sábado, 1 de noviembre de 2008

La elección del 4 de noviembre en Estados Unidos


Para las elecciones del pr처ximo martes 4 de noviembre, desde el Partido Dem처crata se anunciaba la novedad, que se convertir찼 en hecho hist처rico si su candidato es elegido como presidente de Estados Unidos: la primera mujer o el primer afroamericano. Su ventaja era y es la novedad (y sus propuestas), y en ambos casos las supuestas debilidades que explot처 la derecha eran la falta de experiencia y de liderazgo y las sospechas sobre su patriotismo.

Se asocia a la mujer con una sensibilidad distinta, o m찼s bien m찼s acentuada, m찼s cercana a las necesidades concretas de la sociedad en su conjunto, y de las distintas minor챠as (en el caso chileno, tambi챕n m찼s cercana del tema de la equidad, de la igualdad de oportunidades, de la distribuci처n del ingreso. Michelle ha ido en la direcci처n de convertir aspiraciones en derechos sociales y, por esa v챠a, convertir pol챠ticas sociales impregnadas de asistencialismo en derechos, como lo ilustran tan bien el Auge y el Reforma Previsional, entre otras). Hillary Clinton qued처 en proyecto, que quiz찼s se retome en un futuro pr처ximo con ella misma u otra mujer. Desde la lejan챠a, pareciera que los factores de su derrota estuvieron ligados a la eficacia de los equipos de la campa챰a interna.

En la recta final ha quedado Barack Obama. Todo aquello que es su fortaleza constituye al mismo tiempo sus flancos que la derecha sin principios podía aprovechar, y que efectivamente utilizó. Ser afroamericano. El ser de una familia atípica, en que existe una conjunción de razas, nacionalidades, países. El ser cosmopolita (como decían los estalinistas) casi se le identifica con ser poco “americano”. El tener la vivencia de diferentes estratos sociales (viene de una familia que de ninguna manera podría ser catalogada de acomodada, participó en las actividades de organizaciones comunitarias, de la iglesia, etc.) lo hace sospechoso de debilidades “liberales”. En fin, por su interés en las grandes cuestiones nacionales e internacionales, sus lecturas, sus estudios, le han acarreado la terrible acusación de ser “intelectual”.

Las encuestas lo favorecen frente al candidato republicano. Pero nada está ganado. Existe una hipocresía casi sociológica entre los encuestados. Ya no son tantos los que directa o abiertamente lo rechazarían por ser negro, tal postura “ya no se lleva”, no es políticamente correcta. Entonces dicen que sí, que votarían por Obama. Pero en el momento de votar podría aflorar el verdadero “yo”, la naturaleza discriminatoria, la desconfianza, que sería superior a la vergüenza o imbecilidad de votar por tercera vez consecutiva por los republicanos.

Pero si, Obama podr챠a ganar. Y entonces surge la pregunta: 쩔qu챕 importancia tendr챠a su gobierno para Am챕rica Latina? La respuesta no es evidente. En palabras y an찼lisis simples, Barack ser챠a m찼s progresista. Esto merece ser relativizado:

Por un lado, se sabe que las palabras con significaci처n pol챠tica no tienen el mismo sentido en USA.

Por otro, también se sabe que quienes sienten que presentan la imagen de “sospechosos”, de recién convertidos o que experimentan consciente o inconscientemente la necesidad de demostrar su adhesión a los valores “permanentes, inmanentes” de la patria o, en este caso, del “american way of life”, tienden a exagerar las manifestaciones de dicha adhesión. En Chile somos expertos en el tema, con las lecciones que ha dado durante dieciocho años la Concertación, y que han constituido la “originalidad” de nuestra transición.

Finalmente, siempre se ha manifestado sorpresa por el hecho de que Estados Unidos no ha sufrido el choque brutal de culturas que podría haber significado la multitud de naciones que allí conviven. La explicación que se ha dado es el famoso “melting pot”: todo se disuelve en el “modo de ser” americano (y la práctica demuestra, además, que no hay mayor chovinista USA que inmigrante reciente en dicho país). Y la sociedad americana es evidentemente conservadora en lo económico y aún restrictiva en las políticas sociales. El progresismo es “cooptado” o recuperado por el entorno conservador.

En conclusi처n: Obama es una inc처gnita. Pero el partido republicano es y ha sido amenaza permanente.


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