miércoles, 9 de julio de 2008

Toreros populares en Panplona.

Queridos Lumumberos !

                                         Los pueblos de España se caracterizan por ser extremadamente cálidos y hospitalarios. Llevan una vida relativamente tranquila y son pueblos laboriosos, dentro de las posibilidades que se les entregan y las que ellos mismos crean. El los últimos diez años España ha tenido un enorme crecimiento económico, lo que en parte se explica por las mesadas de la Unión Europea para el mejoramiento de la infraestructura y las gigantescas entradas por concepto del turismo. Últimamente a decaído la euforia del crecimiento económico generada en parte por la crisis inmobiliaria estadounidense y por el término de los ingresos “niveladores” del tesoro de la Unión Europea. Actualmente tiene el primer nivel en cesantía, después de Eslovaquia, aparte de mostrar una inflación que supera al resto de los 27 países de la UE con un casi 5%. Eso no les ha quitado a los Ibéricos la buena disposición de seguir pasándolo bien y de recibir de guante blanco a sus visitas. Desgraciadamente existen paralelamente costumbres de esos pueblos que nos hacen poner los pelos de punta. En casi todas las comunidades se celebran fiestas paganas, con extrema crueldad con los animales. Ya sea el cruce de ríos colgados de un ganso, que a su vez cuelga del cuello de una rondana o garrucha, de un gran cable tendido de una orilla a la otra.  Para todo el mundo son conocidas las fiestas de San Fermín en Pamplona, la capital de la autonomía de Navarra, en el norte de España. Allí se dejan libres una docena de novillos que cubren los 800 metros desde una plaza mayor a la plaza de toros, donde son martirizados y “ejecutados” por toreros profesionales en una fiesta de sangre. Si bien se trata de una “fiesta” muy antigua, Ernest Heminway fue en parte culpable que llegaran en bandadas los británicos y norteamericanos a participar en la estampida. Todos recordarán su novela “The sun also rises”, más bien conocido por “Fiesta” en Alemania y también, si no me equivoco, en Latinoamérica.  Ferm챠n, el primer obispo de Pamplona, santificado solo en el siglo XII, fue decapitado en el mismo lugar donde bautizara a 3000 fieles en el pasado, seg첬n la historia que se cuenta en Espa챰a. Pamplona es la fiesta de los machucados, quebrados, patulecos, inv찼lidos y bolitr찼ncas. Todos vestidos de blanco, con cintur처n y una pa챰uelo al cuello  rojo, armados de un diario echo rodillo, para “batirse” con los cornilargos en una carrera endemoniada. La mayoría de los accidentados son extranjeros. Primero porque solo vieron los toros en fotografías o en documentales en el cine o la televisión y segundo, porque muchos de ellos sobre valoran sus capacidades físicas para “apretar cueva”cuando aparecen los toros. La fiesta de San Fermín empieza el 6 de Julio y se extiende hasta el 14 del mismo mes. Los Españoles son, naturalmente, la mayoría. Frenéticos y desprovistos de toda piedad por los animales, en el pantano de un paroxismo demencial. Las organizaciones de defensa de los animales ha protestado repetidamente en contra de la crueldad de las prácticas, pero el lobby turístico mantiene el sartén por el mango y las autoridades civiles y eclesiásticas se hacen los sordos y los ciegos para detener la barbarie. Una gran parte de la población Española está en contra de las corridas, pero por otro lado atestiguan que se trata de la expresión “cultural” ancestral de los pueblos de España. Cada vez que un toro agarra con sus cuernos a un torero, prendo una velita por el toro y doy gracias a la divina providencia por haberle entregado al animal la oportunidad de morir con una sonrisa en los labios. Primero entran al ruedo los picadores en  caballos blindados, luego los banderilleros  y, cuando el toro ha perdido ya varios litros de sangre, entra el “valiente torero” a columpiarlo y ha humillarlo. El toro ya no ve ni cresta, enfurecido, pero debilitado en extremo. Más de alguna vez, a vuelo de pájaro, el toro ha agarrado a uno de estos bellacos y lo ha hecho mierda en la arena. Un veranito de San Juan para mi alma. Cuando leo la noticia en los diarios, miro el corto de la corrida en la tele, para deleitarme cuando sale volando ese hijo de puta y queda echo pañuelo, bajo la protección de otros toreros, pero listo para echarlo al traje de palo y decirle : “cagaste pistola compadre”.  Se cuenta que Heminway cenaba “cojones” de los toros después de las corridas en el mismo Restaurante, frente a la plaza de toros. Un día, sin embargo, en el plato le trajeron dos minúsculos  “cojones”. Al reclamar, el camarero fue lapidario :-esta vez perdió el torero !.  Dicho ea de paso, en Pamplona hay un busto recordatorio de Ernest Heminway, en agradecimiento por los cientos de miles de turistas en Navarra. Les recuerdo que la autonom챠a de Navarra tiene derecho de recoger todos los impuestos y solo entregar una peque챰a parte al gobierno central. Me echo el pollo. Reci챕n acaban de anunciar que hay m찼s de 40 heridos en la estampida de ayer. Prender챕 la tele y me tomar챕 un trago de tinto chileno. A la salud de los toros, naturalmente. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de costumbre.

Ren챕

Alemania, 09.07.2008.-

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