sábado, 17 de enero de 2009

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Queridos revolucionarios de Canadá y de Buin !

                                                                                  Eso son un poco mis temores de volver definitivamente a la patria de Bernardo O”higgins, del “Tucho Caldera”, de la tía Carlina, de Jaime Guzmán, del Canaca de Nahueltoro y del guatón Contreras. En tres semanas de vacaciones, mientras se diluyen los vapores etílicos, te encuentras de nuevo con la pata en el avión y.., “te juiste mojón pol agua”.  No viste ni cresta ni cachaste ná de la tierra que te vio andar en cuatro patas por el barro, donde los pacos, amantes y respetuosos de la constitución y las leyes, te agarraban a chuletas y a combos cuando se te ocurría meterte en el bulto de los que protestaban por el aumento de las tarifas del transporte colectivo. Otra cosa es con guitarra !, querido Gato. Tu te estrellástes con las viejas costumbres de nuestro Chilito, con las viejas de mierda de provincia y con la extrema burocratización de una sociedad del primer mundo, una chiva también muy antigua. Teniendo en cuenta que el mundo empieza en la Patagonia, naturalmente. A partir de ahí somos los primeros y que jué !. Pero en Chile (léase Santiago), la cosa es diferente. Allí eres persona de importancia y siempre bien recibido. Porque sabiendo que vienes del extranjero, eres la víctima ideal de los “amigos” que quieren hacerte una gauchada ofreciéndote negocios de la puta madre. En donde saldrás con más billete del que trajiste cuando se te ocurrió volver a la tierra. En menos de una semana, obtendrás la ganancia de un Morgan, de Abramovich, de Putin o del medio litro con espuma de Medviedev. Y aquí está mi mano compadre !!, que es más segura que una escritura en Notaría. Y no solo los “amigos paleteados”, sino que a la estampida se suman hasta los parientes más cercanos. A un par de Lumumberos ya le pasó, por bolitrancas y por la codicia de querer pasar a la escuálida lista de los millonarios que viajan en helicópteros. Hacerse el buenas peras y viajar en micro, es lo único que puedo recomendarle a los viajeros. Me pasó varias veces que unos compadres me invitaron a almorzar, pero que a la hora de pagar la cuenta, les dieron unas ganas de ir a echar la corta del carájo y desaparecieron por más de media hora. Un viejo amigo, más comunista que Recabárren y que Lenin juntos, trataba de convencerme que las huestes del partido comunista de Rusia, se encontraban a punto de tomar nuevamente el poder en el país. Igual cosa de Cuba, que irradiaba los ejemplos que la derecha de todos los mundos trataba de ignorar y de desminuir (??). Ahora con Venezuela, la revolución latinoamericana era cosa de un par de años. La dependencia energética del imperialismo, la crisis financiera y el calentamiento global, eran las excavadoras de la tumba del capitalismo, pero esta vez para siempre. No solo viejas de mierda que se pasaron de pato a ganso, sino los políticos de izquierda que aún no terminan de mentirse los unos a los otros, sumergidos en el sueño de pasara ser dirigentes vitalicios de alguna dictadura, ordenan el despelote a la par como lo sueñan. Cuando se me ocurrió decir que estaba en contra de las herencias políticas y de poder, aludiendo a Cuba y a Corea del Norte, me dijo que ya había notado el deterioro de haber vivido en Alemania. Me adhiero a las recomendaciones de Marcos para financiar la revolución O”higginiana. Toma contacto con los compadres de la FARC, del MOP, de la INP, del frente patriótico Manuel Rodríguez, de los que desnacionalizaron el cobre, con Lavín y Piñiera, con los apernados de la concertación, secuestra una micro BUIN-PAINE, u otra iniciativa que se reduzca a billete largo. El fin justifica los medios mi querido Gato. Otra recomendación : sacude tus zapatos antes de entrar a tu casa, saca los chicles de las suelas, deja fuera las botellas y las latas de coca-cola que pateaste durante el trayecto hasta el banco y lávate las manos con creolina por si las moscas. Así y todo, me gustaría llegar nuevamente a la patria. Allí tenemos buenos compañeros Lumumberos, como la familia de Julián Alcayaga, por ejemplo. Las elecciones son las mismas de siempre. Los reclamos de la buena gente no las escucha el pueblo porque simplemente les falta el lobby y el billete para hacerlas públicas. En lugar de aplaudir a los que quieren ser vitalicios en otras latitudes, se gastan el tiempo y las energías para seguir en la pelea por un Chile diferente. Un fuerte abrazo, con la fraternidad de siempre.

René

Alemania, 17.01.2009.-

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