miércoles, 11 de abril de 2007

Viajando hacia el sur

Una de tantas an챕cdotas que suceden viajando... Cuida tu maleta y el avi처n, Marcos!


Miami. Atardecer con horizonte de palmeras y olas verde-azul. Uno de los rincones del mundo donde el sol se solaza m찼s. Playas, playas, playas... Cambio de diligencia a챕rea. Una azafata me asegura con sonrisa panor찼mica y voz dolby que no debo preocuparme de mi equipaje, que todo est찼 listo, todo dispuesto ya... Ante la cara de duda de una colega que la escucha, me digo que Juan Segura nunca perdi처 sus maletas en Miami, y me precipito al 찼rea de entrega. Al cabo de media hora, veo en la cinta sinf챠n mi valija, con aspecto desamparado. La tomo con palabras de consuelo, echando pericos contra la l챠nea a챕rea. Rueda feliz a mi lado, mientras busco la puerta de embarque. Un tumulto me gu챠a. El avi처n de combinaci처n ya parti처, dejando un grupo numeroso abajo. Un empleado azorado trata de dar explicaciones. Los gritos de los clientes ganan. Para darle m찼s ritmo al di찼logo, acoto t챠midamente que las maletas esperan, girando, girando, en la cinta, a disposici처n de manos atentas y pies ligeros. La estampida se desata, no sin antes reiterar con voz varonil, un tanto chillona en verdad, la opini처n sobre la compa챰챠a como corporaci처n y persona jur챠dica y sobre 챕l, simple persona f챠sica al empleo de aquella, y sus ascendientes y descendientes directos y colaterales, pobre tipo. El 찼guila del s챠mbolo de la empresa se tap처 el pico, avergonzada y un tanto desplumada.

Creadas as챠 las condiciones para un di찼logo de caballeros, con voz fraternal y comprensiva, le pregunto si por una de esas casualidades de la vida, nunca se sabe, no es cierto, no podr챠a eventualmente meterme r찼pidamente en alg첬n avi처n hacia mi tierra natal que a챰oro tanto, donde me aguardan ansiosos, angustiados, mi pobre madre y mis hermanos, alguno de los cuales seguramente tiene c찼ncer. En voz baja me dice que, sorry, pero estoy jodido hasta el d챠a siguiente a la misma hora. Los otros podr찼n arregl찼rselas antes, porque hay m찼s combinaciones a sus destinaciones. 징쩔Qui챕n me manda a nacer en Chile, all찼 en las patas del mundo, ramal de la civilizaci처n, joder?! 쩔Y qu챕 har찼n la Rosa, el Alejo, el Enrique, los cabros del bloque que me esperan en Santiago, ah? O me embarca r찼pido, o las cartas a los diarios, mi abogado, la ONU, los derechos del consumidor y del ciudadano, y por 첬ltimo me ofendo y me choreo, okey?!, la fraternidad y la comprensi처n evaporadas.

Y 챕l, que c처mo se me ocurre, que los imprevistos, el act of God, con gestos elocuentes y voz sol챠cita, y que en una hora m찼s llegar찼 su superior, que se har찼 un placer en lograrme un asiento en otra l챠nea, no faltaba m찼s, esp챕relo en la ventanilla 20, mientras que con la mirada susurra da gracias que no se te cay처 el avi처n, y ojal찼 que se te caiga el pr처ximo que tom챠s!...

Ejercido mi sagrado derecho a pataleo -징qu챕 se habr찼n cre챠do, que uno viene de las chacras, gringos de mierda!- y reparada un tanto mi dignidad herida, pongo mi maleta frente a la ventanilla 20, que nadie tome mi lugar, carajo. El asiento m찼s cercano est찼 a diez metros, me instalo, estiro las piernas, un bostezo para iniciar la espera como corresponde...Los minutos se estiran, los segundos se aferran como garrapatas... El va y viene de la gente me mece, los ruidos me arrullan... Camino unos pasos para despertarme... Predomina el espa챰ol, y con acento cubano, chico, un tanto estridente, co챰o, qu챕 va, 쩔no me habr찼n desviado a La Habana?...

Pasa una mulata de miedo, la candela, caderas endiabladas, libres y aut처nomas, porte altanero, peque챰a nariz alta, su minifalda remonta los muslos en cadencia. Sigo sus pasos sin darme cuenta, al ritmo

- 징qu챕 hiciste, abusadora/ qu챕 hiciste, abusadora/ qu챕 hiciste... 징hey, mi maleta, cabr처n!!! ...

Un negro se aleja con paso el찼stico llev찼ndosela, son musicales hasta para robar estos h챠jole, corro tras 챕l, perdiendo comp찼s y mulata
- 징que es la m챠a, co챰o!
- pero si es verdad, chico, c처mo me pude equivocar, es igualita a la m챠a, me vas a creer, t처mala antes que te la roben, hay tanto negro ladr처n por aqu챠...
- 징쩔y d처nde est찼 la tuya, a ver!?
- pu챕 no la veo, chico, como te digo, con tanto ladr처n suelto seguro que me la g체eviaron!... y se refugia tras una gran sonrisa, mientras contin첬a su camino siguiendo a mi mulata, caderas al mismo vaiv챕n, para otras vez ser찼, hijole!!!... Con su aspecto de Te처filo Stevenson, ni modo de buscarle querella...


Pongo el coraje en el pu챰o y el pu챰o estent처reo en el mes처n y el representante de la l챠nea -testigo del intercambio con el negrazo- hace correr los dedos en el teclado del tel챕fono, contactando otras l챠neas a챕reas. S챠, un pasajero con un grave problema, urgencia de llegar a Santiago, alguien enfermo, si pudieras ayudarme a solucionar 챕sto, claro, por supuesto, gracias... V찼yase al hotel, aqu챠 tiene un vale, pres챕ntese al aeropuerto a las 7.00 horas, ah챠 lo instalaremos en un avi처n, cruz p'al cielo, perdone los inconvenientes, que duerma bien... Coooo챰ooo!

Palmeras y oleaje me mecieron esa noche en el hotel. De ma챰anita, el avi처n enfil처 hacia el sur. 징Dale, dale, que nada te detenga!

Miami, 1985

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