lunes, 4 de agosto de 2008

Solzhenitsin, me saco el sombrero.

Queridos Lumumberos !

                                         A mi parecer, la prensa Polaca fue quien mejor definió a Alexander Solzhenitsin : La conciencia de Rusia. Nació el 11.de Diciembre de 1918 en la ciudad de Kislovosk, en los tormentosos días de la “consolidación” de la revolución de Octubre. Desde temprano manifestó su desolación por la revolución de Febrero de 1917 por lo que la llamó “ la revolución de las oportunidades desaprovechadas”. Durante la segunda guerra mundial participó en el frente de Leningrado, donde obtuvo dos condecoraciones por valor. Eso no impidió que el régimen Estaliniano lo mandara por ocho años a un campo de concentración a Siberia, en 1945. Todo por escribirle una carta a un amigo en donde habla solapadamente “del caballero”. Solzhenitsin fue notable como persona y como escritor. A veces contradictorio, pero provisto de una fuerte voluntad y una audacia sin límites. Sus obras más notables fueron “Un día en la vida de Iván Denisovich” (1962), de fuertes elementos autobiográficos, sobre la vida de los condenados a los campos de trabajos forzados. En 1965 le siguió “Pabellón de cancerosos”, que si bien ya había sido puesto en libertad en 1953 (a la muerte del carnicero del cáucaso), su destierro continuó en Siberia. En Pabellón de Cancerosos” describe en parte su enfermedad de cáncer y las condiciones en que estuvo obligado a vivir. En 1968 le siguió “El primer círculo” y en 1974, su obra maestra “Archipiélago GULAG”. En el mismo año fue desterrado a Alemania y privado de la ciudadanía soviética. La recuperó, sin embargo, en las postrimerías de la agonía del poder soviético en 1990, por decisión de Michael Gorvochov. Retornó a Rusia en 1994, cuando la Unión de Republicas Socialistas había dejado de existir. Su última obra “Juntos”, habla de la difícil coexistencia entre Rusos y Judíos. Fue un crítico implacable de Juan Cañazo (Yelsin) por la desfachatez de repartir el patrimonio nacional de la ex URSS entre los miembros de la familia y los “amigos” semitas de su esposa. Cuando digo que fue contradictorio, me refiero exclusivamente a su postura política con respecto a compartir el poder con la iglesia ortodoxa de Rusia. Su ideal de desarrollo político y económico,  a veces se confund챠a en una suerte de inocencia senil. Sus oponentes se encontraban diseminados en todo el mundo, fundamentalmente, empotrados en los partidos comunistas y obreros, sumisos a Mosc첬.  Los lectores de izquierda del “Peneca”, “Simbad el marino” , del “Okay  y del “Siglo”, jamás leyeron dos líneas de las obras de Sozhenitsin. El partido les tenía prohibido la lectura de “patrañas” y “barbaridades” que decía sobre los campos de concentración soviéticos “inexistentes”. La modaza fue general y muy pocos se atrevieron a leer en el extranjero el “Archipiélago GULAG”. En 1970 obtuvo el premio novel de literatura por su aporte al desarrollo de la literatura mundial y Rusa, según rezaba el laudacio ( no sé como se escribe) de la academia sueca. La estatura de Alexander Solzhenitsin se mide en kilómetros. No era fácil en aquel entonces desafiar la omnipotencia de los comités centrales de los partidos comunistas y obreros del mundo. Los niveles intermedios eran, sin embargo, los más rabiosos. Hasta el día de hoy se habla del traidor de la pluma, que cometió la osadía de desmenuzar los crímenes de la dictadura Estaliniana y las dictaduras que le sucedieron. Muchos “compañeros” continúan con la porfía de tratar de disminuirlo hasta la mínima expresión. Pero su inmortalidad se basa en casos concretos y comprobables en el mundo moderno. Schuganov, el jefe del partido comunista de Rusia, habla de un hombre notable, pero que contribuyó a la “desarticulación del gran país”. No creo que Schuganov hoy en día esté en la postura de negar los crímenes de las administraciones soviéticas. Pero que está resentido, es innegable. Algunos Talibanes estarán de fiesta con la muerte de Solzhenitsin, pero eso no da ni quita para sacarse el sombrero ante este gigante de los derechos humanos. Fueron 27 años de exilio obligado, pero nunca cerró el tarro. A su llegada a Rusia, encontró un país empobrecido en lo económico y echo mierda en lo político. Hasta sus últimos días Solzhenitsin reclamó el increíble sufrimiento de los humildes de su patria, ahora víctimas de otro poder omnipotente de los saqueadores. Tengo la certeza que llegarán otros Solzhenitsin a reclamar por los derechos del pueblo Ruso. A lo mejor sin premios Nóveles, pero con la convicción de que es posible derrotar a los oligarcas que tanta hambre han sembrado en ese querido país. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

Alemania, 04.08.2008.-   

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