domingo, 18 de enero de 2004

Chávez del ocho

La columna de Jo Blue
Ch찼vez del ocho
domingo 18 de enero de 2004
 
 

Foto:Sebasti찼n Piel

V
arios chistes circulan en internet sobre Hugo Ch찼vez. Nadie le cree nada al pobrecito, todos piensan que ha hecho chanchuyos electorales para quedarse en el poder y otros tantos para desfalcar su pa챠s.
Por eso, uno de los chistes que m찼s circulan es acerca de c처mo le dicen en otros pa챠ses. Por ejemplo, en Alemania, se llamar챠a Otto von Frauden; en Arabia Saudita, Elim Postor; en China, Chan Chu Yo; en Corea del Norte, Chin Guen Guen Son; en Cuba, Silvio Panada; en Francia, Pierre D'Elvotto; en Grecia, Hurto Sinescroupoulos; en Holanda, T. Van Aestaffar; en Italia, Massimo Atraco; en Jap처n, Tekito Tuboto; en Libano, Mestafa Al-Botar; en Uganda, Amin Mewele Alomimo; en Panam찼, Many Puleo; en... Mejor no sigo.
En todo caso, no estoy inventando nada. Esto sali처 ya en la red, lo mismo que un sitio llamado el "Ch찼vez del ocho", creado en el sitio brasile챰o de O'Globo hace un tiempo y que un medio de restringida circulaci처n aqu챠 en Chile, llamado La Cl챠nica, creo, lo puso en su contraportada como se챰al de gran creatividad.

Yo no estoy de acuerdo en lo que se dice sobre Ch찼vez. Creo que el hombre es un excelente Presidente de Bolivia. Tiene todo el apoyo del pueblo y uno de los m찼s altos niveles de popularidad en el pa챠s altipl찼nico. El detalle es que es Presidente de Venezuela, pero 챕se es un pelo de la cola. Que lo odien en su propia naci처n me tiene sin cuidado.
Lo que pasa es que nadie es profeta en su tierra. A m챠 no me gusta que lo ataquen, me agota y punto. A첬n a costa de que me agredan, hablar챕 sobre lo mejor de Ch찼vez.
Por un lado, Hugo encarna el sue챰o bolivariano. Su idea de mezclar Bolivia con Chile no es descabellada. El tipo es un visionario y por envidia lo atacan. El ya lo dijo, ha seguido so챰ando y vio ahora en las playas a muchachos y muchachas bolivianos. Yo supe de buena fuente que cada d챠a el sue챰o se va agrandando m찼s y m찼s. Me enter챕 que lleg처 a oler las ricas sand챠as de Paine en medio de la arena, hasta sinti처 el sabor de las palmeritas de Algarrobo, comi처 con gusto los cocos confitados y se encandil처 con el pan de huevo. Supe que se ha visto a s챠 mismo revoloteando en el mar entre huiros insufribles, que se imagina buscando estrellas de mar, que se afana en c처mo sacar los choritos de las rocas, que lucha para capturar pulguitas de mar y que pelea con cuanto pel챠cano se le cruza en las caletas imaginarias de sus playas bolivianas.
Por el otro, confesar챕 que me gusta su talante americano. Es una mezcla de los mejores hombres de Am챕rica. Sus ojos me recuerdan a Fujimori y su sonrisa es indefinidamente parecida a la de Menem. Gracia tiene el hombre, si su cuerpo me evoca a Porcel. Y hasta algo de gringo posee: su talante me rememora a Cassius Clay, el mismo que hoy se llama Mohamed Ali y que en plena gloria se neg처 a ir a la guerra de Vietnam.
Y no lo digo por el color, ni siquiera por los rasgos, sino por el modo. De recordarlo, hasta se me acaban las ganas de defenderlo. Las excusas fueron un tanto baratas. En Monterrey asegur처 que se tuvo que comer un caramelo y que tuvo que pedir una taza de caf챕 para evitar contestarle a Lagos. Y al final, esper처 a que 챕ste volviera a Chile para darle con tutti en un mon처logo de 20 minutos ante la prensa.
Huguito al igual que Clay, al final de cuentas, no se atrevi처 a ir a la guerra.

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