lunes, 20 de diciembre de 2004

Libre pensamiento

Amigos lectores,

Hace unos d챠as Marcos  escrib챠a se챰alando la dificultad que cualquier esp챠a tendr챠a para determinar la l챠nea y tendencia de El Purgante como pagina o medio de comunicaci처n ya que nuestras opiniones, var챠an de un tema a otro y ello dificulta poder establecer nuestra posici처n con exactitud.

Y destacaba nuestro querido Marcos que:  “la verdadera razón por la cual cualquier espía quedaría descolocado y turulato al tratar de desentrañar nuestra real militancia, no es que cambiemos de opinión de un tema a otro, sino de la absoluta libertad e independencia con que podemos opinar. Esa es la esencia ultima y verdadera de nuestra pagina. Las personas que escribimos constantemente en El Purgante, no respondemos ni obedecemos a ningún Partido; no hay ningún secretario político que nos llame la atención por las convicciones que expresamos; ninguna comisión de control y cuadros nos llama al orden si emitimos una opinión contraria a alguna cúpula cerrada, misteriosa y que a su vez responda a algún Comité central que se encuentre a miles de kilómetros. Tampoco hay sacerdotes jesuitas ni miembros del Opus Dei que nos dicten homilías, ni menos pastores evangélicos al modo Bush o sectas mafiosas que nos digan a quien defender y a quien atacar. La libertad de las ideas, la absoluta, incuestionable libertad de poder decir lo que pensamos es, en definitiva, la línea política y moral de nuestra pagina purgantosa.”

Por todo ello, conclu챠a Marcos, que quiz찼s El Purgante sea el sue챰o dorado de quien piensa en la libertad de expresi처n. Ni siquiera tenemos el obst찼culo del due챰o del medio, que habitualmente preside los consejos de redacci처n y pone la pata encima de los librepensadores.

El libre pensamiento viene surgiendo desde la antig체edad, por veces debilit찼ndose, pero siempre resurgiendo en la sociedad.

Por veces sucumbe a las tentaciones totalitarias fundamentalistas como el comunismo o el fascismo. Pero siempre renace, cada vez mas fuerte una vez que estas utop챠as se desvanecen y siempre ir찼 a renacer por ser el 첬nico conjunto de ideas compatible con la esencia y dignidad del ser humano.

Ser un libre pensador es saber no identificarse ni con la izquierda ni la derecha ya que por un lado, la derecha es conservadora, est찼tica y aferrada a sus privilegios y por el otro, la izquierda defiende un Estado omnipresente, que comanda y somete a la sociedad dictando las reglas de convivencia humana.

Un libre pensador no puede ser de derecha porque no teme la innovaci처n y el progreso y abomina los privilegios, y al mismo tiempo rechaza a la izquierda, por que entendemos que los derechos de los individuos est찼n por encima de las imposiciones del Estado.

Pero como no me gusta que me califiquen de no ser ni chicha ni “limoná”, trataré de resumir aquí, en forma muy exigua, algunos lineamientos generales que rigen mi visión acerca del libre pensamiento y se manifiestan en mis intervenciones en nuestra colectividad Lumumbina:

        Ser un libre pensador es, sobretodo, jam찼s temer la libertad; es creer en el hombre, es saber que en el interior de cada ser humano existe un gran potencial a la espera de ser despertado.

        Es apostar en el individuo, creer en su capacidad de por si mismo, reformar el mundo, mejor찼ndolo, no solo para si, mas tambi챕n para sus semejantes y generaciones venideras.

        Ser libre pensador es  comprender que los derechos de cada individuo no son concedidos espont찼neamente por  la sociedad ni otorgaュdos automテ。ticamente por el Estado, sino que deben ser una conquista permanente a travテゥs de la educaciテウn y difusiテウn de los logros sociales que ocurren en el mundo, denunciando cualquier atentado en contra de las libertades y avances conquistados.

        Ser libre pensador es entender que la real libertad no es apenas la libertad pol챠tica sino que, para que esta se torne plena, debe estar acompa챰ada de la libertad econ처mica.

        Es saber que solamente por la libre opci처n de los consumidores, como por la libre concurrencia entre los productores, es que se consigue el verdadero progreso, logrado con productos y servicios cada vez mejores, ofrecidos a precios cada vez mas bajos.

        Es respetar los ciudadanos en su derecho de propiedad de todos los bienes que honestamente hayan logrado.

        Es proteger la propiedad de cada uno de la sa챰a de todos y la propiedad de todos, de la sa챰a de cada uno.

        Es comprender que la solidaridad ser찼 siempre inocua, en cuanto se haga por los otros lo que ellos pueden hacer por si mismos.

        Es auxiliar a los mas d챕biles, socorrer los afligidos, sin jam찼s perder de vista que solo se da una ayuda efectiva cuando les ayudamos a ayudarse por si mismos.

        Es defender intransigentemente la igualdad, pero jam찼s como la padronizaci처n de las costumbres o el nivelamiento de las rentas.

        Es saber que la verdadera igualdad es, eso si, la igualdad de oportunidades y esta solo se consigue por el acceso garantido a todos, sin discriminaciones, a servicios eficientes de educaci처n, salud, seguro y justicia.

        Ser un libre pensador no es pregonar el fin del Estado, ni siquiera debilitarlo, mas por el contrario, es defender que este sea fuerte y eficaz, concentrado en sus funciones b찼sicas que garantan que el hombre se torne un ciudadano preparado y capacitado a desarrollarse en todo su potencial.

La lista puede prolongarse infinitamente resultando en una gran lata, como dice mi querido huaso Ronda, así que por ahora la dejamos por aquí “nomá” con un gran abrazo a todos!

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