles. Integrando a sus ciudadanos realmente a ellos. Con estructuras populares en la administración de la justicia, es decir, con tribunales independientes que administrenm el imperio de la constitución y las leyes, con elecciones libres en el marco de una constitución revolucionaria, con instrumentos civiles que resguarden los derechos de los ciudadanos, con una prensa revolucionaria que ponga los puntos sobre las Ães y que no solo se dedique a ser el hazme reir de la población, exagerándo los éxitos y callando los fracazos. Con organismos de control popular que tambien sean controlados por sus ciudadanos, terminar con las autocracias humillantes, perpetuando a personalidades del gobierno y del partido en puestos de la administración para los cuales no están preparados. Terminando con la matonerÃa de los organismos de represión del estado, cuando se trata de ahogar el murmullo de protesta de sus habitantes. Terminando con las estadisticas falsificadas del mercado del trabajo, terminando con el empleo ficticio para entregar hacia el exterior una imagen de empleo pleno. Me habrÃa gustado que Fidel Castro hubiese pasado a la historia con todos los pergaminos de héroe de nuestros tiempos, retirándose a un merecido descanso y dando paso a dirigentes jovenes, que pudieran impulsar nueva sabia al proceso. A lo mejor lo que digo es producto de una inosencia que aún me niego a admitir, pero lo que digo lo digo con llana honrradéz. Es fácil arreglar el mundo en teorÃa. Muchas veces en nuestro Purgante hablamos de las autocrácias "socialistas" que enfermaban, pero que a cuyos dirigentes seguÃamos llamando compañeros. Nuestras organizaciones partidarias repetÃan el eco absurdo de colgarle medallas que no merecÃan, adjudicándoles aportes teóricos y obras literarias que nunca escribieron o formularon. Nicolai Chausschesco en Rumania y Odtcha en Albania eran ejemplos emblemáticos de esta exageración. Mientras sus pueblos mantenÃan su fé en un mundo mejor, en una sociedad sin explotadores ni explotados. Los alcances de la gran revolución de Octubre son innegables. Hoy más que nunca se definen las diferencias en el desarrollo salvaje y brutal del capitalismo de Rusia, por ejemplo. Tambien se escucha el lamento de otros pueblos de la ex Unión Soviética, que vieron en ella la tabla de salvamento para salir del medioveo. No es casual que ahora se discuta en todos los rincones democráticos del mundo, la salida de Cuba de la encrusijada, que dejará el vacÃo de poder que envestÃa Fidel Castro. Naturalmente que continúa el bloqueo de USA sobre la isla, pero las correcturas inpostergables en lo polÃtico y en lo económico no se vislumbran. El fracazo del modelo y la tozudés de los administradores en mantenerlo, es lo que más me preocupa. No quiero decir con ello que es necesaria una vuelta a las antiguas estructuras de desarrollo económico, sino apenas decir que las correcturas deben (pueden) integrar la iniciativa privada inmanente en los seres humanos. Entregarle algunos instrumentos de desarrollo privado, que significarán, al mismo tiempo, desarrollo para todo el pais. El socialismo puro de los teóricos no existe realmente. Es una fábula de libros de cuentos infantiles. Lo que no cuesta nada, poco se aprecia. Al decir de nuestro gato Cerda, no se puede repartir lo que no se ha creado. Un fuerte abrazo a mi querida amiga Quena de Suiza. Lo mismo para todos nuestros activos y lectores. Todo, con la fraternidad de siempre.
Ren챕
Alemania, 27.11.2006.-
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