domingo, 20 de agosto de 2006

Ignorancia o Provocacion

Honores, 징쩔a qui챕n?!
La Naci처n, Domingo 20 de Agosto de 2006

…No sea cosa de que cuando el caballero finalmente muera, tengamos de un lado a un destacamento castrense vestido de gala y por otro a una muchedumbre volcada a las calles bailando como si se hubiese restaurado el carnaval.…

Rafael Cavada

El 30 de septiembre de 2004, el Ej챕rcito de Chile rindi처 por primera vez los honores militares al general y ex comandante en jefe de la instituci처n Carlos Prats, asesinado 30 a챰os antes en Buenos Aires en un atentado terrorista junto a su esposa, Sof챠a Cuthbert. La bomba que hizo estallar el auto donde iban ambos fue colocada por agentes de la Direcci처n de Inteligencia Nacional, organismo que depend챠a de Manuel Contreras y, por tanto, de su superior directo, el general Augusto Pinochet.

Y ahora, resulta que el general Óscar Izurieta postula que corresponde rendir honores militares al general Pinochet cuando éste fallezca. Pasemos por alto la discusión de si es conveniente o no que Izurieta se pronuncie sobre el tema antes de que lo haga el poder político. Evidentemente, el solemne tirón de orejas que le dio la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, zanjó el asunto. Parece evidente que el comandante en jefe no ha salido a terreno últimamente y no ha visto lo inusual que resulta ver a un militar de alta graduación sosteniendo la cartera de la ministra mientras ésta pasa revista a las tropas. Pero mucho más extraño resulta ver a un general olvidándose de su subordinación y arrancándose por los tarros. Y no creo que sea porque Izurieta se quiera escapar con los tarros. Simplemente no ha entendido bien los cambios que se han producido en los últimos años, en los últimos quince años.

Ya no resulta eso de decir “nosotros nos mandamos solos”, ni de andar haciendo boinazos ni ejercicios de enlace truchos para presionar al Gobierno y que se termine una investigación por fraude, por meter las manos. El ex comandante en jefe es hoy un señor acusado en numerosas causas de asesinatos, torturas y violaciones de los derechos humanos. Y además todavía no logra explicarnos de dónde sacó esos 27 millones de dólares que lo acercan más a la figura de un dictador africano que a la impronta de los padres de la patria.

La proposici처n no fue respaldada ni siquiera por los traidores que hace diez a챰os iban a soplarle las velitas de cumplea챰os y que hoy le dan la espalda. Y es que ellos s챠 se han dado cuenta de que las cosas han cambiado. Ahora ya no se puede arg체ir, por ejemplo, que eso es lo que corresponde hacer por protocolo. El protocolo es forma y la decisi처n de a qui챕n se honra es fondo. Y el fondo lo deciden aquellos que han sido elegidos por la manga de picantes que cada cuatro a챰os vamos a votar a las urnas. Y si hace dos a챰os se decidi처 rendirle honores al general Prats, fue porque se le deb챠an. Porque la falta del hombre fue obedecer la Constituci처n y, llegado el caso, renunciar. No est찼 de m찼s recordar que su sucesor y recomendado derroc처 al Gobierno 19 d챠as despu챕s.

A Pinochet a첬n se le debe. Pero se le debe una larga lista de juicios que 챕l se ha encargado de evadir a punta de maniobras poco heroicas.

Mientras eso no suceda, decir que hay que rendirle honores equivale a menospreciar a la justicia, a las v챠ctimas y al sentimiento de justicia que una naci처n necesita para converger en un proyecto de futuro. Por otra parte, y ya que esto del plebiscito para terminar con el binominal ha puesto de moda aquello de la voluntad popular por sobre las decisiones de la almidonada clase pol챠tica, habr챠a que ver qu챕 opina la civilidad sobre el temita.

No sea cosa de que despu챕s, cuando el caballero finalmente muera, tengamos de un lado a un destacamento castrense vestido de gala y por otro a una muchedumbre volcada a las calles bailando como si se hubiese restaurado el carnaval. Los civiles tienen mil maneras curiosas de tomarse venganza o, al menos, de emparejar las cuentas.

Conozco a m찼s de uno que tiene guardadas un par de botellas de Carretillero del Diablo, un mosto espeso cuya etiqueta muestra al ex dictador en una carretilla rumbo a su 첬ltima morada. Y no les puedo reprochar nada. A fin de cuentas, yo no estuve preso en Pisagua ni vi c처mo se llevaban a mis compa챰eros de celda para un juicio del que salieron directo a un pared처n de fusilamiento, cuando no a un infame asesinato disfrazado de ley de fuga o de liberaci처n. Y cuando la propuesta es rendirle honores al hombre que comandaba a los asesinos, francamente me parece una desverg체enza. Me pregunto qu챕 habr챠a pensado el general Carlos Prats de la propuesta del general Izurieta. LND

 
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