jueves, 17 de agosto de 2006

El tren a Leningrado

Parece que el tren a Leningrado se las traia. Yo recordaba hace poco que Vika me despidio en la Leningradsky Vokzal el 69 cuando yo parti a Leningrado y comence una era de recuerdos que duro 37 a챰os, hasta el mes pasado.
Ahora Rene tambien suelta la pepa de sus recuerdos y aparece la bella chica de 17 moviendo su belleza de vagon en vagon.
Yo creo que todos los lumumberos y lumumberas guardan un recuerdo  en el baul de las confesiones secretas.
Les voy a contar algo, total ya he contado tanto de mis recuerdos personales; que mas da seguir empelotando el alma.
Varias personas, y entre ellas mi propia hermana, me decian a  raiz de la historia de Vika, que pensaban que las viejas historias  de amor mas vale dejarlas en el recuerdo porque en la realidad la gente envejece y si se encuentran se rompe toda la magia del recuerdo.
Despues de haber vivido la experiencia les digo: Quizas sea eso cierto en muchos casos, pero no lo fue en el mio. Viktoria tiene 57 años y se le notan. Yo tengo 60 y se me notan harto. Pero cuando nos encontramos despues de 37 años, lo menos que se nos ocurrio pensar fue en la edad de cada uno. La amistad, el cariño, el amor que existio esta ahi, no ha muerto. No tenemos el desgaste de una vida en pareja y retomamos la amistad como si nada hubiera pasado. Yo no les dire que se trata de un enamoramiento de los 17 años, pero si les digo que el amor, cuando existio realmente y fue mas alla del simple calentamiento de motores, se renueva de otras formas, se comparte lo que no se tuvo, se comunica lo que no pudo antes comunicarse.
Yo tambien creia que Garcia Marquez era exagerado y hacia uso desmedido del realismo magico cuando escribio esa antologia del amor humano en "El amor en tiempos del colera". Hoy no estoy tan seguro. Hay que vivir las experiencias para creerlas.
Por eso le digo al Huaso que lo felicito por su valentia de sacar sus pasiones antiguas al sol. Esos no son esqueletos en el closet, son los amores que alimentaron nuestra existencia. Y merecen salir a la luz. Quizas cuantas Viktorias quedaron en los recuerdos y esperan salir de la confesion de los valientes. Quizas cuantos Volodias o Seriozhas para alguna compañera lumumbera. Y no solo rusos, latinos, hindues, chipriotas, africanos, arabes. En la Lumumba los flechazos se producian no solo en el Metro y en los trenes a Leningrado; muchas veces los flechazos atravesaban abrigos de invierno hasta en la cola del stolovaya.
Bien Huaso Ronda! El mundo no se va terminar porque añoras un antiguo amor. Ojala muchos se atrevan a contar sus historias.
Como dice el cantautor Jose Larralde, hay que apurarse a contar porque total...."todos vamos p'al silencio".
 

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