martes, 19 de octubre de 2004

Un amor imposible

Queridos Lumumberos !
                                     Hay que vivir para contarlas, decía un poeta y escritor de nuestra América morena. Más de alguno de uds. habrá vivido la experiencia y la encrusijada que significa, encontrarse frente a un panal de abejas y no poder digustar de la dulsura de su miel, por temor a ser picado por las abejas. Un companero de destinos iguales, recibió en su casa la visita de una prima política de Rusia, que venía acompanada de su hija (sobrina, en consecuencia) de trece anos de edad. Llegaron para disfrutar de unas cortas vacaciones y de un pasaje que este compadre les enviara, a propósito de cumplir por esas fechas, los 58 anos de edad. La prima política, una Rusa regordeta de los Urales, de trato distinguido y cordial, venía un poco escapando de la violencia intrafamiliar de su casa y de las angustias cotidianas que le reportaban el haberse casado con un borracho consuetudinario. La nina, de cabellos dorados y de mirada taciturna, provista de una belleza delicada y casi sin límites, se acomodó a la vida en Alemania con facilidad. En menos de una semana ya balbuceaba algunas frases en el idioma Teutón y demostraba una extraordinaria sensibilidad por las cosas sútiles de la vida. Le gustaba llegar a nuestro barrio, para disfrutar de la piscina temperada en las cercanías de mi casa y de las porciones de papas fritas de un conocido cocinero Belga del recinto. Los acompanamos muchas veces, escuchando el dramatismo de los relatos de la mujer y de los peligros a que estaba expuesta su hija, a los arrebatos y locuras de su marido, poseído de los vapores etílicos. El trato de este amigo, de aspecto agradable y de modales refinados, despertaron mi curiosidad en su relación con la muchachita. En el bar de la piscina, acompanados de sendos jarros de cerveza y con el rubor en las mejillas, resolvió contarme la historia y mezclarme en la borrasca. Un dia, en el jardin de su casa, cometió el error de aventurarse en besar a la nina en la boca, después que esta respondiera a un beso en la distancia que este amigo le enviara, jugando. Con algunos grados de alcohol en la sangre, después de un asado a la chilena a todo trapo, nunca imaginó las consecuencias del desborde. En la noche del mismo dia encontró a la muchachita en el sótano de su casa, donde funciona su oficina de abogado, sumergida en cartapacios y documentos con tragedias de la vida. Con las mejillas ardiendo y esperando el segundo acto de la obra, la muchachita se quedó en una ezquina, con los ojos cerrados y con sus labios al rojo vivo. En un arranque demencial, se acerco nuevamente a la muchacha, encontrando su abrazo y su boca echo una rosa. Desde ese dia dejó de dormir. Desde ese dia empezó a buscarla en los rincones de su casa, en su jardín, en los paseos por el lago y por el rio. Enrredado hasta los cimientos en la relación, cambió los billetes de avión de regreso a Rusia, argumentando peligro de terrorismo en el espacio aéreo de esa región, historia que los actores se tragaron. Lo más interesante de todo esto, es que nadie de su casa nota nada. La esposa se puso el antifáz y la mordaza, desvinculándose absolutamente de lo que sería posible, pero que no podría ser. Yo, perro viejo en tierras profanas, descubrí al dia siguente que la muchachita había resuelto que contaba con mi silencio y que había pasado a ser cómplice de la historia. A pesar de los consejos que entregué en su oportunidad, descubrí al mismo tiempo que no era escuchado. Que en los oídos de mi amigo mi voz sonaba como tarro mantequero, lejos de alcanzar su razonamiento manitado por las delicias y perfumes de una flor primaveral. Compadre !, no me gustaría estar en tu pellejo !, honestamente !!!!.   De existir interés por el acto siguente, me atreveré a contarlo, sobre todo para poner en alerta a als companeras, en el caso que reciban algun dia la visita de familiares procedentes de los Urales. No se duerman !, Lumumberos. Un abrazo de OSO para todos, con la fraternidad de costumbre.
Ren챕
H체rth, 19.10.2004.-

1 comentario:

  1. Ya, ya, Huasito Navokov, termina esa histora de tu Lolita de los Urales. Con tal que despues no vaya a salir el chico Fen conque era el mismo el que andaba tocando esa guitarra...y con la cola del Comenunca. No te preocupes, quedamos advertidos de no invitar primas politicas de los Urales y menos con crias que andan tirando besos al aire. Abrazos. Dijo el picao.

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