Saludo a los lectores. Me alegra leer los mensajes. Yo he tenido poco tiempo de leer la prensa o el internet. Estoy disfrutando mis primeros dias en Chile despues de 10 anos.
Hoy caminaba emocionado por Valparaiso y de repente veo que voy pasando frente al edificio donde trabaja Patricio Ayala. Cambio de planes y entro al edificio, pido pasar, y previo anuncio, el Pato me espera en el Septimo Piso. Ahi frente al ascensor nos damos un abrazo y de inmediato pasamos a su oficina donde comienza la charla lumumbera.
Harto surreal hablar con Pato Ayala de los temas de nuestro Purgante pero en persona. Muy emocionante.
Hemos programamdo una visita al Cinzano a escuchar tangos y disfrutar la bohemia portena.
Sigo caminando por Valparaiso, la capital mundial de mis nostalgias. Pasan los viejos troles, las minas generosas en curvas, los torrejas, los perros vagos, al fondo se divisa el mar de mi vida remota. Puerto cochino, sigue cochino y a veces hediondo mi puerto querido, pero que le vamos a hacer, el dia que Valparaiso se ponga ropa nueva y limpia, tendran que fundar otro Valparaiso para poder sentir la poesia otra vez.
Hoy estuve en la Aduana, en mi antiguo Departamento de Presupuesto y Finanzas. Mis antiguas companeras de oficina me abrazaban llorando y la Martita Gonzalez, que ingreso conmigo al Servicio de Aduanas en 1971, le contaba a una colega nueva sobre el dia 20 de septiembre de 1973 cuando los pacos me sacaron cagando del edificio y como volvi varios dias despues a trabajar, medio machucado, mas callado que la cresta, pero aduanero siempre. La nueva colega miraba intrigada sobre ese pasado que muchos ignoran y otros olvidan. Luego todos nos fuimos a almorzar a un restoran de antes y por dos horas volvi a ser aduanero, rodeado de mis colegas viejos, de nuestros recuerdos y nuestras lagrimas. Nos despedimos por unas horas porque me invitan a otras reuniones, mas recuerdos y mas lagrimas. Que voy a hacer, estoy en mi puerto de Valparaiso y aqui celebro mierda, aunque me emocione mucho y se me seque el llanto.
Gracias por verte otra vez puerto mio, mi Valparaiso querido, mi puerto sucio, vuelvo mis pasos a tus callejuelas, tus escalas, tus bares y cantinas. Hoy soy chileno de nuevo, camino lentamente y Valparaiso se mete como transfusion de sangre en mis venas, en mis ojos que no se cansan de mirar hacia los cerros, hacia el mar y hacia las curvas de los caminos y las minas.
No tengo idea de que pasa en el mundo, no se que dia es hoy ni en que mes estamos. Estoy en Valparaiso.
Marcos Medalla
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