jueves, 17 de julio de 2008

Nicolai II y su familia.

Queridos Lumumberos !

                                          Hace exactamente 90 años del dìa en que los Bolcheviques ejecutaron a la familia real del imperio Ruso. Los cuerpos fueron encontrados en las cercanìas de Ekaterinenburgo, enterrados apresuradamente en un terreno baldìo, pero que quedò gravado en la memoria de algunos de sus carceleros y enterradores. Después de una búsqueda de muchos años, se encontaron los restos mortales de Nicolàs II, de su esposa de origen Alemàn y de sus hijos Tatiana, Olga, Anastassia, Maria y de Alexei. Este ùltimo de apenas 13 años y hemofìlico. Nicolàs II tuvo que renunciar en Febrero de 1917 y enviado junto a los suyos a la ciudad Siberiana de Tobolsk, inmediatamente después de la insurrecciôn  en Petrogrado. Acompañaban a la familia real 4 lacayos, que fueron igualmente ultimados por orden de Vladimir Ilich Lenin junto a la familia del Zar, en el sòtano de un edificio de Ekateinenburgo, ante la proximidad de las tropas profesionales blancas, que amenazaban con desarticular la revoluciòn. Durante muchos años se ocultò el origen de la orden de exterminio, asì como tambièn los lugares donde fueron confinados los cadáveres. No fuè posible, sin embargo, borrar completamente de la memoria de los ejecutores de la orden los lugares de los “desaparecidos”. Muchos años màs tarde, un centenar de curiosos empezaron a investigar los lugares en donde presumiblemente se encontraban los cuerpos de los desafortunados. Los testigos oculares de entonces sembraron miles de pistas falsas, con el claro objetivo de mantener alejados a los caza fortunas de los lugares reales. Solo cuando se purificò el aire de los guardianes de la revoluciòn, empezaron  a cavar en los bosques de las inmediaciones, en busca de los diamantes que presuntamente se encontraban en las vestimentas de los miembros de la familia real. No se sabe a ciencia cierta quien se hizo la amèrica con las pertenencias de la familia del Zar, pero es legìtima la sospecha que fueron los triunfadores . Muy pocos comprendieron que si los diamantes habìan sido embolsados por los guardias rojos, los harapos de las vìctimas alcanzarìan sumas extraordinarias en el mercado de excentricidades. La mayorìa de los analistas de la historia contemporànea concuerdan que el asesinato de la familia del Zar fuè absolutamente inútil e incluso perjudicial para la revoluciòn. Por el silencio de los comisarios de aquel entonces, parece que fuè consenso tambièn de que se habìa tratado de un error mayùsculo. Luego de màs de setenta años del poder soviètico, cuando el edificio del socialismo empezò a inclinarse a favor de la derrota politica, empezò la bùsqueda de los restos mortales de la familia real. El resto es conocido por todo el mundo. Los Zares de Bulgaria, Rumania y de los Balcanes, tuvieron tiempo suficiente para empacar sus pertenencias y apretar cachete a occidente. Ocurriò solo esto en los ùltimos dias de la segunda guerra mundial. Lo peor que puede hacer un règimen que quiere e intenta perpetuarse en el poder, es mentirle a sus pueblos. Al final la realidad vuelve como un bumerang a la cabeza de los mentirosos y se transforma finalmente en una estaca que cercena sus ambiciones. Rusia es el ejemplo màs emblemàtico de esta aseveración. La historia de la URSS fuè transformada y muchas veces corregida, de acuerdo a los dictadores que llegaban y se quedaban hasta sus muertes en los puestos del poder absoluto. Hoy pasa algo similar. Nadie sabe a ciencia cierta cual es la verdadera historia de los pueblos que conformaban la Uniòn de Republicas Socialistas Sovièticas. Los oligarcas tienen de cabeza a los “historiadores” a sueldo modernos, en la búsqueda de acomodar la historia para justificar sus fechorìas actuales y asegurarse los futuros a lo que de lugar. La historia de nuestros paìses es naturalmente tambièn producto de acomodaciones de las clases dominantes. Las epopeyas y los hèroes son a veces la personificación de un circo monumental de monos. Pero volviendo a la familia del Zar, la prensa internacional le ha dado un revuelo que a lo mejor no se merece. De las miles de vìctimas de la dinastía de los Romanov en la Rusia Zarista no discute nadie. Total, se trata del perraje.  Tampoco se habla mucho de las v챙ctimas de Jos챔 Stalin. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

Ren챔

Alemania, 17.07.2008.-

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