domingo, 27 de julio de 2008

Con estos revolucionarios, obtendremos la "victoria final".


TRIBUNA: MARIO VARGAS LLOSA
Para la historia de la infamia
La Corte Interamericana de Derechos Humanos admite la denuncia en la que la hijastra de Daniel Ortega le acusa de abusos sexuales durante 20 a챰os. En Nicaragua el caso hab챠a sido rechazado

MARIO VARGAS LLOSA 27/07/2008

El mi챕rcoles 16 de julio, decenas de miles de nicarag체enses se manifestaron en las calles de Managua para pedir la renuncia del presidente Daniel Ortega, a quien acusan de estar convirtiendo la fr찼gil e imperfecta democracia que vive su pa챠s en una dictadura tan corrompida y autoritaria como la que padeci처 Nicaragua bajo Somoza. La manifestaci처n fue convocada por la Coordinadora Civil, que re첬ne a unas 600 organizaciones c챠vicas, partidos y movimientos de todo el espectro pol챠tico, muchos independientes, asociaciones feministas e intelectuales.

Es la primera buena noticia que nos llega desde ese desventurado pa챠s -el segundo m찼s pobre de Am챕rica Latina, despu챕s de Hait챠- desde que, en un acto de verdadero desvar챠o colectivo, los electores eligieron el a챰o pasado a Daniel Ortega para ocupar la primera magistratura de la naci처n, olvidando su catastr처fica primera gesti처n (1985-1990) y legitimando su pacto mafioso con el ex presidente "liberal" Arnoldo Alem찼n, condenado a 20 a챰os de c찼rcel en el a챰o 2003 por haber entrado a saco en las arcas del Estado despilfarrando y robando la vertiginosa suma de 250 millones de d처lares. El supuesto reo multimillonario cumple ahora su sentencia en una finca particular, viviendo a cuerpo de rey, recibiendo todas las visitas que le place y viajando a Managua cuando le da la gana a dar consignas a su bancada parlamentaria que, unida a la sandinista, detenta la mayor챠a del Congreso. Esta alianza mafiosa y antinatura de una supuesta izquierda y otra supuesta derecha -en verdad, dos bandas gansteriles disfrazadas de partidos pol챠ticos- ha permitido la desnaturalizaci처n de la justicia, sentado las bases de una nueva dictadura, y abierto la puerta para que Daniel Ortega y Arnoldo Alem찼n se salgan con la suya y se libren de pagar por los delitos que se les imputan. Los electores que, por ingenuidad, ignorancia o fanatismo, sacramentaron este contubernio est찼n ya arrepentidos de su error, pues, seg첬n las 첬ltimas encuestas, la popularidad del presidente Ortega ha ca챠do en picada desde que asumi처 el poder en enero de 2007. Ahora s처lo lo respalda un 21% de los nicarag체enses.

Todavía es muchísimo si se tiene en cuenta el prontuario del "comandante" Ortega. Resumo la historia de su hijastra Zoilamérica Narváez, tal como aparece en dos publicaciones que me merecen absoluta credibilidad (EL PAÍS, de Madrid, 29-06-08, y Búsqueda, de Montevideo, 5-06-08), pero quien tenga estómago para ello puede leer en Internet el testimonio completo de esta peripecia que parece extraída de una novela del Marqués de Sade.

Zoilam챕rica es hija de Rosario Murillo, esposa de Ortega, Coordinadora de los Consejos del Poder Ciudadano y, seg첬n algunos, el verdadero poder detr찼s del trono nicarag체ense. El 22 de mayo de 1998, Zoilam챕rica, militante del Frente Sandinista de Liberaci처n Nacional, hizo p첬blico su testimonio contra su padre adoptivo, revelando que, desde la edad de 11 a챰os, "fui acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega Saavedra, manteni챕ndose estas acciones por casi 20 a챰os de mi vida". Las precisiones, detalles y circunstancias del relato de Zoilam챕rica son escalofriantes y revelan en su verdugo, acosador y violador, un cinismo y una crueldad poco menos que patol처gicas. El v챠a crucis de la ni챰a comenz처 en 1979, cuando el revolucionario andaba en la clandestinidad, en Costa Rica. Cada vez que se ausentaba la madre, aquel aprovechaba para "manosearme y tocar mis partes genitales. Hasta hace poco record챕 que tambi챕n pon챠a su pene en mi boca".

El terror y la verg체enza hac챠an que la ni챰a soportara todo aquello sin denunciarlo a la madre, quien, por lo visto, entregada en cuerpo y alma a la pol챠tica, andaba en la luna sobre las malandanzas que protagonizaba su marido a sus espaldas. El "comandante" se met챠a al ba챰o cuando Zoilam챕rica estaba duch찼ndose y se masturbaba mir찼ndola y acariciando sus ropas. En las noches, se introduc챠a en el cuarto que la ni챰a compart챠a con su hermano Rafael, "proced챠a a separarme parte de la cobija de mi cuerpo, continuaba con manoseos y luego conclu챠a masturb찼ndose. Me dec챠a que no hiciera bulla para no despertar a Rafael... y me dec챠a: '징Ya ver찼s que con el tiempo esto te va a gustar!".

Cuando los sandinistas derrocaron a Anastasio Somoza en 1979, la familia Ortega Murillo se traslad처 a Managua. All찼 le asignaron a Zoilam챕rica un cuarto para ella sola. Fue, dice, una pesadilla todav챠a peor. En las noches, el comandante se deslizaba en la cama de la ni챰a de 12 a챰os y se refocilaba a su gusto. Ella comenz처 a padecer "escalofr챠os, n찼useas y temblores de quijada". Viv챠a con una sensaci처n de p찼nico constante, por los abusos de que era objeto, y por la perspectiva de que todo aquello se supiera y se convirtiera en el centro de un gran esc찼ndalo. Rob찼ndole tiempo a sus responsabilidades de gobierno, el "comandante" aparec챠a de pronto en la casa a las horas que sab챠a que Zoilam챕rica estaba sola y le exig챠a que participara en sus juegos sexuales: "Me indicaba que me moviera, que as챠 sentir챠a rico. 'Te gusta, 쩔verdad?', me dec챠a, mientras yo permanec챠a en absoluto silencio sin tener fuerzas para gritar ni llamar a mi mam찼. El miedo no me dejaba. Sent챠a en la garganta resequedad, atorada y con temblores. Su contacto me transmit챠a intensos fr챠os y malestares, me provocaba asco y me cre챠a sucia, muy sucia, pues sent챠a que un hombre al que rechazaba me ensuciaba toda. Comenc챕 a ba챰arme muchas veces durante el d챠a, para lavarme la suciedad".

Las audacias del "comandante" se incrementaron con el tiempo. Obligaba a su hijastra a que viera con él películas pornográficas y le mostraba revistas eróticas, como Playboy. Un día se apareció en la casa con un vibrador que pretendió que Zoilamérica usara, pero el aparato no funcionó. El año 1982, la violó, tirada en la alfombra de su cuarto. "Lloré y sentí náuseas. Él eyaculó sobre mi cuerpo para no correr riesgos de embarazos y así continuó haciéndolo repetidas veces: mi boca, mis piernas y mis pechos fueron las zonas donde más acostumbraba echar su semen, pese a mi asco y repugnancia. Desde entonces, para mí la vida tuvo un significado doloroso. Las noches fueron mucho más temerarias, sus pasos los escuchaba en el pasillo con su uniforme militar; recuerdo clarito el verde olivo y los laureles bordados en su uniforme".

El testimonio sigue as챠, muchas p찼ginas m찼s, con infinidad de pormenores en los que es dif챠cil determinar si es peor la cobard챠a del todopoderoso mandatario "revolucionario" que mantuvo por 20 a챰os de su vida a su hijastra convertida en su esclava sexual o la villan챠a del aparato militar y pol챠tico a su servicio que amparaba aquellos abusos impidiendo que la joven denunciara a su verdugo.

Cuando el esc찼ndalo estall처, la se챰ora Rosario Murillo tom처 la defensa de su marido y acus처 a su hija de complotar con los enemigos del sandinismo. Hace algunos a챰os, en 2004 -urgencias de la pol챠tica-, la esposa del "comandante" represent처 en una radio una reconciliaci처n con su hija, la cual, sin embargo, mantuvo todas las acusaciones contra su padre adoptivo. Pero 챕ste ya hab챠a tomado todas las providencias debidas para burlar a la justicia. El Juzgado Primero del Crimen de Managua, a cargo de la guerrillera Juana M챕ndez, fiel militante sandinista, sobresey처 el caso. Ante la recusaci처n de la denunciante, la titular del Juzgado Segundo del Distrito del Crimen de Managua, Ileana P챕rez, otra probada sandinista, necesit처 s처lo un d챠a para rechazar el expediente. Pero la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha admitido el caso contra el Estado de Nicaragua por "denegaci처n de justicia". 쩔Prosperar찼 all챠 la acusaci처n contra el "comandante" violador, incestuoso y ped처filo? A juzgar por la lentitud geol처gica con la que los jueces examinan el caso, se dir챠a que el alto tribunal de la OEA es m찼s que renuente a condenar a un jefe de Estado en ejercicio, y, adem찼s, progresista y revolucionario.

Eso es tambi챕n Am챕rica Latina todav챠a, por desgracia. No s처lo eso, felizmente. Hay otra realidad latinoamericana que va dejando atr찼s estos extremos de brutalidad y de barbarie, donde la justicia ya comienza a ser digna de ese nombre y donde una mujer no puede ser atropellada y abusada a lo largo de dos d챕cadas por un mat처n con pistolas y uniforme verde olivo sin que los jueces act첬en en defensa de la v챠ctima. En la propia Nicaragua, muchos sandinistas decentes, como los hermanos Mej챠a Godoy -que han prohibido a Ortega utilizar sus canciones revolucionarias-, han pasado a militar contra el nuevo d챕spota y sus desafueros, a la vez que muchas agrupaciones feministas tomaban la defensa de Zoilam챕rica. Pero que alguien capaz de haber cometido semejantes iniquidades se halle de nuevo en el poder, ungido por los votos de sus conciudadanos, en vez de estar pudri챕ndose en una c찼rcel, dice leguas sobre lo mucho que le falta a첬n a la tierra de Rub챕n Dar챠o y de Sandino para salir de ese pozo de horror y verg체enza que llamamos subdesarrollo.

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