martes, 22 de julio de 2008

La Muerte del Coipo JUAN ESCOBAR

La Muerte del Coipo

Ese invierno fue duro, m찼s duro que otros y el mes de agosto lleg처 cargado de frio, de  esos fr챠os que penetran la carne y que hielan el alma. Esa ma챰ana el pueblo de Alto de Jahuel estaba todav챠a dormido,  y la gente bajo el peso de los harapos que le serv챠an de frazadas ten챠an  dificultad en moverse en sus camas fr챠as y esperaban hasta el 첬ltimo minuto antes de levantarse, como tratando de atraer un poco de calor que nunca llegaba. Las casas del pueblo son pobres y est찼n hechas  en su mayor챠a  de adobes de barro con paja y el techo de latas .Las ventanas, a menudo, eran solo huecos en las murallas y el frio se infiltraba cruelmente .Las tuber챠as de agua, en las escasas vivienda  donde hab챠a, se congelaron y un viento sin clemencia sopl처 toda la noche, arrancando arboles, llev찼ndose cuanto cosa o animal encontraba a su paso. As챠 no era raro de ver pasar volando yeguas, caballos, vacas, carretelas,  hasta un unicornio azul, una gallina coja,  un  tren lleno de milicos al mando de  un obscuro oficial de gafas obscura,  bolsillos grandes y la traici처n escrita en su rostro, un barco al mando de un almirante borracho que m찼s tarde aterroriz처 a todo el pa챠s con su tufo y tambi챕n uno que otro cristiano honrado, que, cuando se acab처 el viento, volvieron hambrientos arrastr찼ndose a sus casa.

 Al alba do챰a Rosita, a la que algunos consideraban un poco puta, otros un poco bruja o  meica, capaz de solucionar cualquier problema de amor, componiendo vergas que por a챰os no funcionaban  dejando sus afortunados due챰os como toros de exposici처n que no  dejaron parada ninguna mujer  que estuviera sola y a veces no tan sola, vendiendo filtros de amor o fum찼ndose a cuando bar처n se le ped챠a para volverlo al hogar abandonado, se levant처 a orinar al lado afuera  de la puerta, pero  sinti처 un olor pesado, nauseabundo que la hizo  estremecer y recordar d챠as amargos. Se siente la muerte, dijo, y aguantando los deseos  entr처 en su cuarto, se dirigi처 directamente a la c처moda de donde saco su juego de naipes con figuras raras. Record처 que la noche anterior, antes que la ventolera comience,  la lechuza no paraba de cantar, signo inequ챠voco de que alguna desgracia se acercaba, pero no le hab챠a dado mayor importancia, pensando que a veces esas aves de mal ag체ero tambi챕n se equivocan y que el viento se llevar챠a  el mal augurio. Acerc찼ndose a la mesa, dio un manot처n al gato que dorm챠a en la silla y parsimoniosamente  sent처 su imponente culo. Con el ce챰o fruncido tir처 las cartas y no pudo retener una exclamaci처n de sorpresa y satisfacci처n al ver que su olfato no la hab챠a enga챰ado. Santigu찼ndose guard처 las cartas cuidadosamente y se puso  a rezar los cuatrocientos padres nuestros y las cuatrocientos aves mar챠a que el padre Jos챕 le hab챠a recomendado para estos casos. El padre Jos챕, el mismo de quien se refer챠an las monjitas cuando quer챠an hablar del burro ,colocando piadosamente sus manos santas , indicando el porte de una gran imagen santa, y a quien  evocaban con fervor en sus plegarias y en sus noches fr챠as.

    El sol comenz처 a aparecer  tranquilamente entre las monta챰as, a deslizarse furtivamente entre las quebradas y poco a poco  comenz처 a calentar  casas y  calles polvorientas del pueblo. Ya a esas horas de las cocinas sal챠a un humo negro y pesado, hecho con le챰a a첬n mojada, que se arrastraba por los techos, como huyendo del frio, como queriendo penetrar en las intimidades de las viviendas, aun no despiertas del todo, pero viendo sus miserias, se retiraba espantado. Los chiquillos  sal챠an a lavarse en la fuente que hab챠a afuera y en la cual, el frio hab챠a congelado el agua. Con leves golpecitos de dedos, con timidez, lograban romper la delgada capa de hielo y luego de un profundo suspiro de resignaci처n, tomaban el agua entre sus manos para hacer un simulacro de lavado de cara, aprovechando para mojarse r찼pidamente las orejas y sacarse un par de mocos pegados en las narices que desde la noche anterior no los dejaban bien respirar, seguido de  una vigorosa secada con la toalla fabricada de sacos de harina, para entrar en calor. El aseo personal de la ma챰ana estaba terminado. Ya bien despiertos y contentos,  frot찼ndose las manos, se acercaban a la mesa a tomar la taza de t챕 con el pedazo de marraqueta que compon챠an el desayuno. Pero nadie sal챠a a la calle, nadie hacia nada, nadie hablaba nada, todo estaba inm처vil, como si el tiempo se hubiera acabado  y  con caras sin expresión alguna, quedaron en espera, sin saber lo que esperaban hasta que se escucharon los gritos del Corneta Loca, que pasó como un remolino gritando a todo pulmón. ¡¡ Se murió el Coipo!!,…¡¡.se murió el Coipo!!…los pacos lo encontraron muerto cerca de la calle de la Línea, ahí justo en el rincón donde la calle hace la punta de diamante para ir al bar de don Chuto y siguió corriendo difundiendo  la noticia a todo el pueblo. Lo llam찼bamos el Corneta Loca por su incre챠ble capacidad de encontrarse en todo lugar, donde estuviera sucediendo algo y m찼s a첬n, su incre챠ble capacidad para informar de los acontecimientos  a todos sus conciudadanos, incluso, a veces, antes que sucedieran. En menos de cinco minutos ya todo el mundo estaba enterado de la noticia y en menos de cinco minutos, nosotros tambi챕n lleg찼bamos corriendo al lugar donde, en un rinc처n y tapado por papeles  de peri처dicos  se encontraba el muerto.

  El Coipo, apodo que ten챠a uno de los tantos borrachitos de pueblo, no ten챠a edad, siempre estuvo all챠, en alg첬n rinc처n,  formando parte de nuestro patrimonio y yo lo conoc챠 siempre viejo,  siempre borracho, siempre en otro mundo, con la misma ropa, las mismas ojotas, con sus manos sucias y flacas, con su mirada angustiada,  sin futuro y derrotado por la vida. Lo poco y nada que ganaba con alg첬n trabajito, que por aqu챠 y por all찼 que lograba encontrar, o a veces, haciendo hurtos menores, todo era para tomar y todo quedaba en los bares y los clandestinos del pueblo. Los viejos dec챠an  que no siempre fue as챠, que cuando joven, era un muchacho, alegre y servicial y con una inteligencia privilegiada para las cosas pr찼cticas, as챠 por ejemplo como tonelero, como fabricante de toneles, ya sea para el agua o para el vino, pose챠a  grandes conocimiento de geometr챠a aplicada y solo era necesario decirle, quiero un tonel de  cincuenta, cien  o doscientos litros, o m찼s, para que 챕l, de manera precisa lo construyera a la capacidad pedida, sin teor챠as, ni pajeos in첬tiles. Tambi챕n fue conocido por sus inventos, que en general fueron tan geniales y  tan de vanguardia que hasta ahora la gente del pueblo no ha logrado saber para qu챕 sirven. Otros m찼s simples fueron, el contador de suspiros y el contador de patas de vacas. El primero utilizado para determinar la edad de la las viejas solteronas, que en pocas palabras contaba los suspiros cuando las viejas  le챠an una novela de Cor챠n Tellado y el segundo , para saber cu찼ntas vacas hay en un establo sin contar las vacas. Es sencillo como todo, y este consist챠a solamente en contar las patas, para luego dividirlas por cuatro, llegando al n첬mero exacto. Como toda regla tiene sus excepciones ,el m챕todo no era infalible en el caso de haber un toro  en el corral. En este caso hab챠a que restar dos patas por toro. Pero nadie le hac챠a caso y sus inventos, irremediablemente, se fueron al olvido.

El trabajo se hac챠a escaso, era dif챠cil encontrarlo. La cesant챠a cr처nica lo tom처 por el cuello y poco a poco lo fue estrangul찼ndo, matando sus ilusiones y su calidad de hombre hasta convertirlo en un estropajo humano, como si una mano poderosa, ya pactada con el Diablo e ignorada de Dios y los Santos, lo empujara hacia su obscuro destino. Se dec챠a que hab챠a vendido su alma al diablo por un par de vasos de vino, una noche que no ten챠a un c챕ntimo para seguir tomando. Pero eran solo chismes y 챕l pobre sigui처 siendo lo que era. Solo un pobre. Poco a poco fue vendiendo los pocos bienes que pose챠a, sus herramientas, un par de sillas y una mesa, hasta quedar solo con lo que tenia puesto. Una vez vendidas sus pertenencias sigui처 con las de su madre, vendiendo hasta su cama. Despu챕s de eso la pobre mujer  dorm챠a de pie o a veces caminando y fue as챠 como la pill처 la muerte, cuando una noche se encontr처, frente a frente con el tren de medianoche. Esta ca챠da al infierno era estimulada y aplaudida por los propietarios de los boliches que le vend챠an  el trago , un vino malo, que corro챠a el cuerpo y el alma, que muchas veces  era solo agua, agua sucia con toda clase de agregados, fermentado con az첬car y cueros de animales muertos. Es el n챕ctar de los dioses en su versi처n para los pobres entre los pobres, para los olvidados.

Lo 첬nico que conserv처 hasta el d챠a de su muerte fue su deseo de morir en Tongoy, lugar donde, seg첬n un recuerdo lejano que ten챠a, el cuerpo no se pudre sino que se momifica por la eternidad, bajo el sol fuerte y poderoso del d챠a, bajo las noches estrelladas de millones de estrellas del Norte Chico, ba챰adas de esa misma  luz celeste que durante milenios nos acompa챰a, donde en los raros momentos de cordura de nuestra existencia, buscamos la respuesta a los milagros del universo al interior de nosotros, donde te sientes humildemente peque챰o, profundamente ni챰o y en paz contigo mismo. Hay que conocer  la belleza inmaculada de esta regi처n, haber pisado esa tierra  찼rida y caliente, hay que haber respirado ese aire puro y embriagador, haber contemplado las tres Mar챠as,  o  la Cruz del sur desde esa obscuridad  intensa, magn챕tica y pura para comprender la profundidad de este deseo simple y humano .Hay que conocer esas noches magnificas  y solitarias en las  que se vuelve a sus or챠genes al entrar  en comuni처n con el universo en su todo, donde todos somos buenos y todos somos  poetas.

Ya hay una gran cantidad de gente que rodea el cad찼ver. Entre los curiosos se encuentran sus compa챰eros de infortunio, el Sargento de  pacos ,que viendo la enorme cantidad de gente que se estaba juntando consider처 importante mostrarse  junto al Paco  de guardia, antes de poder encontrar alg첬n veh챠culo para mandarlo a la morgue ,tambi챕n estaba presente el  carnicero que viv챠a al frente , la vieja de la Botica, un profesor, que hab챠a pasado la noche dando clases de recuperaci처n  a la hermana  mayor  de una alumna y que ten챠a unas ojeras que se  las pisaba, el Pata de conejo,  el Peos tibios, el Rusio cochino,  el Pichul챠n de palo, el Tetera rota, el Manguera,  un propietario de un clandestino de licores, una buena cantidad de perros ,dos gatos y un par de ratas que husmeaban desde su cueva .Un poco m찼s tarde, lleg처 revoloteando el Buitre, personaje miserable que se ganaba  algunos pesos olfateando la muerte, preguntando quien es el difunto, por sus familiares, tipo de entierro que la familia pod챠a pagar y luego part챠a a  comunic찼rselo al empresario de pompas f첬nebres, para que venga a finiquitar el asunto  antes que llegue otro buitre y le levante el negocio. Dicen que cuando alguien mor챠a en el hospital, eran los mismos enfermeros que avisaban a las funerarias, logrando de esta manera redondear los fines de mes. Tambi챕n dicen que ya conoc챠an algunos cirujanos que eran tan malos, que apenas entraban con el paciente a la sala de operaciones, llamaban o part챠an corriendo a cobrar la comisi처n.

 Todos estaban cabizbajos, ensimismados en sus pensamientos. En un rinc처n, sentada en el suelo, con las piernas abiertas, con el pelo cubri챕ndole el rostro, desgre챰ada, con la saliva colg찼ndole por la comisura de los labios est찼 su compa챰era de vida, su compa챰era de infortunio, con los ojos rojos, no s챕 si era a causa del llanto  o de la borrachera de la noche anterior  o de una borrachera matinal, pareciendo no comprender lo que pasaba, pareciendo no comprender que la muerte hab챠a tomado posesi처n de su compa챰ero y que la muerte fr챠a y feroz, una vez que ha tomado su presa no la devuelve jam찼s. Murmurando palabras tales como: ya pos hue처n, ya pos conchaetumaire, d챕jate de hue챕o, vamos a tomar un trago, con una dulzura indescriptible, tocando las fibras m찼s intimas de los presentes ,haciendo rodar m찼s de una lagrima por algunas de las curiosas mejillas. Luego levant찼ndose penosamente, con  esfuerzos  sobrehumanos, se dirig챠a hacia el muerto, haciendo mil pedazos los papeles de diarios  que lo cubr챠an, trataba de levantarlo. Momentos de angustia infinita, pues dir챠amos que por algunos segundos tomaba conciencia de la situaci처n y  con gritos desgarradores clamaba a un cielo que no escuchaba. Con angustia de hembra herida, dec챠a que fueron solo unos pocos a챰os, que solo fueron unos pocos d챠as, que fueron muy pocas las horas, que fueron pocos los minutos y que no era justo que le arrebataran su compa챰ero en forma tan  incomprensible,  prematura y brutal.징징ׁQue era una mariconada!!. Con una rodilla en el suelo y  con el pu챰o  amenazante dirigido hacia arriba ped챠a cuentas a Dios Sordo, sin saber que 챕l y todos los otros dioses que le precedieron, con sus mentiras y religiones, fueron solo unas de las primeras invenciones del hombre, para someter a sus semejantes, mutil찼ndoles el esp챠ritu .Tanta blasfemia puso a prueba la sensibilidad del Sargento, quien consider처 oportuno mostrar  y usar de la autoridad que estaba investido como defensor de las buenas costumbres y como buen  defensor de la fe, como cat처lico apost처lico romano,  quiso meter termino  al dolor de mujer sac찼ndola violentamente del lugar, aprovechando para pegarle un par de lumazos  para entrar en calor y ordenando al paco de llevarla detenida para el interrogatorio. Luego con aire triunfal miro a los curiosos como diciendo, vean lo grande, lo poderoso, lo fuerte y temido que soy. A lo lejos se escuchaban los gritos ya sin fuerzas de la pobre.

  Sin embargo, a pesar de la cara de satisfacci처n del Sargento, una nube negra le ocultaba el sol. Una serie de preguntas sin respuestas  ocupaban sus pensamientos. 쩔A qui챕n mierda, voy a meter preso ahora que el Coipo se muri처 y como mierda voy a justificar mi sueldo ante mis superiores? 쩔A qui챕n mierda voy a mandar limpiar las caballerizas, sin pagarle ni un centavo? 쩔A qui챕n mierda voy a mandar hacer el aseo de mi casa  y evitar as챠 que mi mujer tenga que hacerlo o  pagar por hacerlo? 쩔Quien mierda va limpiar mis zapatos y mis polainas para montar? Su rostro se puso duro al ver que si no consegu챠a r찼pido otro reemplazante sumiso, tendr챠a que pagar de su bolsillo por todos estos servicios que el difundo realizaba obligatoriamente gratis. Se consol처 pensando que en un pueblo como este, haciendo uso de su autoridad y de  su honorabilidad con l챠mites y con manchas, no le ser챠a tan dif챠cil encontrarle un reemplazante. Aunque como dijo m찼s tarde, hubiese sido mejor que no se muriese.

El propietario del clandestino, vimos que estaba nervioso cont찼ndose los dedos de una mano para seguir luego con los dedos de la otra, murmurando palabras ininteligibles, como el cura en la misa. Esta operaci처n la repet챠a varias veces hasta que al fin comprendimos, que estaba calculando la p챕rdida  monetaria que le significaba esta muerte. As챠  tomaba la cantidad de veces al d챠a, que el finado entraba en su boliche, la multiplicaba por siete y calculaba su falta por ganar a la semana, luego al mes, al a챰o. Cuando termin처 sus c찼lculos se puso p찼lido, ante un futuro incierto lo que significaba la p챕rdida de su mejor cliente. Se tranquiliz처 m찼s tarde, cuando alguien le dijo que la bondad de Dios es infinitamente grande y que no dejar챠a solo las almas caritativas como la suya. Su rostro se ilumin처 con una sonrisa larga y pens처 en el enorme potencial que pod챠a desarrollar con toda esa juventud, que no tiene porvenir y que terminaran tarde o temprano por ser v챠ctimas de la falta de trabajo para luego caer en la ociosidad, terminando en las garras del vicio. Se frot처 las manos en챕rgicamente y su rostro se cubri처 de una insana  alegr챠a, pensando que la desgracia de unos, hace la felicidad de otros.

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