miércoles, 9 de julio de 2008

Lisencias para el transporte privado en Cuba.

Queridos Lumumberos !

                                         Uno de los logros m찼s rimbombantes de la nueva pol챠tica de Ra첬l Castro, es intentar hacer creer que el problema del transporte de pasajeros est찼 a punto de ser solucionado. Se resolvi처 la entrega de licencias a particulares, ante la imposibilidad en el corto plazo de paliar la miserable oferta del transporte estatal. No es una resoluci처n nueva, dicho sea de paso. En los a챰os noventa, cuando los pa챠ses del socialismo real se fueron a las pailas y Cuba qued처 a brazos cruzados sin sus ayudas, se resolvi처 suspender la prohibici처n del transporte de pasajeros por particulares. Un par de a챰os m찼s tarde, sin embargo, nuevamente fueron abolidas las licencias por las observaciones ciudadanas de que se practicaba un mercado negro con licencia del estado. Ahora, ante la crisis del transporte urbano y rural, se entregar찼n nuevamente las licencias. Ello implica autorizaci처n para los propietarios de autom처viles del a챰o del cuete, a camiones, camionetas, furgones, motocicletas, bicitaxis (como los de China), hasta veh챠culos con tracci처n animal.  Ello implica la entrega de tarifas fijas, la entrega de combustibles, rutas y horarios para el transporte de pasajeros en la isla. Lo único negativo de esta “apertura”, es que la práctica del transporte de pasajeros por privados siguió existiendo a pesar de la derogación de las licencias. Conseguir un taxi en la Habana, es más difícil de lo que era conseguir un taxi en Moscú de los años setenta. De ahí que los encargados de custodiar el cumplimiento de la ley, cerraban ambos ojos cuando sorprendían a un privado transportando gente. Con el tiempo, conserjes hoteleros, guardias de seguridad de los clubes visitados por extranjeros y miembros de la policía de carreteras, participaban de las ganancias cerrando el tarro o llamando “pa” callao” a los transportitos privados, que nunca tuvieron problemas de conseguir los combustibles a precios muy inferiores a los que ahora les ofrece el estado. Cuba recibe hoy vehículos de China Popular, de Rusia y de otros países capitalistas europeos y asiáticos. Ello incluye locomotoras, buses, camiones y tractores, pero que de ningún modo cubren la demanda. En cuanto al combustible, se sabe que siempre ha servido de moneda de pago. El control de entrega de los combustibles es deficiente y estos se reparten a diestra y siniestra, sin apelar al efecto que deberían tener. Es suficiente que un chofer de autobús certifique un par de vueltas más en su vehículo para justificar el consumo. A la vuelta de la esquina lo vende en garrafas. Sí, como entonces en la Unión Soviética. En lugar de pararse en las colas para recibir los billetes estatales que autorizaban la compra en las pocas gasolinas de Moscú, era más fácil encontrar un compadre que trabajaba de chofer en el vehículo similar para abastecerse. Como el parque automotriz no era muy variado que digamos, era una tarea sencilla. El vendedor se abastecía, paralelamente, de dinero adicional, sin gastos de inversión ni riego algunos. Los estanques gasolineros estatales tenían, como ahora en Cuba, pérdidas en su trasporte, en mantenimiento  y en el trasvasije, cosa que aceptaban los controladores sin chistar, entreverados tambi챕n en el negocio. Reci챕n Fidel se quejaba en un art챠culo en el diario Gramma, que el consumo de combustible en Camaguey hab챠a bajado considerablemente, en circunstancias que los suministros se manten챠an estables. Donde quedaban o se perd챠an los excedentes ?. Una pregunta f찼cil de contestar estimado comandante. Se lo chorean simplemente. La situaci처n del transporte de pasajeros sigue siendo vejatorio y humillante. Para llevar a los trabajadores de madrugada a sus quehaceres, el estado pone toda la chatarra a disposici처n. Para el retorno a sus hogares, s찼lvense quien pueda. Recuerdan seguramente muchos de ustedes, lo que significaba el t챕rmino de labores en Mosc첬. A lo mejor un alcance al respecto. La situaci처n en Mosc첬 no ha cambiado sustancialmente, lo que parece ser un mal end챕mico. Para subirse al viejo metro, hay que ser especialista en lucha libre, de lo contrario te quedas abajo. La misma lucha tiene lugar en las calles cuando pretendes subirte a un bus o a una liebre. La conclusi처n parece sencilla para Cuba. No solo se heredan las virtudes de un sistema, sino que tambi챕n las taras. A veces potenciadas. Como estoy de vacaciones, aprovecho para leer y enterarme de las realidades del mundo y coment찼rselas brevemente. Aunque duela, son las realidades de los pueblos a los que estimamos y estamos agradecidos por su solidaridad. Un fuerte abrazo a todos, con la fraternidad de siempre.

Ren챕

Alemania, 09.07.2008.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.