martes, 14 de diciembre de 2004

La historia se repite !

Queridos Lumumberos !
                                     Uno de los capítulos más tenebrosos de la historia de la republica federal Alemana, es el rol y complicidad del poder judicial, con el tercer Reich de Adolfo Hitler. La corte suprema de entonces, no solo guardó silencio ante los crímenes, sino que participó directamente en ellos, haciendo valer el dercho de una raza superior, aniquilando a las minorías étnicas y religiosas, en campos de exterminio masivo. Cuando las fuerzas aliadas tomaron definitivamente el control del pais desvastado pór la guerra, se empezó con el restablecimiento de las instituciones de estado para evitar el colápso definitivo de la nación germana. En la zona soviética fueron depuestos los miembros de la corte suprema, acusados de crímenes comprobados, sentenciados y muchos de ellos pasados por las armas. En las zonas americana, francesa y británica, la mayoría fueron restituídos en sus puestos, con el pretexto de que administraron substancialmente el derecho imperante en esos tiempos. Que no era posible declarar ilegal después de la guerra, lo que en su tiempo era legal. De una plumada decretaron que la nueva legalidad se encargaría de analizar y de enjuiciar a los miembros de la corte suprema durante el fascismo y de castigarlos debidamente, una vez se comprobaran sus "desaciertos". En otras palabras, dejaron al chivo custodiando las lechugas. La nueva legalidad de la republica federal NUNCA inició juicio alguno contra miembros del antiguo poder judicial, ni de su cabeza, la corte suprema de justicia. Los intentos de personas y organizaciones por llevarlos a los tribunales, se vieron frenados con el mismo argumento : no se puede declarar ilegal, lo que era legal en otros tiempos. Aunque aquí se trate de crimenes horrendos en contra de la humanidad. En solamente dos casos se inició un juicio contra jueces, que mantenían en sus casas muchachitas secuestradas de los territorios ocupados, violadas y esclavizadas en labores domésticas. Se dijo que fué una manera de salvarles la vida y fueron declarados inocentes . La mayoría de los magistrados que no fueron restituídos en sus antiguos cargos, pasaron a ser personalidades políticas en la vida civil. Uno de ellos que alcanzó triste celebridad, fué Filbinger, gobernante por muchos años de uno de los estados federales. Se le comprobaron varias ejecuciones sumarias, después que los aliados tomaran el control del pais, por traición a la patria : los ejecutados fueron jóvenes de entre 14 y 19 años, desertores del ejército fascista, cansados de la muerte y de la guerra . Renunció a su cargo bajo las presión ciudadana, pero recibe del estado Alemán, una suculenta pensión por los servicios a la patria. Salió libre de polvo y paja.  Que pasa con nuestro poder judicial y con su cabeza, la corte suprema de justicia ??. Ni siquera un mea culpa !!. Son una de las tantas taras de la democrácia, diría yo. El poder judicial chileno vió galopar por nuestra patria la injusticia, los asesinatos, la tortura,  y la humillación, haciendo la vista gorda y escudándose en la autonomía de uno de los tres poderes del estado. Los esfuerzos de nuestros gobernantes por reestablecer en parte la justicia son evidentes y notorios, aún cuando existen fuerzas intransigentes de oposición que practicamente lo acusan de complicidad, de buscar el borrón y cuenta nueva y de tratar de enterrar definitivamente el pasado fascista, para continuar con tranquilidad la política económica heredada de la dictadura. Uno de los más recientes acontecimientos es el enjuiciamiento y detención domiciliaria de Augusto Pinochet. Esto último obligó a Lautaro Carmona a reconocer que se trata de un gran "avance" en el esclarecimiento de los crímenes del fascismo chileno. Menos mal Lautaro hombriiii !, es lo menos que se le puede pedir a un dirigente que se dice responsable. Somos un estado de derecho y ello nos obliga a respetar ciertas normas. No es posible, lamentablemente, agarrar a los desalmados de la corte suprema que le llevaron las de abajo al fascismo chileno, juzgarlos en algún galpón y colgarlos del pescuezo por su complicidad en los crímenes de la dictadura. Con estas normas estamos obligados a vivir, si queremos seguir por la senda de ordenamiento ciudadano y de sus instituciones. Al gobierno del presidente Ricardo Lagos se le puede criticar de todo, de acuerdo a las normas democráticas, más nunca de complicidad, como suele ocurrir en algunos tabloides de la oposición de izquierda. Los verdaderos adversarios en esto de esclarecer los crímenes en los años de dictadura son otros. La derecha de nuestra patria que ahora guarda silencio y sus ayudantes en el poder judicial. Contra ellos, por favor los dardos, no contra un presidente que también fué encarcelado por su postura democrática. De cualquier manera tiene lugar en nuestra patria el juicio moral de estos señores de corbata y de túnica escarlata. A ellos la historia no los obsolverá. Un abrayo de OSO para todos, con la fraternidad de costumbre.
Ren챕
Alemania, 14.12.2004.- 

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