viernes, 4 de agosto de 2006

La historia de Marcos Medalla.

Queridos Lumumberos !
                                             Los hombres no lloran !, escuchaba de mi padre en tiempos remotos. Eso está más para las mujeres que conocen en plenitud la vida en sus momentos amargos y dulces. Pero no solo Tatiana lloraba al leer el relato de Marcos, sino que tambien entendió que no había forma de detener el torrente de emociones de los lejanos dias de nuestra juventud. Me miraba de reojo, pero con cierto orgullo de que parmanecieramos unidos incluso en los momentos de pesos descomunales en la vida de nuestros hermanos Lumumberos. Parece una novela, pero es más que una novela. Es la vida misma, desnuda y tierna. Con los sinsabores normales de tiempos oscuros, de personajes siniestros, de voluntades cautivas, pero al mismo tiempo de valentías insospechadas. De solidaridad real, con los peligros de saber de bestias hambrientas, de venganzas , de emboscadas, de certidumbres potenciadas por los crímenes arteros y cobardes en toques de queda. Marcos, recién empiezo a conocerte, viejo perro, silencioso y cauto. Convertido en piedra y en acero, en silencios y esperanzas. Cuantos relatos se han quedado en el tintero para no maltratar nuestras almas. Los rugidos de ira frente al mar de Valparaíso los convirtió en susurro la tormenta, pero para que recorrieran el planeta y llegaran al oido receptivo de las gentes que necesitan que se estremezca su alma, para saber y entender el mundo en que vivimos. Oleg y Victoria no olvidan porque es imposible olvidar. La gente habla de los amores olvidados, cuando en realidad solo se trata de la clemencia del tiempo para mitigar los dolores. No existe olvido, ni para Oleg, ni para Victoria, tampoco para la familia de Marcos Medalla ni para el mismo. Tampoco para nosotros que somos parte de ese relato, ni para los televidentes de Zhdi meniá. Gracias Marcos por compartirla con nosotros. Quedamos echo pebre, pero felices de conocer la parte humana de Marcos Medalla. Camarada y amigo. Un fuerte abrazo.
Ren챕
Alemania, 04.08.2006.-

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