Queridos todos: hoy amanecà más vieja y medio cruda (asà le dicen los mexicanos a la caña mala) después de una pachanguita por mis sesenta. Leà el mensaje de René y coincido con él en todo. El DÃa de la Raza efectivamente nos lo enseñaron de manera tergiversada en la primaria. Jamás nos hablaron de los pueblos originarios ni del exterminio perpetrado por los invasores. La historia oficial nada tiene que ver con la real. Y lo peor es que asà se sigue escribiendo.Vivo en un paÃs que es ejemplo claro de la historia escrita a modo conveniente. Lo peor de México es su clase polÃtica. Pero quiero contarles que aquà no existe ninguna avenida que se llame Hernán Cortés ni hay monumentos al conquistador, ni plazas Pedros de Valdivia ni Franciscos Pizarro como en nuestras ciudades. Por algo será. La violencia de la Conquista, el "estilo" y las formas de los españoles para imponer su occidental civilización fue tan brutal que aún pesa. Los indÃgenas fueron marginados de lo que era su mundo, y esa marginación,degraciadamente y a más de quinientos años de haber sido conquistadas, permanece en las comunidades indÃgenas de este paÃs.Y creo que del continente.
La historia oficial se compone en el camino. Por ejemplo, aquà la etapa colonial es mirada en menos respecto de otras como la Revolución Mexicana o la Independencia; se la ve como una etapa de cautiverio de la nación mexicana. Pese a que duró trescientos años y haber aportado elementos tan decisivos como el idioma, la religión y la cultura. Es decir, pese a que en la etapa colonial se haya gestado la nación mexicana.
En fin, lo que querÃa decirles en realidad es que el mensaje de René me llenó de nostalgia. Nostalgia de la escuela primaria y de algunos magnificos maestros que tuvimos la suerte de tener los que bordeamos los sesenta. Aquellos que al dar una clase se sacaban su corazón y lo entregaban completito. Recuerdo a muchos, felizmente. Mis profesores de historia y biologÃa del Liceo Manuel de Salas; la de literatura del Liceo 11 y a muchos del Liceo de Niñas de Temuco y me siento agradecida por haberlos tenido.
El valor de educar se ha ido perdiendo. La educación de hoy es light. Cuando los valores fundamentales son el dinero y el poder ¿para qué estudiar, aprender o enseñar cosas? Ya no es importante, pasó a la historia.
Saludos. Consuelo Mu챰oz.
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